Con gran habilidad, AMLO encontró y utilizó la excusa perfecta para el cambio de rumbo económico, sabedor de que sus seguidores hasta emocionados están de haber cedido al imperio.
La reunión entre los presidentes de México y Estados Unidos, aunque nada tuvo que ver con el T-MEC, fue amena y de altísimo nivel y hay que reconocerlo, se vio a un presidente mexicano como el representante de una nación e incluso cambió su discurso pendenciero y violento, por uno propositivo y afable.
El oxígeno a AMLO
La reunión sirvió para que AMLO tomara oxígeno, sobre todo porque la 4T ha sido una administración de buenas intenciones, pero nulos resultados, antes del viaje, la popularidad del tabasqueño había caído por debajo del 50%.
Las señales son negativas desde el inicio de la administración. A partir de marzo de 2019 y hasta antes de la pandemia, la economía registró cuatro trimestres consecutivos a la baja que ubicaron al país en recesión lo que generó desconfianza de los inversionistas nacionales e internacionales, se perdió casi el 30% de la inversión extranjera directa
Donald Trump, también se vio como un presidente mesurado, tranquilo y colaborativo, nada que ver con sus discursos antiinmigrantes y xenófobos a los que nos tiene acostumbrados, quizá también por una necesidad de oxígeno.
Recientemente Trump tuvo un pésimo manejo al enfrentar las protestas generalizadas por el asesinato del ciudadano afroamericano, George Floyd, al grado de que, se dice, perdió todo el voto “negro”. Para compensar esa caída la reserva que tiene es la comunidad latina, particularmente de mexicanos que pueden marcar la diferencia frente al candidato demócrata Joe Biden.
Por ello en el discurso de ambos mandatarios se resaltó la labor de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos. Donald Trump destacó que EU alberga 36 millones de mexicanos que fortalecen “nuestras iglesias”, el comercio y la calidad del trabajo y señaló que los trabajadores mexicanos son grandes personas y llevan muchos negocios.
Por su parte AMLO, tocó un poco más el tema del T-MEC al señalar que el acuerdo es un logro porque la región de Norteamérica es la más importante del planeta y se requiere de su integración.
Así lo dijo el presidente: “Es importante también señalar que, en este acuerdo, los tres países aportamos capacidad productiva, mercados, tecnología, experiencia, mano de obra calificada y terminamos complementándonos. Por ejemplo, México tiene algo sumamente valioso para hacer efectiva y potenciar la integración económica y comercial de la región; me refiero a su joven, creativa y responsable fuerza laboral. No olvidemos que la participación de los trabajadores en los procesos productivos es igual de importante que el papel de las empresas”
Evento Político
Al final el encuentro fue político, como si ambos mandatarios compartieran un respirador para sus fines políticos y económicos y así quedó estampado en la cena que tuvieron, una cena de amigos.
Los invitados a la cena de parte de EU fueron principalmente empresarios petroleros además de algunos de los sectores de alimentos, telecomunicaciones y acero.
Al menos dos de las empresas energéticas ya anunciaron grandes inversiones en México, Gretchen Watkins, de Shell. aunque sin dar detalles del monto ni la región y Jeff Martin, director de Sempra que anunció: “Nuestro proyecto de exportación de gas natural licuado de mil 900 millones de dólares, que se espera cree más de 5 mil empleos altamente calificados en EU y México, es un testimonio de los beneficios del T-MEC y una nueva fase de cooperación en la región”.
Estos dos anuncios de “bote pronto” echan para abajo todo el discurso de AMLO en el sector energético y reabren de una u otra forma el espíritu de la reforma energética.
La excusa y la complacencia
En contraparte, los invitados de AMLO fueron en su mayoría amigos y socios entre ellos, un grupo muy selecto que concentra la riqueza de la nación.
Patricia Armendariz que dirige Financiera Sustentable también consejera de Banorte, de Carlos Hank González el nieto de quien fuera mandamás del Grupo Atlacomulco.
Carlos Bremer Gutiérrez cabeza del Grupo Financiero Value, amigo de Armendariz y tiene como mecenas a Carlos Slim.
Slim el empresario más rico y poderoso de México y del mundo, quien además es el consentido de AMLO.
Daniel Chávez Morán va por casinos en los hoteles de Cancún, amigo del secretario de Turismo Miguel Torruco quien a su vez es consuegro de Carlos Slim.
Miguel Rincón Arredondo, dueño de Biopapel y compadre de AMLO.
Bernardo Gómez vicepresidente de Televisa; Francisco González Sánchez presidente de Grupo Multimedios y del Consejo de Administración de Grupo Milenio; Ricardo Salinas dueño de TV Azteca y Banco Azteca y cuyo principal y más lucrativo negocio son las minas en México. Olegario Vázquez Aldir, Director de Grupo Empresarial Ángeles, que incluye al Hospital Ángeles y al Grupo Imagen.
Todos ellos se verán favorecidos con negocios en Estados Unidos y México al amparo de la buena amistad de los actuales mandatarios.
En conclusión, si bien mediáticamente fue una excelente reunión, se resume en dos temas: el oxígeno político para ambos y la relación de negocios de los cuates.
Lo otro que queda para ambos mandatarios es el que puedan mantener el nivel de civilidad mostrada, porque realmente nunca se les había visto.