Muy atinadamente, como es su costumbre, el periodista Joaquín López Dóriga criticó en su noticiero de la semana pasada de Radio Fórmula en televisión, las llamadas falsas que realizan de parte de los bancos a los clientes con sus datos personales, para ofrecerles servicios bancarios atractivos, con la condición de que les ofrezca el receptor los datos de sus tarjetas de crédito; inclusive, Joaquín, contestó una de esas llamadas en su celular durante su programa vespertino televisivo que yo veo por el canal 121 de izzi, y le comentó a la señorita que le llamó que le habían hablado a las 7:20 de la mañana ese día, y que marcan de diferentes números consecutivos, por lo cual no es posible bloquearlos en el celular.

No le quedaron dudas a la audiencia de López Dóriga de que esa llamada era falsa, y surge la gran pregunta: ¿cómo consiguen esas compañías de llamadas falsas los datos personales y los números de teléfonos de casa y de celulares de los cuentahabientes de los bancos de éste gran país llamado México, si se supone que cuando uno abre una cuenta bancaria con sus datos personales, estos no deben ser conocidos por otras personas que no sean los del mismo banco?.. para resolver ésta incógnita que inquieta a todo México se requeriría una investigación periodística estilo las de Latinus.

La mayoría de las personas que trabajan llamando por teléfono para ofrecer estos servicios falsos son jóvenes que se oyen inteligentes y emprendedores, muy parecidos y parecidas en cuanto a sagacidad e insistencia a las y los que contestan las llamadas de las personas que quieren conocer los precios de los cientos de productos que venden por televisión, incluyendo almohadas, lentes y sartenes, ya que nunca anuncian el precio de los mismos; yo he platicado con varios de ellas y ellos cuando me han llamado a mi celular, y además de inteligentes y emprendedores, son agradables, pero, ¿qué orilla a todos estos jóvenes a trabajar en estos centros de llamadas telefónicas aún sabiendo que están engañando a las personas que llaman?.

Y uno de los principales problemas de este fenómeno económico y social de hacer llamadas falsas para lograr un beneficio propio, es que las compañías que utilizaban este medio de hacer llamadas, pero para hacer negocios sanos, incluyendo a los mismos bancos, han perdido toda su credibilidad; yo recuerdo cuando trabajé en Seguros Monterrey con mi padre hace 3 décadas, los promotores de seguros nos daban listas de personas conocidas de ellos, y/o recomendadas, para que les habláramos por teléfono desde nuestras oficinas (no existían los teléfonos celulares económicos todavía), o desde teléfonos públicos que utilizaban tarjetas pre-pagadas ladatel, para ofrecerles seguros de vida, de daños, de automóviles, etcétera, como parte de una estrategia que llamábamos: cambaceo, inclusive, a cada persona que le hablábamos por teléfono, aún sin conocerla, le pedíamos que nos proporcionara 3 a 5 referencias de conocidos para también llamarles telefónicamente y ofrecerles nuestros servicios como agentes de seguros… y, desafortunadamente, los que hacen llamadas falsas de los bancos, repito, lograron casi acabar con este sistema tan noble para llevar pan a nuestras mesas.

Realísticamente se podría revertir este fenómeno y lograr que todos estos jóvenes de los centros de llamadas falsas se dediquen a otros trabajos con los que puedan vivir, no igual que con lo que ganan al tratar de convencer todos los días a las personas que les llaman para que les revelen los datos de sus tarjetas de crédito, sino mucho mejor, valorando la estrategia que publiqué en la presente página de SDP Noticias bajo el título: “El sueño mexicano”, que apareció el 21 de Enero del 2019.