Sin duda alguna, la mayoría de nosotros hemos celebrado los últimos días gracias a una de las cosas más bellas de la vida: el deporte. 

Penosamente, en ocasiones lo hemos corrompido, pero en esencia es de las mejores cosas que esta vida tiene. Las medallas que la representación mexicana ha logrado son para el recuerdo, clavados, tiro con arco, Tae Kwan Do y el tan querido fútbol, nos dio alegría, nos inyectó una buena dosis de positivismo. A los mayores, les da motivos de sobra para creer en esta generación, y a nuestra generación motivos para luchar por un cambio tan esperado por nuestra sociedad. 

Pero y después de los festejos, ¿cómo le hacemos para que el deporte mexicano pueda jugar el papel que debería en el deporte a nivel mundial?, porque si bien es la mejor actuación en JO fuera de nuestro territorio, el lugar 39 no acomoda nada bien para un país como México. Países más escasos, pequeños y precoces que el nuestro están dando la vuelta al mundo con su nivel de competitividad. México sin duda puede y debería jugar un rol mayor y como protagonista en el deporte. 

Mientras potencias deportivas se la pasan invirtiendo en esta materia de múltiples maneras, desde los primeros años de la infancia, haciendo una tarea en conjunto con la familia, instituciones educativas, gubernamentales, eclesiásticas y privadas, aquí en México esperamos a que se conviertan en atletas para ahora sí, reconocerles, para que ahora sí, las televisoras, bancos, políticos y más se cuelguen de los triunfos bañándose de bondadosos, haciéndoles homenajes (que sí merecidos) con un oportunismo avaro por detrás que es cínico. Todo ello a costa de una realidad que pocos ven, el proceso de formación de nuestros deportistas padece la falta de incentivos para que puedan estudiar y a la par incrementar su nivel competitivo, instalaciones inadecuadas e insuficientes, y una corrupción institucional en el deporte que debe terminar. 

Los festejos de estos JO, de éste esfuerzo que es de los deportistas, familiares, entrenadores y algunos buenos directivos del deporte no nos va a durar cuatro años, debemos ver la forma de cómo no perder esta generación que tiene mentalidad para llevar a nuestro país a lugares destacados. Las televisoras acostumbran a vendernos la esperanza del deporte de forma poco realista, esas esperanzas deben ser alimentadas no solamente con cronistas y miles de marcas sino con buenas inversiones en materia deportiva, eliminar la corrupción de los organismos deportivos. Hagamos a un lado en estos momentos los oportunismos baratos, mejor decidamos formar un frente en común para el deporte, apoyar a niños y jóvenes anónimos, invertir desde que nadie los conoce, cuando aun no han generado ninguna renta mercantil para comerciar, desde ahí debemos apoyar, y en los festejos lo haremos honradamente juntos.