En el primer debate que se realizó entre los candidatos al gobierno del Estado de México no hubo ni grandes sorpresas, ni grandes propuestas, ni nuevas denuncias.

Sin duda que el momento crítico que viven MORENA y Andrés Manuel López Obrador por el lamentable suceso ocurrido en Las Choapas, donde la candidata a la alcaldía recibió dinero de manera indebida, afectó la imagen y el ánimo de la maestra Delfina Gómez, que en el debate se vio insegura y desconcertada.

Josefina Vázquez Mota, que es una política curtida en el arte de la injuria y la calumnia, tanto para lanzarlas como para recibirlas, aprovechó el mal momento de MORENA para atacar a Delfina Gómez, quien al mediodía había sido atacada por el dirigente nacional panista, Ricardo Anaya, mediante la presentación de un documento de la presidencia de Texcoco en el cual se exhibía la quita de un porcentaje de los trabajadores para apoyar las actividades políticas de la entonces alcaldesa.

Ya entrada en gastos, y sintiendo a la morenista herida en el debate, Josefina Vázquez Mota tomó vuelo y lanzó al priísta Alfredo del Mazo acusaciones de corrupción con las empresas HIGA y OHL, las cuales, dijo la ex candidata presidencial, podrían estar financiando la campaña tricolor.

Pero Del Mazo reviró con fuerza y le dijo a Vázquez Mota que la menos autorizada para hablar de corrupción era ella, ya que hasta la fecha no había podido aclarar el uso que dio a mil millones de pesos que recibió su fundación de apoyo a migrantes.

Ante la reacción rápida del priísta Vázquez Mota tuvo un lapso de desconcierto y no supo responder al cuestionamiento sobre los mil millones de pesos recibidos para una fundación que maneja con penosa opacidad.

Un candidato que de plano no respondió a las expectativas que había venido generando fue el perredista Juan Zepeda.

Su participación fue gris y no tuvo ni capacidad para plantearse como una alternativa real de cambio. Fue una lástima ya que Zepeda estaba creciendo de una manera importante en el ánimo del electorado mexiquense.

Del Mazo presentó una foto de Vázquez Mota con Tomás Yarrington, y si bien dijo que eso no la hacía narcotraficante, sí exhibía una de las facetas del pasado colaboracionista y personaje fácil de corromper de la candidata del PAN.

Seguramente hoy habrá en los medios opiniones de que Josefina ganó el debate.

Para la fotografía del momento y en el contexto de acusaciones y guerra sucia entre partidos que envolvió al debate, eso será algo verosímil.

Sin duda a Josefina le fue mejor que a Delfina y a Zepeda.

Del Mazo se vio más fuerte.

La candidata independiente es solamente una figura testimonial en la competencia.

Vendrá un segundo debate.

Todos los que estuvimos pendientes del celebrado ayer, esperamos que en la siguiente vuelta no sujeten de una manera tan acartonada a los candidatos.

Habrá para ese entonces un nuevo ambiente tanto nacional, como en el propio territorio mexiquense.

Si se repite la impronta de “descubrir” deshonestidades y lanzar acusaciones sin prueba, como elementos centrales del segundo debate entre candidatos al gobierno del Edomex, y el resultado favorecerá a quien menos cola le pisen en esos momentos.

Triste realidad política será esa.

Pero lamentablemente los que seguirán perdiendo serán los electores mexiquenses que seguirán viendo una guerra de lodo entre personajes bien favorecidos por el sistema, mientras para ellos el marginalismo y la inseguridad seguirán siendo la penosa realidad que caracteriza su diario vivir.