Las marchas y manifestaciones de los jóvenes de hoy, ¿son un auténtico caso de fanatismo político?

 

¿Realmente están los jóvenes tomando en sus manos el destino de nuestro país? …y de ser esto cierto, ¿hacia dónde nos llevan…?

 

Justo cuando todo parecía marchar a pedir de boca para Enrique Peña Nieto, fuimos sorprendidos por el capítulo electoral que iniciaron los estudiantes de la IBERO.

 

Este hecho, parece haber despertado al resto de los jóvenes universitarios y, como en un efecto “dominó”, se desataron eventos encaminados a destruir a una persona: el candidato del PRI. A partir de entonces, comenzaron a alzar su voz los estudiantes del resto de las universidades del país, hasta el punto que hoy somos testigos de una especie de concurso macabro de marchas y manifestaciones, para demostrar cuál es la más ingeniosa, humillante e innovadora.

 

A simple vista, puede pensarse que se trata de grupos fanáticos integrados en su mayoría por jóvenes que están hartos de tantas injusticias, vejaciones, robos y calamidades cometidas por el PRI… y es aquí precisamente donde debemos detenernos y pensar: …si son jóvenes, ¿por qué están hartos? ¿Por qué? …ellos no vivieron los gobiernos priistas que se supone odian; ellos no sufrieron las devaluaciones; ni lloraron el 68; ni padecieron el 94; y no lo hicieron así  ¡sencillamente porque en esos ayeres o no existían o andaban en pañales!

 

Así las cosas, si meditamos un poco en el asunto resultará evidente que detrás de todos estos jóvenes que gritan por aquí y por allá, se encuentra un autor intelectual que no tiene el menor de los escrúpulos en utilizarlos como armas en defensa de sus intereses; luego, los jóvenes no son los fanáticos, los jóvenes sólo siguen las instrucciones de un guía maquiavélico, pero… ¿quién es este guía? ¿Se trata de una persona? ¿Es un grupo de poder?

 

En materia política esta será la interrogante del siglo y probablemente, como suele suceder en México, nunca sepamos a ciencia cierta su respuesta; no obstante, busquémosla en las actitudes que han tenido los candidatos frente a los acontecimientos.

 

Desde luego Peña Nieto es el agraviado, de modo que dejémoslo en paz por esta ocasión, pero notemos que, ante la indolencia de los estudiantes de la IBERO, el candidato no perdió la compostura y por el contrario, él y su partido aprovecharon la oportunidad para incluir a grupos disidentes en su propuesta; por otra parte, en relación a los reclamos de “Atenco”, asumió toda la responsabilidad, dejando claro que frente a un desorden que pone en peligro la seguridad pública, la autoridad está obligada a actuar con determinación y firmeza, evitando levantamientos de mayores dimensiones que terminen con la paz social.

 

Por su parte, Josefina Vázquez Mota se acerca a los jóvenes y dialoga con ellos, encarando el problema; en tanto que AMLO llora románticamente para darle un tinte dramático a la situación… Pensemos por un momento en una cumbre internacional, en la que nuestro presidente rompa a llorar como niño… ¡Qué vergüenza! La última vez que vimos llorando a un político nos fue terriblemente mal.

 

¿Es alguno de estos dos candidatos el autor intelectual que utiliza  a los jóvenes como armas para defender sus intereses?

 

Probablemente estos jóvenes se indignarán cuando se les diga que no son más que armas humanas en manos de verdaderos fanáticos; pero en un ejercicio de honestidad, aceptemos que México no se caracteriza por tener una juventud educada y preparada intelectualmente como para organizar todos estos desmanes; de ser así, estaríamos en un país como Alemania o Inglaterra …pero no; vivimos en México y nuestros jóvenes están siendo utilizados y  manipulados descaradamente por un grupo de fanáticos obsesionados con la idea de tener la silla presidencial de su lado… ¿alguien lo duda? …el tiempo desgraciadamente me dará la razón.