Hace unos días, no puedo negar que me invadió un sentimiento de tristeza cuando me enteré que la edición impresa del diario Cambio de Michoacán había finalizado un ciclo que plasmó el acontecer político y social de este territorio, bajo el cometido objetivo de resguardar el ejercicio de forma responsable durante 27 años. Ese rasgo personal, fue producido por una mezcla que me generó una narrativa en sus distintas facetas; eso fue fundamental, porque la calidad de sus colaboradores fue parte sustancial que me inspiró a seguir esta actividad para buscar enraizar una lectura subjetiva y consciente mediante la reflexión crítica que desde la época preparatoriana ha sido palpitante y desafiante a pesar de que hay personajes que en este medio critican ya que su época “dorada” pasó hace muchos años.

Cambio de Michoacán fue un medio de comunicación con una visión y misión clara; ese precedente, se fue consolidando con el paso de los años, con columnistas y colaboradores de renombre, que en lo personal tengo muchísima admiración. Entre ellos: Samuel Ponce Morales, Alejandro Vázquez, Marco Antonio Aguilar Cortés, Xóchitl Vázquez Pallares y Arturo Herrera Cornejo; este último, un periodista que en lo particular respeto y admiro mucho porque además de ser un excelente comunicador, es un ciudadano humano en toda la extensión de la palabra.

El periódico Cambio de Michoacán constituyó un eje de expresión plural, democrática, verdadera, veraz, objetiva, y que llegaba prácticamente a la totalidad de nuestra geografía michoacana, con la dirección de informar y penetrar a todo el público que día a día, disfrutábamos y alimentábamos el acceso al quehacer mediante las páginas que difundían el ejercicio profesional. Esa manifestación, será difícil de borrar, aun y cuando el portal digital de este espacio, siga vigente en sus funciones. Cabe reiterar que el propio medio mantendrá informando a la sociedad, por intermedio de la plataforma virtual, que ha representado hasta ahora, un hecho vanguardista que ha rebasado el contexto impreso.

Ante esta realidad insoslayable, recordé aquella portada histórica del 6 de Julio de 1992 de su primer número en la que enaltecía una avalancha producida por el hoy Senador Cristóbal Arias Solís en Michoacán; eran los tiempos donde la transición ideológica figuraba a encaminar un nuevo sendero; sin embargo, los michoacanos conocemos esa etapa coyuntural que interrumpió la transformación social que parecía imparable. De ahí a la fecha, Cambio de Michoacán se convertiría en un fenómeno periodístico que rompió el paradigma hegemónico de algunos otros medios de renombre; el diario alcanzó altos índices de penetración en muchos puntos del territorio, porque constituía una fuente que había alcanzado la cúspide por la actitud irrestricta, moral y ética de servir a la sociedad generando información confiable.

En lo personal, quedará grabada en la memoria histórica de nuestro Estado, la imparcialidad y los valores de un periodismo que nutrió una realidad política, social, cultural, deportiva y de entretenimiento. La responsabilidad que asumió Cambio durante más de cinco lustros, fue el nacimiento de un parteaguas que desbordó una concepción distinta, innovadora, vanguardista; esa, es una definición que expone ese cúmulo de sentimientos que invadieron a muchos michoacanos que disfrutábamos los fragmentos apasionantes de columnistas de enorme relevancia como Arturo Herrera Cornejo y Samuel Ponce Morales.

Desde este espacio, enviamos un saludo solidario a todos los que hicieron posible Cambio de Michoacán por más de 27 años, bajo la dirección de Vicente Godínez Zapien.