En una página de internet chilena relacionada con etimologías, leí lo siguiente sobre la palabra extradir que, por lo visto, es lo mismo que extraditar:

“El verbo extradir es un neologismo copiado del francés extrader. Significa, extraditar, o sea, entregar a un refugiado en un país a otro que lo reclama. La palabra francesa deriva de extradition (extradición) compuesta con los siguientes lexemas latinos:

“√ El prefijo ex (hacia fuera) como en excluir, expulsar y extraer. Este prefijo se asocia con la raíz indoeuropea *eghs, presente en el prefijo griego ek-/ex, que dio eclipse, ecléctico y el adverbio ἐξω- (exo- = fuera, exterior) en griego y de donde tenemos las palabras exogamia, exotérmico y exótico.

“√ El verbo tradere (transmitir, entregar), que nos dio tradición y traición. Este verbo es vinculado con la raíz *do (dar) que nos dio las palabras mandar, donar y perdón.

“√El sufijo –tio (-ción) que significa acción y efecto, como en conspiración, globalización y ubicación.

“Pues bien, en el Diccionario de la lengua española cuando se habla de la expresión extradir, esto es, extraditar, se hace con un sentido de urgencia –tal vez los académicos pensaban en El Chapo Guzmán– al afirmar que “el jefe mafioso detenido ayer ha sido extradido inmediatamente a su país”.

Urge extradir, extraditar o simplemente mandar ya a Estados Unidos o a la ch –o a donde quiera que lo acepten– a don Joaquín El Chapo Guzmán y que allá lejos se las arregle como pueda.

Esperar hasta mañana para hacerlo puede echar a perder el extraordinario trabajo que ya realizó el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto al haber recapturado, en Sinaloa, el famosísimo capo de las drogas.

Y es que, si nos tardamos en mandar a El Chapo a Laredo, McAllen o Nueva York se va a volver a escapar. Al delincuente le sobran recursos para eso y para más. Así, de plano.