Un grupo de pre-adolescentes, estudiantes de la Universidad del Futbol y Ciencias del Deporte (UFD), fue agredido física y verbalmente en instalaciones del Centro Comercial Galerías, donde dos de los jóvenes resultaron con algunas lesiones.
El asunto es grave por si mismo y, lo es más, cuando se sabe que la agresión provino por parte de personal de vigilancia del centro comercial, que se supone tiene como objetivo el garantizar la seguridad e integridad física de los consumidores, a quienes en vez de proteger, lesionan.
La agresión que pasó aparentemente desapercibida para la mayoría de los medios de comunicación y que pretendió ocultarse por parte de las autoridades de la Universidad del Futbol que pertenece al “Grupo Pachuca” propietaria de la Promotora del Club de Futbol de los “Tuzos”, ocurrió la noche del lunes 16 de enero y constituye un acto no solo ilegal por su naturaleza, sino irregular por parte de la institución académica por diversas cuestiones reveladas por los padres de familia de algunos de los afectados.
En un principio, hay que señalar que los agredidos son alumnos de entre 13 y 14 años de edad que estudian la Secundaria y que los agresores fueron cinco adultos, que si bien pertenecen a una empresa de seguridad privada, portan toletes, gases lacrimógenos y un uniforme que convierte sus actos al interior de donde laboran, en “actos de autoridad”.
A saber por las declaraciones de los familiares de la víctimas, los jóvenes arribaron a galerías a bordo de un camión “oficial” de la institución debidamente rotulado, salieron de la UFD sin autorización de sus padres y sin que se reportara a los directivos y violando el reglamento escolar, lo que resulta igual muy grave, pues se trata de menores de edad, lo hicieron de noche, la modalidad escolar a la que están sujetos y por la que pagan mucho, es de “internado” y resulta evidente que el salir fuera de las normas y procedimientos establecidos, representa un riesgo y peligro serio, tanto que al menos dos de los chicos regresaron con lesiones.
Los lesionados fueron identificados como Francisco José del Paso y Luis Molina de 14 años de edad, a cuyos padres Pedro del Paso Regaert y Luis Molina Rodríguez se les reportó el hecho como un “incidente” y se les impidió durante varios días el ver personalmente a sus hijos para constatar su estado de salud, lo que podría constituir un hecho delictivo más.
La Universidad del Futbol debió proteger a los menores aun cuando los consideren unos “vagos” e iniciar una averiguación previa en contra de los agresores, al no hacerse así, tuvieron que hacerlo los padres de familia, que denunciaron que la encargada de Relaciones Públicas Ofelia Bonilla, en vez de reconocer las irregularidades de la escuela y los abusos, calificó a los preadolescentes como “vándalos” cuando ahora se sabe que el incidente se suscitó “por la caída de un helado” que derivó en reclamos y golpes por parte del personal de Galerías cuyo lema de “otro nivel de compras” bien podría cambiar por el de “otro nivel de agresiones”.
Extrañamente ninguna autoridad hizo pronunciamiento alguno al respecto, ni siquiera la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) que a veces inicia quejas “de oficio”.
Que unos niños sean golpeados y lesionados con toletes por adultos uniformados, constituye delitos que la escuela con su actitud indolente pretende encubrir pese a las irregularidades muy graves por parte de su personal que sin duda incurrió en responsabilidad. Solo una anotación más, en esa escuela de juniors “estudia” futbol, Luis Felipe Calderón Zavala, hijo del presidente de México, que para los directivos también ha de ser un vándalo.
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