¿Deberíamos sentirnos especiales o no ahora que no estamos en la lista de las naciones que tienen “permiso” de llegar a Europa? Solo 15 países en todo el mundo fuera de la Unión Europea tienen el visto bueno para llegar para allá. Del Continente Americano solo dos países tienen el visto bueno para llegar, Canadá y Uruguay. A juicio de los países europeos, ellos son los que tienen el mejor manejo de la pandemia y un viaje de ciudadanos de estos países representa un riesgo mínimo de contagio.
De Asia tampoco hay tantos países con el visto bueno, Japón, Corea del Sur, Tailandia y China sí hacen que los viajes sean recíprocos. De Oceanía, Nueva Zelanda y Australia. El resto entre africanos y europeos que no están en la UE Argelia, Georgia, Montenegro, Marruecos, Ruanda, Serbia y Túnez.
Con estos 15 países los europeos buscan rescatar de algún modo su temporada vacacional veraniega abriendo su frontera para que residentes de estos países puedan relajarse en la nueva normalidad europea con la “seguridad” de que los invitados tienen menos probabilidad de tener COVID-19.
La lista se actualizará cada dos semanas dependiendo de una serie de criterios que tienen como base que la situación de contagios de COVID-19 en sus países sea mejor o al menos parecida a la que tienen en los países de la UE.
Ahora sí como cadenero en antro de Acapulco, nuestro pasaporte no nos deja ir a la Unión Europea por un tiempo. Como triste consuelo, tampoco deja ir a muchos de los residentes de los países árabes, a los americanos y a los rusos, todos ellos conocidos por sus gastos extravagantes en los viajes a las capitales europeas.
Los números de contagios y muertes en nuestro país no nos ayudan a ser un ejemplo a nivel mundial y tampoco a que nos “inviten” a llegar a esos países. Los europeos nos quieren decir cerrándonos las puertas que no es que no seamos bienvenidos, sino que tenemos que organizar el cochinero que tenemos en nuestro país con este bicho. El mismo mensaje va para los Estados Unidos, Brasil, Argentina, Paraguay, Perú y demás países de nuestro continente.
Muchos decimos: “De todos modos no íbamos a ir a Europa”, y es cierto, lo que no llego a entender es como, antes de que todo esto cayera en la locura, no hicimos lo mismo con nuestras fronteras. No es lo mismo que alguien no cierre la puerta a que nosotros las cerremos primero. ¿Por qué no cerramos las fronteras a los europeos cuando el bicho del coronavirus estaba de locos en Europa? La amabilidad diplomática nos hizo ver como abiertos y ahora nos cierran la puerta en la cara.
La fascinación que muchos tienen por Europa y los europeos hará que cuando nos abran las fronteras en algún momento del futuro a nosotros se nos olvide el día que nos cerraron las puertas. Así como se nos olvidó cuando los ingleses cerraron las puertas allá por el 2009 cuando la epidemia del AH1N1.
Y sí, si estamos llevando mal el tema de la pandemia en México y prácticamente en todo el Continente Americano. Estamos en la etapa que los europeos estuvieron hace meses con la diferencia que no hicimos lo necesario para que no nos fuera como ellos. La locura del encierro ha hecho que la gente que se guardó con mucho tiempo empiece a salir y como la canción de los elefantes “como veía que resistía, fueron a llamar a otro elefante”, así con las salidas. “No nos contagiamos en esta salida, vamos a ver a más gente y más gente y más gente hasta que nos contagiemos o contagiemos a los demás”, dicen los que toman el riesgo.
Yo esperaría que el gobierno de México hiciera recíproca esta política de ingreso al país que es algo que se hace diplomáticamente y no tendría que haber ofendidos, al menos no tanto como lo estoy yo en este momento.
Le cuento de un caso de un viaje de extranjeros que hace que este cierre de fronteras sea algo complicado para más de uno. Una pareja de brasileños que residen en México desde hace tiempo fueron a ver a la madre de uno de ellos a Sāo Paulo pues estaba agonizante. Llegaron y lamentablemente murió. Al momento de querer regresar, empiezan con el cierre de fronteras para Brasil en muchos países por lo que no han podido llegar de regreso a México ni haciendo las conexiones más ilógicas. El gran problema es que esta pareja dejó en México a sus hijas gemelas de menos de 6 meses de edad. Las dejó con familiares, pero aun así no es la situación ideal para estos bebés.
Aunque es un caso aislado, el cierre de fronteras que impide el tránsito de personas por su nacionalidad complica a más de uno, los culpables, los encargados de salud de los diferentes países. Estoy completamente seguro de que viendo lo que pasó en Europa, en todos los países a los que llegó más tarde el efecto de la pandemia, se pudo haber hecho algo mucho mejor. Esperemos que, con la apertura, aunque sea mínima, de comercios, no presentemos aumento de casos importantes. Hay que verse en el espejo de Nuevo León que empezó antes que muchos estados.