En México existe una claridad muy precisa en cuanto a las leyes escritas, lo que debería evitar que existan acusaciones falsas o mal planteadas, sobre todo por la obligación de presentar pruebas para poder inculpar a alguien, el mismo Presidente de la nación, el Licenciado en Derecho Andrés Manuel López Obrador, dijo, categóricamente, refiriéndose al caso Bartlett el pasado 20 de Diciembre: “No se puede acusar sin pruebas..”

Lamentablemente, si existen casos en la Historia jurídica de México, la gran mayoría de ellos por influyentismo y/o abuso de poder, en los que han existido acusaciones sin pruebas fidedignas, o, con pruebas falsas, pero el principal problema no es el de la acusación “per se”, el problema se presenta cuando, por utilizar terminología jurídica, al acusado arbitrariamente de esa manera lo nombran imputado, con todas las implicaciones subsecuentes que esto implica, incluyendo la posibilidad de investigar su domicilio y de indagar sobre sus antecedentes legales, y claro, después de haber “robustecido”, como dicen los abogados, la carpeta de investigación implicada (ver artículo sobre abogacía en SDP noticias: 13 Mayo,2019).

Eso de lograr la imputabilidad de una persona sin pruebas fidedignas, y más aún, con falsedades, y en la gran mayoría de los casos por intereses económicos, es un bemol de las leyes mexicanas que ya debería desaparecer, y la manera más congruente de lograrlo sería dejar de nombrar y clasificar a un ser humano como imputado cuando no existan pruebas fidedignas, repito, o cuando estas pudieran ser falsas; existen otros nombramientos que podrían sustituir al de ese imputado de una manera jurídica más racional y sin tantas implicaciones, muchas de ellas desconcertantes, como son: acusado, sospechoso, señalado, o, presunto.

También, una gran herramienta que podría ayudar a los procesos jurídicos de investigación existentes para conocer si las pruebas presentadas para acusar a una persona son concluyentes para lograr finalmente una imputación, son, las redes sociales, que de alguna manera, reflejan la honorabilidad de los usuarios de las mismas, al investigar a dicha persona se puede conocer hasta su personalidad, sobre todo por los comentarios e intervenciones que realiza en Twitter o en Facebook principalmente, y así coadyuvar en la acusación y en la verificación de la posibilidad de que las pruebas presentadas puedan ser fidedignas, que de ser falsas o fabricadas, también debería tener repercusiones legales, y de igual manera se puede investigar a la(s) persona(s) que presentaron la acusación en sus redes sociales, para conocer también si son respetables civilmente y/o psicológicamente hablando.

Finalmente, vivir en un Estado de Derecho, como es uno de los ideales principales de la Cuarta Transformación, se puede lograr con estos planteamientos.