La noticia, de acuerdo con lo publicado por diferentes medios y señalado por múltiples analistas del sector, era que de poco más de 1,100 proyectos inmobiliarios registrados como en proceso en la Ciudad de México, más de 400 estaban suspendidos o clausurados.
Mal sonaba la noticia en su momento... Y peor sonó cuando se empezó a hablar de la desaceleración de la economía nacional y su consecuente pérdida de empleos, del hecho de que 30% de los chilangos viviera en situación de pobreza y de una inevitable pérdida de confianza reflejada en un marcado retroceso de las inversiones.
Como que se le pasó la mano a la jefa de gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum.
Muy bien su señal en cuanto a la necesidad de acabar con la corrupción que sin duda existe en el sector inmobiliario.
Muy mal el mensaje, asumiendo que todo proyecto inmobiliario era fruto de la corrupción, y peor la implementación, que en lugar de mantener la dinámica de la actividad en tanto se hacía cuanta revisión y ajuste fuera necesario, se basó en la decisión de aplicar el freno de mano y mandar a toda la administración capitalina una clara señal en ese sentido.
No suena lógico pensar que todo proyecto fuera fruto de la corrupción, y muy mal le han caído a la ciudad la pérdida de la actividad económica y los empleos que genera el sector, haber roto la continuidad de una cadena productiva marcada por uso intensivo de capital y los ciclos de negocio de largo plazo y, sobre todo, haber afectado la competitividad económica y social de la ciudad al desestabilizar su oferta inmobiliaria, así como las posibilidades de que miles de familias mejoraran su calidad de vida a través de una nueva vivienda.
Hoy Sheinbaum y su equipo están ante la encrucijada de tener que limpiar el mugrero que dejaron en el sector, para evitar que el daño llegue más allá del 2020, en que como resultado de todo lo que señalo, será inevitable un muy mal año para el sector inmobiliario.
Lo primero que habrá que ver es si en verdad Sheinbaum, como también ha sido referido por medios y analistas, ya tomó la decisión de buscar la reactivación del sector inmobiliario, y si así fuera, será determinante entender la estrategia que buscará seguir, y en que tendrá elegir entre un mejoralito que atienda lo inmediato, o una verdadera solución de largo plazo, complementada con medidas que puedan ser aplicadas de inmediato.
Lo que ha dicho Sheinbaum es que la prioridad será reactivar el sector y privilegiar en el proceso la producción de vivienda, particularmente de aquella dirigida a los segmentos de menores ingresos.
Para ello, lo primero que tendría que hacer es dar parte de este golpe de timón a toda la administración capitalina, que a partir de la señal de aplicar el freno, ha sido tenaz y creativa en las estrategias para golpear al sector inmobiliario.
La jefa de gobierno ha dicho también que en línea con esa idea de generar viviendas, pretenderá implementar nueve corredores, que van desde la reconversión de las zonas Vallejo y Atlampa, a la regeneración de la Zona Rosa y el mejor aprovechamiento del tramo del Paseo de la Reforma que va de la escultura de El Caballito hacia La Villa.
Esto, hay que decirlo, sería un error, porque detonar nuevos corredores sería agregar nuevos parches a la ya caótica estructura de la ciudad, cuando lo que habría que hacer, es acelerar los procesos encaminados a instalar el Instituto de Planeación, que será el organismo encargado de acelerar, a su vez, la generación del nuevo Programa General de Desarrollo Urbano que tanta falta le hace a la Ciudad de México.
Y por supuesto, plantear esta prioridad no impide generar medidas complementarias que se puedan aplicar en tanto queda listo este instrumento, medidas, que necesariamente tendrían que estar en línea con los objetivos del nuevo Programa.
Entendámonos, para la Ciudad de México, la Madre de Todas las Batallas en lo que respecta a planeación y gestión urbana, está en parir un extraordinario y poderoso Programa General de Desarrollo Urbano, de alcance verdaderamente integral, y con visión de largo plazo.
La prioridad tiene que ser acelerar la reactivación del sector inmobiliario, en general, y de la vivienda, en lo específico, pero hacerlo sobre la sólida base de que esta reactivación sea parte de un proceso de alcance mucho mayor, encaminado a dar a la ciudad un instrumento de planeación que defina con claridad su transición al futuro.
Se puede y debe hacer un Plan Emergente de Vivienda, que establezca condiciones para atender la demanda, evitando que la debilidad de la oferta se traduzca en el acelerado incremento en precios que ya estamos viviendo.
Se trata de atender las necesidades inmediatas que puedan tener la ciudad en cuanto a vivienda y todo tipo de activos inmobiliarios, al mismo tiempo que se fortalecen los instrumentos de planeación, regulación y gestión urbana
Que quede claro... Sheinbaum solita se metió un tiro en el pie... Ahora tiene la oportunidad de atender el daño y evitar que la situación que se creó sea un agujero negro del que su gobierno difícilmente pueda salir.
Horacio Urbano es presidente fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas inmobiliarios y urbanos
Correo electrónico: hurbano@centrourbano.com
Twitter: @horacio_urbano