Vivimos tiempos de cambio e incertidumbre, la saturación de información a la que estamos expuestos, nos hace tener más herramientas y oportunidades; sin embargo, el exceso de información al cual estamos expuestos a través de los diversos canales de comunicación, hace que la toma de decisiones sea prolongada o nula.

En 2017, la empresa Hipercubo realizó una investigación de neuromarketing con la técnica electroencefalografía (EEG), la cual permitió conocer el impacto que genera la influencia de la saturación de información, durante el momento de la toma de una decisión electoral.

El estudio realizado partió de dos hipótesis:

·     La influencia que genera la saturación de información en el ciudadano, motiva a que tome más decisiones basadas en experiencias emocionales, que racionales.

·     A mayor saturación de información, a la que está expuesto un ciudadano, menor será su participación en la toma de decisiones electorales.

La muestra seleccionada fue de 120 ciudadanos mexicanos, representando los diversos contextos económicos, políticos, y sociales de la ciudadanía en general, todo esto, con la finalidad de recabar valoraciones plurales.

A los ciudadanos seleccionados, se les saturó por medio de diferentes canales de comunicación sobre el acontecer político, económico y social que viven día a día, (spots, internet, campañas en medios, redes sociales, comentarios, medios impresos, rumores, prensa internacional.) todo esto, con el fin de ejemplificar el impacto al que están expuestos, y así, a través del un dispositivo EEG, que es un sistema de detección neuroeléctrica que capta y amplifica ondas cerebrales generadas por diferentes acciones mentales, poder analizar, seis métricas cognitivas: estrés, compromiso, interés, excitación, enfoque y relajación; y las variables: voto y tiempo.

Estos fueron los resultados de la investigación:

·     Estrés: Midió qué tan incómodo se sentía el participante al tomar una decisión. En una escala de 0 a 100, donde 100 es el número más alto de estrés, el promedio de los 120 participantes fue de 60.16.

·     Compromiso: Midió qué tan inmersos se encontraban los participantes, cuando estaban tomando la decisión. 75.58 fue el nivel promedio de los 120 participantes.

·     Interés: Visualizó, si le gustó o no le gustó tomar la decisión al participante, de aquí se obtuvo que un 58.25, sí le gustó.

·     Excitación: Midió el nivel de excitación emocional que tenía el participante a la hora de tomar la decisión. El promedio de los 120 participantes fue de 42.35.

·     Enfoque: Midió la capacidad de concentración del participante, cuando estaba tomando la decisión. 56.25 fue el nivel promedio de los 120 participantes.

·     Relajación: Midió la capacidad del participante, de alcanzar un estado mental tranquilo cuando tomaba la decisión. El promedio de los 120 participantes fue de 33.41.

·     Voto: De los 120 participantes, solo el 58.3% tomaron la decisión de votar, y 41.7%, anularon su voto.

·     Tiempo: 11 segundos fue el tiempo más corto en tomar una decisión electoral y 56 segundos el tiempo más largo. La toma de decisión promedio se realizó en 28.2 segundos. El tiempo promedio de los participantes que votaron fue de 36.5 segundos y el tiempo promedio de los participantes que no votaron fue de 16.6 segundos.

La investigación realizada determinó lo que sucede cuando existe saturación de información en el momento en que un ciudadano toma una decisión electoral. Se identificaron los siguientes escenarios del votante:

·     Votar estresado.

·     El compromiso con tomar la decisión es alto, por los factores económicos, políticos y sociales, y como estos repercuten hacia él o ella.

·     No encuentra interés en tomar decisiones electorales, debido a sus experiencias emocionales.

·     Motivaciones escasas, hacen que sea más proclive a no votar.

·     Su cerebro interpreta que no es una decisión prioritaria, ni de gran relevancia.

·     Tomar una decisión electoral, baja los niveles de relajación.

·     Entre mayor información tenga el cerebro para procesar, relacionará su decisión con emociones y sensaciones de forma rápida, sin esfuerzos y de manera inconsciente.

Esta investigación fue una aportación a las  pocas investigaciones existentes sobre la toma de decisiones electorales y un preámbulo para predecir la intención del voto a través de conocer cómo nuestro cerebro toma decisiones.