Alguna vez, llegó a mis manos por el año de 1992 el libro de Alan Riding llamado “Vecinos Distantes, un retrato de los mexicanos” y en honor a la verdad he de decir que me pareció de entrada algo estereotipante el comentario de otro lector en casa, el hecho que los mexicanos como pueblo tenemos el gobierno que merecemos, y “tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” pero más allá el peso del comentario es que no podremos nunca alcanzar un  estado soberano y justo que esté a la altura de las necesidades del país.

 

Otro libro, más viejo que el de Riding, llamado “México Bárbaro” de John Kennet Turner nos pinta a los mexicanos como unos salvajes ingobernables que sea lo que pase, siempre tendremos la necesidad de tener un opresor, para sentirnos oprimidos y necesitados de un redentor.

 

La historia reciente de nuestro país nos dejó un panorama cíclico de panoramas tristes sin esperanza y redentores sexenales que una vez muerto el rey, que viva el rey, el país se reinventaba y renacía de sus cenizas.

 

Hubo alguna vez un cambio de siglas, que no entraré en terrenos de polémica en discernir si fue un cambio  de colores o solo de nombres, en fin, eso lo dejamos a cada quien, pero recuerdo muy presente el día después de la elección del 2000 cuando sin ser de ese color –y para confesar—ni siquiera haber votado ese día, dormimos con una sonrisa pensando ilusamente que algo habría de cambiar en este país de bárbaros.

 

Ahora no sé qué pasó, y tengo la esperanza que algo habrá de pasar, y por ahora duermo cada noche y no sé si desde el 1 de julio hasta el 6 de septiembre de saber si volveré a tener una noche sin indefinición o volveré a tener esperanza que algo habrá de cambiar  o todo se revolucionará como cada 6 años para volver a ser igual.

 

En muchas sabrosas pláticas de café he podido sacar la conclusión que cada cambio de administración tanto municipal hasta la presidencial, se monta un teatro social y político de rompimiento y semi-revolución de 360 grados que al final queda igual por el mismo rumbo. Como sociedad y desde el hogar, tomamos partido por alguna postura de cambio que se antoja romántica, el como un jefe o caudillo nos llevará desde la indefinición a la esperanza.

 

Al día de escribir estas frases, le recomiendo a mi gente cercana a hacer su propia cápsula del tiempo, ---yo acabo de hacer la mía—escribiendo la cotización del dólar, las notas de los diarios de esta semana, no han agarrado al chapo, cuantos seguidores tengo en Twitter, la marca y modelo del celular que uso, un estado de cuenta de mi tarjeta,  la Trevi está fuera de la cárcel y Méxicana aún no vuela, pero lo más importante, no tenemos la certeza legal de saber si tenemos presidente, tendremos que votar por otro o el que nos quieren imponer, finalmente logrará su perverso objetivo.

 

Es importante poner los pies en la tierra y tener algo de esperanza en la indefinición del Tribunal Federal Electoral ya que de ello dependen las esperanzas de muchos  y los desánimos de otros.

 

No es justificable desde el punto de vista legal el ir en contra de la ley y torcerla a favor de un grupo que busca llevar a lo legal lo inmoral pero legal. Así como tampoco el ir en contra de la voluntad de mexicanos y mexicanas que pusieron esperanzas en un voto que les representa esperanzas que algo pueda cambiar en este país.

 

Menciones aparte merece el fenómeno de cobertura que diario se pretende imponer al grueso de la población que sólo tiene como fuente de información la televisión abierta, y como a través de redes sociales y sobre todo un despertar cívico que tiene ésta generación de jóvenes que para su fortuna son mayoría, y no sé como vayan a recibir una noticia en algún sentido o en otro. Pero lo más interesante es ver cómo podrán influir en el resto de no informados.

 

La indefinición se entiende como: algo que no está claro, que no puede encasillarse o que simplemente no tiene significado, y para el contexto de mi comentario  quiero darle el matiz de no tener definido un rumbo como país, si tendremos un regreso a la estatización de las instituciones o tendremos un futuro como izquierda “tropicalizada” a la mexicana y pintada de amarillo con el contrapeso azul que me da mucha curiosidad y hasta morbo el pensar si el volverse a sentirse oposición le hará unirse a su acérrimo “enemigo útil  tricolor” en alguna elección futura. En fin, son muchos temas para pensar y sobre todo poner en la mesa de discusión de los amigos de café.

 

Desde hoy y hasta los días que nos quedan para conocer el resultado del Tribunal necesito tomármelo con calma sea cual sea el resultado, y mi próxima vez que desentierre el CD, con el escaneo de lo que ocurre en éste momento, lo cual estoy pensando hacer en 18 años, o alguien en mi lugar, espero tener el resultado de la historia y sentir la misma esperanza que busco tener en éste momento, y sobre todo saber si tenía alguna corazonada afortunada o simplemente todo cambió para seguir igual.