“Era una pareja plástica de esas que veo por ahí

Él pensando solo en dinero

Ella en la boda en París

Aparentando lo que no son

Viviendo en un mundo de pura ilusión

Diciendo a su hijo de cinco años

No juegues con niños de color extraño

Ahogados en deudas para mantener

Su estatus social de boda y cóctel”.

“Plástico”. Rubén Blades.

El viejo término “whitexican” se convirtió en “trending topic”, cuando la comunicadora y activista Estefanía Veloz, le dijo a BaksLive que deberían suspenderle su cuenta de Twitter, por whitexican (ya que ésta persona ironizó una foto donde ella aparece con el académico y editorialista Gibrán Ramírez Reyes, quien es un joven moreno).

Ahorita, Estefanía está en “el ojo del huracán” por recomendar abortos caseros con Misoprostol, pero eso es harina blanca en otro costal de azúcar morena. Aquí el asunto es que, a partir de la primera polémica, se reavivó el debate sobre la existencia de un “racismo a la inversa”.

El cineasta Michel Franco, creador de la cinta “Nuevo Orden”, tiene el defecto de hablar demasiado, pues un auténtico artista deja que las imágenes de su obra hablen por sí solas; pero al parecer, Franco tiene que decir cosas (normalmente contraproducentes). Actualmente se dice decepcionado porque “Nuevo Orden” no fue seleccionada para representar a México en los Óscares (se vio igual de patético y ridículo que Eugenio Derbez, quien se quejara de lo mismo porque no seleccionaron “No se aceptan devoluciones”), con esto, Franco revela que el jurado de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinemátográficas, está compuesta por puros pendejos que no aprecian su sensibilidad, y que él está por encima de ellos (¿complejo de superioridad? Sabe).

Luego, dijo que whitexican es una palabra racista (a propósito de la polémica generada por su película, que muestra una posible revuelta de clases bajas y morenas que atacan a la población adinerada y güerita). A ver, aclaremos las cosas.

Para nadie es un secreto que, desde la conquista, la población indígena (o mestiza con más características nativas mesoamericanas), componen las clases económicas bajas, por la razón de que los conquistadores eran europeos; luego, esto se agravó por diversas causas: 1. Los industriales extranjeros que pusieron aquí sus empresas, son más rubios, sumándose a los descendientes de los primeros amos. Y 2. Los morenos que, por méritos o transas, han alcanzado cargos importantes y amasado mucho dinero, buscan mezclarse con gente güera, por un complejo de inferioridad, pues consideran que se “debe mejorar la raza”.

La palabra whitexican es un exabrupto de los pobres contra la gente adinerada, malinchista, presuntuosa y discriminadora (normalmente rubia, aunque no siempre). Es un desahogo catártico humorístico, como los chistes de carpa (actualmente devenida en cabaret) contra los políticos corruptos, ante los cuales uno está tan indefenso, que no encuentra otra salida más que el desquite a través de la risa. Burlarse de la gente mamona no tan solo no es un “racismo a la inversa”, sino que debería considerarse uno de los derechos humanos.

Luego sale otro animal, bautizado como Sergio Zurita, quien asegura que el “Peje” ¡está planeando el exterminio de los whitexicans, cual Adolfo Hitler! ¡Que ya no fume de la fea! Basta que un solo whitexican (cebado con hamburguesas y chelas belgas) le sople a un grupo de desnutridos proletarios, para que salgan volando, cual casas de campaña de Frenaaa. Si llegaran con azadones y machetes a un antro de moda, el cadenero no los dejaría pasar, ni el vigilante de la caseta de seguridad en un fraccionamiento de Tecamachalco.

La gente humilde tiene cosas más importantes qué hacer; buscar chamba o cuidarla. No tiene tiempo de planear vendettas inútiles.

Joe Biden dice que va a nombrar a Xavier Becerra como titular del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Este funcionario latino (quien actualmente es fiscal general de California), es de origen mexicano, y aunque su nombramiento se deba a méritos propios, el contexto lo hace pasar por demagogia y racismo a la inversa.

En una película sobre un juicio (cuyo nombre no puedo acordarme) vi una elocuente escena: en una reunión del bufete de abogados del acusado, uno de ellos comenta: “entre los testigos hay un negro, ¿saben lo que eso significa?”, y el jefe del bufete, responde: “Hay que poner un negro entre los nuestros, en la corte”.

Pareciera que la nueva presidencia quisiera destacar que es más incluyente que la administración anterior, pero de manera mediática, solo en apariencia, sin entrarle todavía, a fondo, al tema de la inmigración. ¿Hay pedos con los mexicanos? Pongamos a un mexicano en el gabinete, sobre todo en el tema de Salud, que es lo que rifa, por la pandemia.

El acto se parece al de esos whitexicans que se toman una foto con la María que vende artesanías, o los riquillos que ponen regetón en sus fiestas, no con autenticidad, sino para pasar por alivianados, o para burlarse.

El más terrible y peligroso es el whitexican aspiracional, aquel moreno que no es pudiente y que habla como fresa, acude a las marchas “fifís”, viste ropa pirata imitación de marca, ahorra para irse a Cancún y se toma selfies junto a un carrazo, para aparentar que es suyo. A esos sí habría que mandarlos a un campo de concentración, pero no para exterminarlos, sino para educarlos, ubicarlos en la realidad y hacerlos productivos, antes que terminen como paleros contratados por la derecha.