¿Qué significa “tándem”? Según el Diccionario de la lengua española lo siguiente:

1.- “Bicicleta para dos personas, que se sientan una tras otra, provista de pedales para ambos”.

2.- “Tiro, generalmente en coche de dos ruedas, de una caballería entre las limoneras y delante otra con los tirantes enganchados a las puntas de ellas”.

3.- “Conjunto de dos personas que tienen una actividad común, o que colaboran en algo”.

4.- “Conjunto de dos elementos que se complementan”.

La revista Proceso y el sitio de internet de Carmen Aristegui hacen equipo, lo que me parece muy bien.

Es normal que el semanario dirigido por Rafael Rodríguez Castañeda y AristeguiNoticias hagan periodismo en tándem.

Les gusta pedalear la misma bicicleta con dos asientos y cuatro pedales. Perfecto, lo hacen de maravilla. Pero...

El tándem lo  han hecho este martes con la obvia intención de dañar la reputación de Luis Videgaray.

Lo de menos es que pretendan desprestigiar al secretario de Hacienda. Ese es un derecho periodístico que debe respetarse.

El problema, que es ético, radica en la fecha que eligieron para hacerlo –¡estamos a poco más de 10 días de 12 elecciones de gobernador o gobernadora!– y, sobre todo, que la nota contra Videgaray esté  basada en el testimonio de alguien que podría ser acusado de extorsión.

La primera en pedalear en la bicicleta tándem fue Aristegui y, después, los editores de Proceso se pusieron en marcha.

Esto es lo que han dado a conocer las citadas publicaciones::

√ “La empresa Infraiber, a través de su abogado Paulo Díez Gargari, solicitó al secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, que renuncie para que se le investigue por la compra de su casa en Malinalco al Grupo Higa, a un precio preferente”.

√ En una carta del 16 de mayo, Díez Gargari –que además de abogado es socio de Infraiber– “afirmó que al realizar la compraventa de la casa, Videgaray incurrió en actos que pueden ser constitutivos del delito de lavado de dinero”.

¿Aporta pruebas el representante de Infraiber? Ninguna, solo repite notas de prensa viejas –y suficientemente aclaradas por Videgaray– que de ninguna manera pueden ser tomadas en serio.

El refrito no vale ni como periodismo aficionado. En su momento fue una buena nota, y hasta ahí. Por lo tanto, la carta del representante de Infraiber nada representa.

¿Por qué, entonces, el tándem Aristegui-Proceso le da tanto vuelo? Por simple obsesión, esa que lleva al periodista que se considera absolutamente  crítico a buscar escándalos en cualquier cosa, aunque no haya material para ello.

Lo delicado del asunto no es la manía periodística de pretender que en todo hay un Watergate, sino que se le haga el juego a alguien que no parece estar actuando correctamente.

Veamos las cosas como son:

1.- Paulo Díez Gargari se presenta solo como abogado de Infraiber, lo que es un engaño. Como se dijo, además de abogado es socio de la empresa.

2.- Infraiber obtuvo sin licitación un contrato por 4 millones de pesos 90 días después de constituida la empresa.

3.- Díez Gargari es socio de la empresa Viabilis que, a su vez, es socia de ICA en la autopista Rio de los Remedios-Ecatepec, lo que lo hacía juez y parte en el conteo del aforo vehicular que le dieron a Infraiber en el Estado de México.

3.- Hay sospechas –como la copia de un cheque– de que Díez Gargari y uno de sus socios sobornaron al abogado de SCT, Gerardo Sanchez Henkel, en tiempos de Calderon para que les concediera la concesión del tren La Bestia.

4.- Actualmente vive en la casa que le compró a Pedro Aspe en San Ángel, lo que significa que Díez tiene relaciones de primer nivel y recursos amplios.

5.- Se ha comentado que Díez Gargari organizó el "carrusel financiero" para evadir el pago de impuestos de los dineros que recibieron de ICA para que se asociaran él y Pedro Topete con la propia ICA.

6.- El socio de Infraiber puede estar cometiendo delitos al informar incorrectamente al mercado financiero.

En resumidas cuentas, la carta de Pablo Díez Gargari es absolutamente visceral y no tiene justificación: es demencial, un vulgar chantaje de alguien desesperado que se sabe en un callejón sin salida.