Las declaraciones que la doctora Julieta Fierro realizó en su cuenta de Twitter el 19 de marzo pasado resultan lamentables por donde quiera que se les mire. Así como los grandes teóricos y los grandes poetas clásicos tienen y tenían la capacidad de plasmar en unas cuantas palabras un gran contenido con inmensa profundidad y sabiduría, en el pequeño tuit lo que impresiona son los profundos sesgos ideológicos de la científica que saltan a la vista de inmediato.  El problema tampoco está en tener sesgos, pues todos caminamos con algunos ahí donde la mirada periférica de nuestro observar epistemológico ya no logra ver; el problema es la nula reflexividad frente algunos discursos que ya han sido superados científica y éticamente.

El conocimiento es un producto del ser humano que se difunde en formas discursivas a través del correr de la comunicación en el face to face; con esto quiero decir que si bien el conocimiento se origina en un laboratorio o en un medio intelectual, tarde o temprano alcanza las calles discursivas de la comunicación oral, y se convierte en una adquisición del quehacer diario de los actores sociales que caminan por las calles. Los conceptos científicos alcanzan el uso coloquial en algún momento, y muchas veces se revisten de ideologías, algunas funcionales y muchas otras lamentables. Como ejemplo de esto se podría citar una suma de discursos antisemitas o de supremacía blanca sostenidos a partir de la teoría evolutiva de Darwin.  En este sentido las declaraciones públicas que abusan de los conceptos científicos vacíos y descontextualizados se convierten en síntomas de las adolescencias de algunos discursos qué aún siguen sueltos por el mundo.

Resulta de muy lamentable que en el medio científico e intelectual, y más en el de un país con índices tan altos de violencia de género y que es víctima de las políticas y declaraciones xenófobas del primer mandatario de su país vecino del norte, aún hoy resuene el eco de estos discursos, todavía más cuando son declaraciones que nacen en la opinión de una científica, una mujer que se ha convertido en una importante figura para difusión de la ciencia en México. Así ocurrió. Saltándose presupuestos básicos de la biología y de la sociología, y con una lectura sumamente ingenua de la teoría de la evolución de Darwin, la doctora Fierro hizo gala de su tremenda ignorancia frente a estos dos campos del conocimiento científico y con una indiscutible arrogancia afirmó: “Desde el punto de vista estrictamente biológico, la Malinche hizo lo correcto. Eligió al macho alfa, para procrear una prole inteligente y fuerte, con medios para sobrevivir. Eligió al genéticamente más distinto, lo que garantiza diversidad; base del éxito de la evolución. (DR)”

Desmenucemos un poco su afirmación. Primero nos remite al campo científico de la biología advirtiéndonos desde el principio que sus declaraciones se enmarcan “desde el punto de vista estrictamente biológico”, a lo que continúa diciendo que “la Malinche hizo lo correcto”. He aquí un primer juicio de valor, pasando por alto, y sin hacer referencia al presupuesto histórico y contextual que rodeaba la situación histórica que cita. Continúa diciendo “Eligió al macho alfa”, declaración que sin duda resulta bastante ridícula; en primer lugar, el proceso que conlleva el “amor” o la sexualidad que toma la forma del amor en las sociedades, es sumamente complejo en un sentido sociológico y psicológico, el reduccionismo pretendidamente biologicista es muy común en estos temas, y hasta cierto punto comprensible en sujetos ajenos al quehacer de las ciencias sociales. Sin embargo, el aberrante uso del concepto de “macho alfa”, nos remite de inmediato a la desvalorización de la lucha histórica de la mujer por romper con las ideologías machistas. Una de ellas que se ha colado al campo de las ciencias biológicas es la idea de la recolectora que vive siempre tras el macho cazador y protector. Este tipo de sesgos ya se han desmitificado dentro de las ciencias biológicas sobre todo en el estudio de la filosofía y la sociología de las ciencias con enfoque de género. Además, yo me pregunto por qué el macho alfa en este contexto histórico sería Cortés, el capitán de los barcos que transportaban a la tripulación de la conquista, ¿por qué celebrar a este personaje y hacer énfasis en su poder fálico, inaugurador del genocidio más grande y sangriento del continente mesoamericano?

Sin duda alguna en el lenguaje y los discursos, la comunicación tiene una gran fuerza, y las declaraciones de este tipo siempre están revestidas de ignorancia. Al final, solo serán aplaudidas por el ignorante, y afortunadamente ya están siendo reprobadas por una buena parte de la población. Aquí no se pretende condenar a nadie por sus declaraciones personales, sin embargo, sí señalar y alzar la voz frente con el objetivo de denunciar estos discursos sintomáticos de la realidad social en la que vivimos.