Sepa usted que tengo profundo resentimiento por la vida. Sepa, que los odios nunca son irracionales y que las fobias nacieron de las filias más entrañables.
Se ha juzgado a mujeres por libres, a prostitutas por públicas, a esposas por tradicionales y a lesbianas por definidas.
Las bisexuales son sexys, las tradicionales son aburridas y las difíciles son un trofeo para recordar. Yo, en cambio, solo soy inestable.
Ni tradicional, ni aburrida, ni heterosexual, ni prostituta. Simplemente inestable.
Podría amar de la forma más tradicional, de la manera en que lo hacen los novios en 14 de febrero y las parejas recién casadas frente a un altar, sin embargo, yo simplemente amo de manera inestable.
Cuando me piden consejos de amor, puedo responder que disfruto la soledad de meditar bien los cariños, pues no hay mejor amor que el que es seguro y sincero. En tiempos de simulación, Facebook y likes, no hay mayor desafío que el ser auténtico y por supuesto, no hay amor que sepa mejor que el que se publica en los estrados de la cocina y se notifica de boca a boca, entre los dos.
También soy abogada. Una abogada, inestable. Los nuevos paradigmas se traducen en infografías resumidas con información ordenada que pretende descafeinar los razonamientos, masticar virtualmente los datos y alimentar a ese monstruo cibernauta de informes ya interpretados, listos para su manipulación pero con cifras suficientes para que, ante sus amigos, puedan sonar como argumentación. Pareciera que podemos resumir tratados y doctrinas completas en un meme o en una animación. La pereza intelectual deja más lesionados diarios que la pereza de la autoridad por perfeccionarse y alcanzar eficiencia.
Así como las infografías no resumen las realidades, así este texto no presenta más que una breve faceta de mi persona. Hoy soy la que no es prostituta, la que no es abandonada y la que no está desquiciada porque simplemente hoy, soy la inestable.
Las simulaciones de la posmodernidad hacen presentes a obreros que ganan apenas el salario mínimo cenando en Starbucks; a parejas que se duelen cada día publicando su felicidad; a idealistas que se sientan tranquilos a esperar el siguiente Iphone y a intelectuales que se venden a granel ante los agentes que critican. Mi propia inestabilidad tiene la mejor de las caras por ser advertida, amable, irónica y en algunas ocasiones, hasta admirable.
La estabilidad, aún dentro de lo relativo de sus tiempos indeterminables, resulta alarmantemente inestable cuando se prorroga por un largo tiempo, aun ante las variaciones de los hechos. Nada hay más amenazante que la estabilidad en condiciones de cambio constante; fácilmente una bomba que se prepara para estallar.
Esta es mi primera colaboración, no me encuentro indignada por la visita del Papa, ni sorprendida por la pederastia clerical y mucho menos, ofendida por la misoginia coyuntural. Más bien, escribo indignada por la impunidad, desconfiada por la injusticia y relativamente decepcionada por la indiferencia. Esperen mis publicaciones una vez a la semana, los días viernes.