En el momento que el muro de Berlín caía comenzó a presentarse en el mundo un fenómeno de concentración de naciones, por ejemplo las dos Alemania se unieron y comenzó a gestarse la idea de tener una gran nación europea que le hiciera frente al imperialismo norteamericano. A su vez lo estadunidenses lanzaban la “idea económica” de las regiones de libre comercio con mayor fuerza que antes. A simple vista se pensaba que este fenómeno se debía a las consecuencias de la “globalización” y la teoría neoliberalista, hoy sabemos que lo que propició dicho fenómeno es el consumo y nos empieza a quedar claro que es el consumo el que siempre ha detonado los distintos tipos de estadios económicos, políticos y sociales desde que el hombre tiene memoria.

Así las cosas, se concretaron los tratados de libre comercio que generaron sociedades de consumo regionales que sobrepasaban las fronteras de cada nación o federación. Si pudiera hacer un resumen de esto último lo dejaría así: que se formaron grandes “naciones comerciales”, y la respuesta de Europa fue unirse y concretar la Comunidad Económica Europea con una moneda común. Al final tanto uno como otro ejemplo evidencian más sociedades de consumo regionales, grandes naciones comerciales.

Ni siquiera 20 años después reventaron dichos experimentos. Por el lado de los tratados de libre comercio se originó mayor desigualdad, mayor pobreza y crisis económicas nunca antes vistas. Por el lado comunitario ocurrió lo mismo pero se nota más a manera de que son “naciones completas” las que no soportaron el ejercicio económico. Ejemplos Grecia, Irlanda y demás.

No se trata de regiones económicas o de naciones comunitarias. De lo que hablamos, escribimos, leemos y vivimos diariamente es de una lucha entre sociedades de consumo. ¿Cuál consume a la otra? Los fracasos de los experimentos citados en los párrafos anteriores originaron lo impensable y visto anteriormente en las épocas anteriores: EL INDEPENDENTISMO.

Sí, el independentismo forma parte activa de una era electrónica y de sociedades de consumo que se caracterizan por tratar de aglutinar, de crecer, de ser estructurales a nivel macro, pero desde la perspectiva del desarrollo micro, desarrollo del individuo y (ojo al parche) los grupos que forman esos individuos para subsistir. Hoy vemos como esa gran y aparentemente uniforme masa de individuos, grupos y naciones se desmoronan y comienza a sentir el efecto contrario a lo que se pretendió original, económica, política y socialmente.

Es el consumo el factor original y el común denominador que genera esta ruptura estructural. El consumo busca por naturaleza EXPANDIRSE, CRECER, a toda costa, no importan las fronteras o las legislaciones. Bajo su lógica y su ética confronta a individuos, grupos, naciones y regiones. ¿Cómo se da esa lucha de sociedades de consumo? De dos formas. De las sociedades de consumo desarrolladas que consumen y sustentan su consumo en las no desarrolladas o “emergentes”, y viceversa. Esta lucha está por encima del nacionalismo o el federalismo y por eso mismo se da a nivel local, nacional regional o internacional.

Tenemos el ejemplo que más ilustra. El Reino Unido, La Gran Bretaña. Como reino  le entraron a la conformación de la Comunidad Económica Europea, e incluso Irlanda que no soportó la adhesión por ser una sociedad de consumo inferior a las demás se tambalea para salir del acuerdo europeo. Pero los otros miembros, Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia tampoco lo soportaron. Escocia no solamente reciente la adhesión a la CCE por ser la más inferior de las sociedades de consumo de esa “unión” previa, pugna por la independencia al Reino Unido. Tanto Irlanda como Escocia son ejemplos de sociedades de consumo no desarrolladas que buscan independencia para su desarrollo y transición al Estado de Consumo.

Se puede argumentar que el pretexto, los antecedentes de unión o  independencia son anteriores y milenarios, y que escapan al fenómeno del consumo. No es así, es el consumo que siempre provocó esa ruptura, no importa el momento histórico o el modelo económico o productivo.

Y tenemos el ejemplo contrario. La independencia en Cataluña. España existe por una unión de sociedades de consumo. Hoy Cataluña intenta desprenderse, pero también desde mucho tiempo atrás el País Vasco. Los vascos no quieren seguir siendo consumidos, pero ojo al parche, Cataluña no quiere seguir consumiendo a las otras partes de España porque ya no tienen que consumirles. Cataluña necesita otras sociedades de consumo para poder seguir desarrollándose y  expandiéndose. Uno de esos destinos es México.

Este mismo ejemplo se comienza a dar con Alemania, a nivel regional, a nivel internacional. Alemania ya se está hartando de llevar a toda la economía europea sobre sus hombros, porque limita su expansión y desarrollo, necesariamente, el de su sociedad de consumo.

Este fenómeno de expansión y desarrollo de las sociedades de consumo encuentra su forma más crítica en el independentismo, pero su anterior expresión está en la generación de leyes a nivel nacional y de región o de acuerdos en la conformación de “regiones económicas” (tratados de libre comercio o comunidades). Para generar esas leyes (tanto local como internacional) se necesita de políticos y luego entonces el fenómeno del consumo, las sociedades de consumo, han transformado a la política como la conocíamos a su nueva forma, la política de consumo.

Ejemplos, varios, para ser coherentes con el artículo, están el Movimiento Podemos que es una expresión de política consumista y el Movimiento Ciudadano, que hasta ahora apunta a políticos de consumo. Es tanta la presión que los otros partidos apuntan a una transformación a políticos de consumo. En Escocia, tanto los partidos Verde y Socialista, y de manera general los ejemplos en toda Europa, que se desmorona en relación al acuerdo comunitario, no paran.

Necesariamente este fenómeno consumista afecta a todos en el mundo porque es irreversible, ha sido la constante del ser humano y hoy se concretó en sociedades consumo. Al afectar a todos México no escapa a dicho fenómeno, y muy particularmente al fenómeno independentista. Sí, en México también se da en su “federación” el independentismo, está presente, se manifiesta desde muchos años atrás pero muy particularmente desde (si mi memoria no me falla) septiembre del año pasado, ojo al parche, por uno de esos nuevos políticos consumistas y su muy particular formato en el escenario electoral mexicano.

Primero lo primero y lo importante es señalar el independentismo en la sociedad de consumo mexicana, ¿cómo se da? con pelos y señales, ¿en dónde?, ¿en qué consiste? y posteriormente como se manifiesta en la política de consumo mexicana.