Cuando Robert Mundell recibió el Premio Nobel de Economía en 1999, la Real Academia de Ciencias de Suecia se refirió a su ?extraordinaria precisión para predecir la evolución de los regímenes monetarios y los mercados internacionales de capital?. Muchos lo consideraron un pionero de la economía internacional moderna. Asimismo, fue quien formuló la moderna teoría de las zonas monetarias óptimas, y muchos lo consideran uno de los ?padres? del euro. Esta moneda común surgió hace casi 16 años, con muchos de los atributos fundamentales para la aceptación internacional: una base económica extensa, estabilidad política, una tasa de inflación envidiablemente baja y el respaldo de una autoridad monetaria común, el Banco Central Europeo (BCE), institución firmemente comprometida a mantener la confianza en el valor de la moneda. De hecho, antes de la crisis del sistema bancario estadounidense y hasta 2009 el euro era ampliamente considerado como el contrincante más natural del dólar. 

Sin embargo, tras un avance inicial rápido, el uso del euro en el mercado se estabilizó, pero su crecimiento fue desigual: más intenso en la emisión de títulos de deuda pero apenas detectable en las operaciones cambiarias. Este desbalance fue crucial, sobre todo, toda vez que hubo una acumulación excesiva de valores en manos del sector privado, esto indujo a la necesidad de incrementar los rendimientos y, en última instancia, la autonomía del BCE iniciaría un camino seriamente comprometedor por evitar un éxodo hacia otros activos. 

La intermediación de los principales bancos europeos que asumieron de forma generalizada unos niveles de apalancamiento superiores a toda práctica considerada sana, inundaron los mercados de obligaciones en los mercados de los estados del sur de Europa, que en principio, creó un explosivo crecimiento inmobiliario creando una burbuja que finalmente se pincha en el momento en el que se secan esas corrientes de liquidez que fluían al sur procedentes del norte. Al producirse esto, los bancos que venían dedicándose alegremente al otorgamiento de créditos se vieron de pronto faltos de liquidez necesaria para cubrir la totalidad de los préstamos que habían contratado. Por ejemplo, considerando un tiempo intermedio después de la crisis estadounidense, la crisis bancaria de Irlanda en 2010, reflejada en una persistente fuga de depósitos, representó un recordatorio de la fragilidad de la moneda única: el euro. El problema de Irlanda distó mucho de ser local (representó un costo del rescate de los bancos irlandeses equivalente a 45 por ciento de su PIB). Los principales acreedores de los bancos irlandeses son bancos del Reino Unido y Alemania, con préstamos otorgados de 150 mil y 140 mil millones de dólares respectivamente. Fue tan grave que a pesar de aplicar un rescate por medio de la llamada European Financial Stability Facility (EFSF) ?creada para Irlanda y Portugal? no fue lo suficientemente amplia como para enfrentar amenazas de default. El mercado percibió y forzó esta limitación apostando en contra de la eficacia de la EFSF para lidiar con una crisis de la Eurozona que fue más allá de Portugal (su deuda neta pasó de 62 por ciento de su PIB a 108 por ciento en 2012) expandiéndose a otros países de Europa como Italia, España y Grecia que se ha convertido en un serio predicamento para la estabilidad y permanencia del Eurosistema.

Grecia vio ascender el porcentaje de su deuda, que pasó de representar el 106 por ciento del PIB en 2007 a suponer el 170 por ciento en 2012 que actualmente no ha cambiado mucho. No es que el país helénico haya sido un insaciable derrochador porque la deuda es un problema mundial ?el ratio de deuda de China con respecto al tamaño de su economía superando los niveles de Estados Unidos?, en general, la deuda con respecto al PIB en estos momentos es más alta en casi todos los países desde la crisis financiera poniendo en duda la misma estabilidad que pretenden lograr. De ahí que el plan griego, encabezado por el Ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, sea una oferta ?de canjes de deuda? para reducir la carga, que incluiría dos tipos de nuevos bonos. El primero estaría indexado al crecimiento económico nominal y reemplazaría al rescate europeo, y el segundo, crearía unos ?bonos perpetuos? que reemplazarían a los bonos de deuda que ahora mismo tiene el Banco Central Europeo. Lo interesante es que el plan del gobierno griego se basa en el canje de deuda por nuevos bonos vinculados con el crecimiento, el superávit final e impulsando medidas para que los más ricos no evadan impuestos. ¿Por qué tiene sentido el plan? Porque un gobierno deja de preocuparse por un choque de deuda si logra mantener un superávit fiscal ?ingresos tributarios superiores a sus gastos?, la mayoría de sus empréstitos son a largo plazo y que no tenga garantías ocultas o extracontables. Por el contrario, un país se vuelve vulnerable, incluso quizá a niveles de deuda aparentemente manejables, si presenta grandes déficit año con año y sus créditos tienen vencimiento a corto plazo.

Finalmente, existen declaraciones sobre la intención de insuflar una apariencia de vida a un cadáver muerto. El canciller británico del Tesoro, George Osborne calificó el enfrentamiento de la troika con Atenas como el ?mayor riesgo para la economía global?. Sin embargo, en las palabras de Robert Mundell (1993): ?Las grandes potencias tienen grandes monedas? y tiene razón. Pero, las potencias resultaron ser los bancos comerciales creadores de dinero que implica que acertadamente se diga que quien inventa el dinero destruye libertades pero ¿se seguirán destruyendo libertades de las naciones o se destruirá el modelo de negocio que han venido explotando las entidades bancarias? De hecho, en 2009 cuando los principales mercados financieros se encontraban devastados, Randall Dood, Experto del Sector Financiero en el Departamento de Mercados Monetarios y de Capital, en un documento en Finanzas & Desarrollo del FMI, llegó a hablar sobre un Nuevo New Deal que exigía un nuevo marco regulatorio de los mercados y las transacciones entre bancos y otras entidades financieras. Hoy ya no se habla nada de eso, supongo que podría ser porque estarán esperando a que vuelva a suceder.