“La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra”.<br>
<br>Miguel de Cervantes, 'Don Quijote de la Mancha'
Lo que preocupa sobre todas las cosas al presidente Andrés Manuel López Obrador es el tema electoral, tan es así, que gobierna, como ya se ha dicho hasta el cansancio, como si aun fuera candidato.
Así, al igual que el Quijote de la Mancha peleó contra los molinos de viento, AMLO lo hace contra sus imaginarios rivales mientras evade la realidad y se encapsula en su propio mundo.
Olvida en todo momento que tiene un compromiso y la responsabilidad de asumir el cargo para el cual fue electo: el de presidente de la República, posición que, desde el primero de diciembre de 2018 hasta la fecha, está acéfala.
Desde que se encuentra al frente del poder ejecutivo, el compañero presidente insiste en imponer una agenda a través de sus mañaneras, pero se trata de una agenda electoral y de fantasías que no corresponde a la realidad y la utiliza para evadir los problemas que afronta la nación.
Sus temas “escudo” como el combate al huachicol, la venta, luego rifa y otra vez venta del avión presidencial; el supuesto combate a la corrupción con casos como el de Emilio Lozoya a quien liberó de la cárcel de España y lo trajo de regreso a México para que finalmente gozara de su libertad, o el caso de Genaro García Luna, que aunque es procesado en una corte de Nueva York, AMLO ya lo juzgó y lo sentenció una y 20 veces, a pesar de que aún no sale nada de ese juicio.
En lo que va de su mandato ha dado prioridad a sus obsesiones en materia de energía, canceló la transición energética y la creación de energías limpias incumpliendo con ello acuerdos previamente contraídos como la COP de Paris o en tratados como el T-MEC y el de la Comunidad Europea y prefirió continuar con el proyecto de una refinería que se inunda y que no servirá por falta de mercado, además canceló el NAIM sin medir los daños en la economía nacional. Otro tema es el de la inseguridad que afecta al país, lamentablemente mucho más que en las administraciones pasadas y qué decir de la “estrategia” para afrontar la pandemia de Covid-19 donde, cual iluso Quijote, reta al virus al no usar tapaboca.
Sus fantasías cuestan
Literalmente “desentierra” muertos para evadir sus responsabilidades y destina grandes cantidades de dinero para temas como el de la mina de Pasta de Conchos o los estudiantes de Ayotzinapa, sin embargo, olvida que en su guerra al Huachicol se registraron, solo en Tlahuelilpan, Hidalgo, más de 160 muertos.
Aunque la Corte le “enmendó la plana” insiste en una consulta para que el pueblo opine si se juzga o no a los expresidentes del periodo neoliberal, a pesar de que no se requiere una consulta para enjuiciarlos; si hay delito que perseguir es su responsabilidad hacer las denuncias correspondientes ante las autoridades competentes.
Como en churro cinematográfico de Epigmenio Ibarra, ahora el camarada presidente, en su mundo de ilusiones, se enfrenta a un nuevo enemigo, el de la Colonia y son sus molinos de viento, Cristóbal Colón, Hernán Cortés y la Iglesia Católica —con eso de que él es evangélico— y exige que España y el Papa pidan perdón por la Conquista, retira la emblemática estatua de Colón ubicada en Paseo de la Reforma y pretende que Austria devuelva el Penacho de Moctezuma.
El imaginario de Andrés
Está tan fuera de la realidad y su egocentrismo es tal, que en la mañanera del 13 de octubre, entre las pocas notas que dan certeza, se presentaron el canciller Marcelo Ebrard y la subsecretaria de Asuntos Multilaterales Martha Delgado para informar los avances encaminados a que México tenga la vacuna del covid-19 en conjunto con los laboratorios con los que se alcanzó el acuerdo, cuando el compañero presidente vuelve a salir en su homilía a despotricar en contra los laboratorios y calificarlos de corruptos. ¿Entonces?
AMLO ve en cada opositor e incluso, en cada colaborador que le roba la atención o en cada medio que publica algo contrario a su fantasiosa visión, a un molino de viento con quien piensa “hacer batalla” para dar paso a su imaginario régimen.