Si preguntáramos por allá del 2015, año fatal para Peña Nieto, ¿cómo le podría hacer el PRI para ganar la presidencia en el 2018? La respuesta hubiera sido que es una locura, “imposible”, a menos que sucediesen diversos milagros para el PRI, que ya están sucediendo: (1) La izquierda dividida, (2) La derecha dividida, (3) La oposición anti-PRI dividida, (4) El PRI con un “buen candidato”, y (5) el candidato antisistema, el rival a vencer, también dividido.

Lo anterior, hubiese parecido impensable hace algún tiempo, pero la cruda realidad ya supera la ficción, lea usted:

(1)        La izquierda dividida: Morena se está quedando sin alianzas estratégicas, a pesar de las experiencias anteriores, donde un pequeño porcentaje de votos fue la diferencia entre ganar y perder. El PT más que sumar parece ser un lastre, y lo que debió ser: Una alianza Morena-PRD-MC y PT, que hubiese sido poderosísima, ya no fue.

(2)        La derecha dividida: El autoritarismo del dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, generó una división interna mayúscula al forzar su candidatura a la presidencia, a pesar de que Margarita Zavala iba muy por encima de él en las encuestas. Por otro lado, los dos expresidentes panistas, Felipe Calderon y Vicente Fox, ya están con el PRI.

(3)        La Oposición anti-PRI dividida: Permitir un mar de candidatos para que el voto opositor se prorratee. Aquí entran los “independientes”, y los que irán solos por un partido pequeño, que, por supuesto que no ganarán, pero sí fungirán como carne cañón para fraccionar al anti-priismo; esto debido al universo del padrón electoral y los límites de la participación ciudadana. Por lo que “cada voto a FAVOR de un independiente, será directamente proporcional a un voto MENOR a Lopez Obrador o al Frente Ciudadano”.

(4)        Buen candidato del PRI: Todo pinta para que Meade Kuribreña, ex secretario de Calderón y Peña Nieto, sea el ungido por el PRI. Dentro de lo que cabe, esta vez no eligen a un dinosaurio sino a un tecnócrata reconocido, querido incluso por panistas; judío, respaldado por los altos círculos financieros que mecen la cuna en México y el mundo, aunque no precisamente a favor del mexicano promedio. Sin antecedentes de corrupción, Meade se convierte en un candidato aceptable a pesar de ser prianista en toda la extensión, pero vendido con piel de “ciudadano” por no militar en ningún partido.

(5)        El antisistema dividido: La cooptación de Ricardo Monreal por el PAN tiene cierto peso, pero no será un factor mayúsculo de división dentro de Morena, como lo fue Margarita Zavala para el PAN. Sin embargo, aquí no hablamos de una división interna en el círculo cercano a Andrés Manuel Lopez Obrador, sino del nacimiento de “otro antisistema” en el país, que de continuar así le va a ganar muchos votos a Lopez Obrador; sobre todo de los indecisos anti-PRI. Hablamos de Ricardo Anaya, capitalizándose como un auténtico enemigo del PRI y la Mafia en el Poder, a los ojos del electorado.

En un resumen objetivo, el ajedrez político avanza de la siguiente forma:

AMLO pierde un alfil (Monreal) y dos caballos (PRD-MC), y solo gana un peón (PT). El PAN pierde a su Reina (Margarita) y roba dos caballos que se le suman como peones (PRD y MC), mientras que el PRI, sin perder ninguna pieza, enroca a su Rey.

EL ANTISISTEMA PRECOZ

Dicen que una forma efectiva de vencer a la competencia es imitándola, por lo que la diferenciación más efectiva para el PAN es montarse hacia la izquierda. No le queda de otra, es por eso que de unos meses para acá, vemos al azul celeste de Acción Nacional pintarrajeado de naranja-amarillo con el PRD y MC, según para acaparar ideologías izquierdosas, por más inaudito que parezca, viendo que su doctrina de derecha se agotó en factibilidad para el bienestar de la economía de los hogares mexicanos. Es por eso que “esperar que el PAN provea el cambio que exige el país, mismo que prometió y no cumplió, es como morir de sed y cambiar de Coca-Cola a Pepsi, esperando que con eso se sacie la sed, cuando lo que se requiere es agua”.

No hay que olvidar ahora como oposición, el PAN reclama un aumento al salario mínimo, mismo que negó cuando estuvo en el poder. Y ahora Anaya se vende como “antisistema”, después de haber votado con el PRI muchas de las reformas a perjuicio del pueblo. Exige al PRI “democracia” en las instituciones electorales, misma que no ejercieron ni Fox ni Calderón. ¿No es eso ser un antisistema precoz, que de pronto desarrolle una rebeldía anti-PRI?

Y lo impensable, hoy en día el dirigente albiazul se dice víctima de un complot mediático por el periódico El Universal, orquestado por La Mafia en el Poder, al mero estilo de AMLO. Que sin duda hay pleito PRI-PAN, lo raro es que esta guerra se dé cada que hay elecciones ¿Qué sigue, que copie Ricardo Anaya al proyecto de AMLO? ¿Quitar la pensión a expresidentes? ¿Austeridad republicana? ¿Refinar más gasolina en México? Espere usted, que pronto verá con mayor ahínco, cómo el PAN pretende “rebasar por la izquierda”.

@cesarDavila_