Un video recorrió las redes a partir del domingo 26-07-20 por la tarde. Gracias a que se hizo viral, me llegaría en la madrugada del 27. Se trata de una suerte de segunda toma o segunda parte de aquella de hace poco más de una semana en que, de acuerdo a datos del secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, un grupo de 75 personas con 80 armas y 22 vehículos, desplegaba su poder letal encarando una cámara que iba recorriendo la fila de autos y hombres armados, uniformados y enmascarados. Video que causó conmoción pues se le dio amplia difusión en redes y, sobre todo, en los medios tradicionales; se quiso presentar como una evidencia irrefutable del fracaso de la política de seguridad del gobierno actual.

Mientras la cámara hacía el recorrido, blandiendo de manera amenazadora las armas e incluso disparando algunas potentes ráfagas al aire, estos hombres gritaban “¡Pura gente del señor Mencho!”; “¡Arriba el señor Mencho”!, “¡Puro grupo élite!”. Prácticamente todos, salvo los primeros, hasta el fin del riel; por así decir. Se referían al jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación apodado “El Mencho”, que mostraba así su poder desafiando a la vez que a su acérrimo rival “El Marro”, jefe del Cártel Santa Rosa de Lima, al gobierno del Estado Mexicano.

Mientras que el sitio de grabación del primer video fue oficialmente ubicado en una zona de los límites entre Jalisco y Michoacán, el segundo parece ubicarse en alguna colonia popular de la Ciudad de México.

La cámara avanza. Los primeros tres hombres, todos embozados con mascarillas y uniformados, la observan o dejan pasar en silencio, como en el video primero, hasta que el cuarto grita con entusiasmo “¡Pura gente del señor mencho!”. Y así los que le siguen, todos blandiendo al aire picos, palas, rastrillos y una especie de coa, el instrumento prehispánico de labranza. Uno de los últimos dice, “¡Pura gente del señor ‘mencho’, del ‘mencho’ ese que está ahí!”. Se desatan las carcajadas y todos señalan a un hombre vestido de color claro, suéter al hombro, con sombrero, botas sucias y cubrebocas que observa a los trabajadores de la Ciudad de México parado junto a un enorme auto del servicio de jardinería; parece ser el jefe de la cuadrilla. Antes, hubo un jardinero que gritó “¡Somos gente del ‘marro’, porque no queremos cooperar para el almuerzo!”.

Un video hilarante que se desarrolla en un camellón terroso con el fondo de comercios conocidos de cualquier ciudad del país. Como para ser intelectualizado por la pluma del señor Gilga Més (el mediocre señor Pérez Gay, de Milenio; qué seudónimo tan grande para tan poco resultado); o escandalizado, por el “macaco es-crotino o ex-cretino o es-cretino” (con perdón de los macacos, me refiero a Macario Schettino, de Milenio; y no por su estilo arrabalero a la “Resortes”, sino porque cada vez que tuiteo la palabra “macaco” una página brasileña dedicada a estos animales, me da retuit); o ya de perdida relatado por Jairo Calixto Albarrán, también de Milenio, pero que sí tiene cierto sentido del humor.

Esta escena no la puedo imaginar en otro país más que en México (acaso en Estados Unidos; pero a cargo de mexicanos también); ni en Alemania, Francia, Suecia o Japón. Entre las reacciones al video, una señala que, contrario a quienes se manifiestan en autos, estos trabajadores se ven felices, y hace una cita que atribuye al escritor argentino y peronista, Arturo Jauretche “La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”. Otras, típicamente, atribuyen el acto al legendario “ingenio del mexicano”.

Lo cierto es que quien sea que haya ingeniado la grabación, tuvo no sólo una audacia escénica, la reproducción en otro ámbito, en otro contexto y con otro sentido el amenazante acto original, también una audacia literaria que le da un giro de absoluta hilaridad: Sustituir la “M” mayúscula de “Mencho” por una “m” minúscula de “mencho”, que en México significa menso. Así como Juan es “Juancho” (Juan José Arreola explica esta derivación como de origen vasco) y Lorenzo es “Lencho”, Fidencio es “Mencho”.

La persona ensombrerada que observa a los trabajadores de pie junto a la enorme unidad del servicio de la ciudad, acaso sea el jefe de los jardineros (todos con cubrebocas y respetando a Susana Distancia; no como otros en Palacio Nacional). Y como se dice en México, estos lo “cabulean”, lo vacilan, lo fastidian, se burlan de él; en términos “modernos”, le hacen “bullying”. Qué manera de divertirse de estos jardineros, de desternillarse a costillas de su jefe; y este de seguro también, detrás de la mascarilla, ríe a carcajadas.