El impulso de intención de voto que tuvo el PAN al inicio del Proceso Electoral 2011-2012, cuando fue el único Partido que tuvo contienda interna para la candidatura presidencial, misma que gano su actual abanderada Josefina Vázquez Mota, el cual en febrero pasado se encontraba a la alza, se ha venido paulatinamente cayendo.

La exposición mediática de los precandidatos del PAN en la precampaña fue sin duda el punto de partida, y al resultar ganadora la mejor posicionada, parecía que el escenario político-electoral inmediato, para el partido fundado por Manuel Gómez Morín era alentador y promisorio. Sin embargo, ese impulso inicial se detuvo por el periodo denominado de intercampañas, además de una serie de fallas del equipo de campaña y de la propia candidata, especulándose incluso sobre estado de salud.

Para nadie que observe con objetividad el desarrollo de las campañas presidenciales puede dejar de advertir que la de la abanderada panista no ha logrado posicionarse ante electorado, como una alternativa viable para disputarle realmente al puntero Enrique Peña Nieto la Presidencia de la República.

La disputa de las últimas semanas ha sido por el segundo lugar entre la propia candidata panista y Andrés Manuel López Obrador, representante de las izquierdas mexicanas, situación que también se reflejó en el primer debate presidencial, con un saldo favorable para el candidato de la coalición Movimiento Progresista.

De acuerdo a la mayoría de las encuestas publicadas recientemente, el segundo lugar de las intenciones de voto de los ciudadanos consultados, ya no es Josefina Vázquez Mota, sino Andrés Manuel López Obrador, quien además tiene una tendencia a la alza, tratando de acortar la distancia con el candidato de la Coalición Compromiso por México Enrique Peña Nieto.

En éste escenario la intención de voto hacia el Partido Acción Nacional, no solo de su candidatura presidencial, se ha venido desplomando, y si no reacciona oportunamente, el tercer lugar en el que ya se encuentra puede quedar muy lejano de los dos primeros, lo cual sin duda impactara en su representación en el Congreso de la Unión.

 

La trascendencia del  declive del voto panista también se está reflejando en las contiendas al nivel de los gobiernos estatales y municipales, en las 15 entidades federativas donde habrá elecciones locales, simultáneamente con las federales.

 

Es de desatacar que en las entidades donde se elegirá Ejecutivo Local (Jalisco, Yucatán, Morelos, Tabasco, Guanajuato y el Distrito Federal), con excepción de Guanajuato, en todas ellas las preferencias previas a las elecciones hacia el PAN, se ubican en el tercer lugar y muy lejos de la disputa por las gubernaturas, llamando la atención los casos de Jalisco y Morelos, donde el partido de centro derecha mexicano es gobierno en ambas entidades desde hace dos sexenios.

 

En la disputa por los ayuntamientos está ocurriendo un fenómeno similar, considerando las particularidades propias de éste tipo de elecciones y de cada Municipio, sobre todo en aquellos donde ha sido gobierno por muchos años, tal es el caso de ciudades del corredor industrial guanajuatense, como León. Irapuato y Celaya, donde la otrora hegemonía panista se encuentra en entredicho; municipios que además, representan más de la mitad del electorado de esa entidad del bajío mexicano, lo que pone en juego también el gobierno del estado, por cierto única entidad donde el partido de marras encabeza las preferencias, pero ahora por escaso margen.

 

La intención del voto hacia el PAN se viene abajo a nivel nacional, que tanto y en qué proporción lo sabremos muy pronto.