Septiembre de 1997, hace ya 17 años por primera ocasión en la historia de México en el H. Congreso de la Unión un Diputado proveniente de un partido de político de izquierda, replicaba el informe del Presidente de la República, aquel acto consolidó en el Estado Mexicano uno de los principios de Jean Jacques Rousseau,  el cual reza que ?el poder limite al poder?.

 Esa tarde se terminó de facto con muchas de las facultades metaconstitucionales que Jorge Carpizo McGregor, definió en su libro el presidencialismo mexicano, aquel sistema político descrito por Daniel Cosío Villegas transitaba a un país en donde los Poderes de la Unión dejaban atrás su función de meros floreros del régimen para transformarse en verdaderas instituciones políticas de un país democrático tal y como las concibe Maurice Duverger.

Decía el orador, que era el momento histórico en el cual terminaba  ?el poder absoluto, de sus arrogancias y excesos, y en favor de la libertad y la dignidad (?)? para comenzar con la construcción de un cambio, que hoy día se sigue edificando,  pues si bien en cierto que la democracia en México de ninguna forma está exenta de convulsionarse en los grandes procesos electorales, aquel país, en el cual los caudillos decidían a sus sucesor en turno, así como quienes gobernarían desde un municipio hasta las Entidades Federativas es cosa del pasado.

Norberto Bobbio, describió a la democracia como un ?conjunto de reglas?, las cuales hoy la mayoría de los actores políticos en México aceptan y son participes de ellas, pues esos lejanos tiempos en que la subversión era la única opción para el pensamiento de izquierda es hoy absolutamente anacrónico, pues en la actualidad existen diversas opciones para participar en los derroteros que nuestra Constitución, establece para lograr cambios estructurales.

Sin embargo, esa diversificación en varios partidos políticos de izquierda, probablemente no sea la ruta para que la relación de contrapeso entre los diversos órganos y niveles de gobierno cumpla de manera más eficiente con la función pública, pues al fragmentarse una fuerza política se limita la capacidad de democratizar el ejercicio de la autoridad y consecuentemente restituir el poder a los ciudadanos.

Es innegable que los diversos procesos electorales a celebrarse en el año 2015, los mexicanos votarán en favor de una política económica y social que haga posible la mejora de sus ingresos, por una mejor educación de sus hijos así como por un eficiente sistema de salud, los errores y aciertos se someterán al veredicto electoral, por lo que es la hora para la izquierda de abandonar las divisiones a favor de la unidad que permita constituirse en las Cámaras de Senadores y Diputados, en los Estados y Municipios en un real contrapeso, que obligue a que en este país se mande obedeciendo.

La unidad de todos los actores en todos los niveles de la izquierda crea una oportunidad histórica para que en 2015 nuestro país viva un verdadero cambio, si se construyen los acuerdos y consensos entre las diversas corrientes,  bien sería aplicable aquella frase pronunciada en la Palacio Legislativo de San Lázaro aquel 1 de Septiembre de 1997 que decía: ?Nosotros, que cada uno somos tanto como vos y todos juntos valemos más que vos''.