Este lunes inició formalmente la visita del Alto Comisionado de los Derechos Humanos para las Naciones Unidas, Zeid Ra'ad Al Hussein. Durante su estancia en el país, que culminará el próximo 7 de octubre, hablará con la secretaría de Gobernación, la Marina, el Ejército, los diputados y senadores, y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, además de víctimas de violaciones a los derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y bueno, ya se imaginarán. Toda la agenda política.
El mayor miedo para quienes tienen aunque sea un poco de interés por la garantía de los derechos humanos en nuestro país, es que después de la visita, México vuelva a hacer "un oso" como suele suceder en el plano internacional. En este mismo año, visitó México (por "invitación del gobierno", como lo volvió a definir la canciller Claudia Ruiz Massieu) el relator de ONU para la tortura, Juan Méndez. Y todo fue un fiasco.
En abril de este año, Juan Méndez dio a conocer que la tortura en México era generalizada? y vaya la que se armó. Declaraciones del entonces secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade y de todo el equipo diplomático mexicano ante las Naciones Unidas, los mostraban "indignados" por la falta de profesionalismo? no de los policías mexicanos que al parecer torturan a diestra y siniestra, sino por el atrevimiento del funcionario internacional de utilizar esa 'palabrota'? "generalizada".
En la Asamblea General de la ONU que se celebró la semana pasada, México, a través del presidente Peña Nieto, se jactó de ser uno de los países fundadores de la Organización que este año cumple (cumplió, más bien) 7 décadas. ¿De qué sirve, me preguntó, si cuando vienen expertos de ese organismo y tienen resultados negativos, no hacen algo para mejorarlo, en lugar de enfrentarlos? ¿Qué chiste tiene invitar a funcionarios de la ONU si sólo se usan "pa'la foto"?
Desde la ONU, tienen presente que cuando Méndez visitó México, no solo fue ignorado al presentar los resultados de su informe, sino hasta amenazado, como él mismo lo denunció. ¿Qué es eso si no un OSO internacional, tomando en cuenta que en países de primer mundo, Holanda por ejemplo, acatan sin chistar las resoluciones y observaciones de las Naciones Unidas? Así me lo dijo un académico del Tecnológico de Monterrey que ha laborado en los tribunales internacionales de La Haya.
A México le urgen acciones para garantizar los derechos humanos. Día con día, somos testigos de violaciones a éstos (libertad de expresión, de pensamiento, incluso de la vida digna), mientras que las autoridades presumen haber firmado todos los tratados internacionales que tienen como fin garantizarlos. La cosa es que no lo cumplen. El Estatuto de Roma, la Convención Internacional por los Derechos Cívicos y Políticos, y la Convención en contra de la Tortura son claros ejemplos.
Con la reciente atención que ha obtenido la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), que desmintieron valientemente la "mentira histórica" de Murillo Karam con respecto a los 43 de Ayotzinapa, es que el Gobierno de Peña Nieto no puede volver a descalificar los resultados de un organismo internacional con respecto a los derechos humanos. Ya no puede. Por simple política, le conviene quedar bien admitiendo las violaciones a los derechos humanos que seguramente saldrán a reducir en el informe que hará el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y, en lugar de descalificarlo como en su momento lo hicieron con Méndez, hasta por imagen pública es mejor para el mandatario y sus secretarios admitir la enorme problemática que hay en el país con respecto a este importante tema.
No hay que quitar la vista de encima a esta importante visita, que puede convertirse en una llamada de atención (la segunda en un año), que viene por parte de la ONU hacia nuestro país por violaciones a los derechos humanos.