Mientras el presidente López Obrador busca la disculpa de Europa por la conquista, el saqueo, la imposición de lenguaje e idioma (a grado que Cristóbal Colón ya no estuvo en la avenida Reforma de la Ciudad de México en la conmemoración del descubrimiento de América y solo falta que se nos diga que en 50 años más después de 1492 los aztecas habrían cruzado el Atlántico para conquistar a los europeos), se le ha aparecido el Frena III en la persona de Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado.

La insurgencia en Morena, con pretexto de evitar que Marcelo Ebrard lo desplace del poder, ofrece la impresión de ser, como la campaña en Europa exigiendo la petición de perdón a nuestros pueblos originarios, una maniobra más para distraernos de lo fundamental, las crisis económica y de salud que amenazan con agravarse aún más, si esto es posible

Pero no lo es. La pelea entre Muñoz Ledo y Mario Delgado es mucho más que una distracción ideada en Palacio Nacional, se trata de un enfrentamiento entre los factores de poder de la Cuarta Transformación que algo saben que el resto de los mexicanos ignoramos.

¿Por qué la lucha tan temprana por la sucesión del 2024? ¿Qué saben?

En principio parecía que la lucha de Muñoz Ledo sólo tenía que ver con su decepción porque Héctor Vasconcelos no ocupó la Secretaría de Relaciones Exteriores y su hijo perdió la oportunidad de ser subsecretario, pero cuando empezó a decir que Ebrard pretende desplazar a López Obrador y convertirse en mandatario de facto, no faltó quien tomara sus palabras como la revelación de un golpe de estado de facto en el gobierno federal encabezado por Ebrard como el que Mario Delgado denuncia que el ex presidente del PRI y del PRD pretende dar en Morena.

Pero, como dice el presidente, no comamos ansias y esperemos a que Muñoz Ledo se anime o desista de tomar la presidencia de Morena, convirtiéndose, como Felipe Calderón, en presidente “espurio”. Ya veremos entonces si por fin envía a Morena un operador político con capacidad para meter orden.

Por lo pronto, López Obrador debería poner más atención en lo que ocurre en su Movimiento, porque todo indica que Morena va a llegar francamente disminuido a las elecciones de 2021.

Y hasta donde él mismo ha dicho, 2021 será fundamental para su proyecto. Si es así, no se puede dar el lujo de llegar a las urnas con un partido como el que ahora es considerado como el “oficial”.

Ya no hay quien lo dude, el verdadero enemigo lo tiene López Obrador en casa. Morena es su Frenaaa III.

0-0-0-0

Artículo originalmente publicado en Impacto. Se reproduce con  autorización del autor.