Justicia y bondad

El presidente electo se reunió el 26 de septiembre con los padres de los normalistas de Ayotzinapa. Los mismos anunciaron que AMLO se comprometió a crear una comisión de investigación del caso. Se sintieron escuchados.

Cualquier padre con un dolor clavado en el pecho, tan devastador como la desaparición de un hijo, no hará distingos entre el tipo de comisión. Pero para fines prácticos sí hay diferencias entre una comisión de investigación y otra de la verdad. La diferencia es el alcance jurídico y penal de sus conclusiones.

Alejandro Encinas, próximo subsecretario de Derechos Humanos en la SEGOB aseguró que en este caso, habrá “una Comisión de la Verdad que estará a mi cargo, revisaremos toda la investigación que se ha realizado”. “Se retomará lo que esté bien hecho, lo que no; se corregirá, hay omisiones y habrá nuevas líneas de investigación”.

Preciso de forma clara que “no se trata de una cacería de brujas, sino de hacer justicia, por lo que buscarán la verdad porque es el derecho de los padres y vamos a ir a la aplicación de la justicia”.

Las preguntas escapan de las gargantas después de 4 años. Casi 1,500 días desde que 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa desaparecieron. Ante tanto dolor:

• ¿Se exige justicia o se exige certeza de la suerte del ser amado?

• Si el ser amado fue muerto, ¿se exige justicia o se exige venganza?

Por un momento calcemos los zapatos de esos padres. La justicia es un pretexto, y se demanda saber de los hijos y si ellos están muertos que alguien pague. Deben pagar aquellos que les asesinaron, aquellos que ordenaron hacerlo, aquellos que por omisión guardaron silencio, y los otros que no supieron o no quisieron actuar. Pero también aquellos que hoy utilizan a los padres para perseguir otros fines. No es justicia lo que se busca, en ese dolor profundo y cierto, se busca un milagro o una vendetta.

Por eso la afirmación de Alejandro Encinas “no se trata de una cacería de brujas, sino de hacer justicia…” y, partiendo de la misma, no se puede confundir la bonhomía de Andrés Manuel López Obrador de escuchar a los padres, de hacer los foros de seguridad, para conocer de viva voz el dolor que sigue desgarrando a tantas víctimas, con la justicia.

Por ende, aunque existiera una comisión que pudiera fijar sanciones a los responsables, primero deberían ser hallados. Primero debería de probarse el tipo de crimen que fue, encontrar a los involucrados y entonces entregar a los padres los nombres o bien, aceptar que a cuatro años de un caso tan desaseado, NO se pueda probar que fue un crimen de Estado o de un grupo de criminales. Si puede probarse algo, entonces solo así, dicha comisión de la verdad, podrá turnarse en una comisión de investigación y, en dado caso, con pruebas y no supuestos o suposiciones, buscar que se haga justicia.

Como dijo Encinas: “la verdad fortalece a las instituciones y lo que las debilita es la omisión y la complicidad”. La comisión prometida a los padres deberá buscar y acreditar la verdad de sus dichos y si no puede, también aceptarlo.

Ciro y Rapé

Ciro Gómez Leyva preguntó: “¿AMLO entregaría los hijos a los padres Todos sabemos que eso es imposible. ¿Perseguirá a EPN, a Osorio Chong o al General Cienfuegos? Eso es posible” y retomando a Encinas dijo que “ojalá no se desate una miserable cacería de brujas”. La diferencia con lo dicho por el futuro subsecretario fue la palabra “miserable”, lo cual bastó para que el monero Rapé sacara de contexto lo dicho y dijera que Ciro busca impunidad y miserable desinformación en su el siguiente tuit: “¿Miserable cacería de brujas?, ¿Según tú, sería mejor una miserable impunidad? ¿Es mejor una miserable desinformación?”

¿Miserable cacería de brujas? ¿Le molestó que lo dijera Encinas sin el “miserable” o le molestó más que lo citara Ciro? ¿Cuál es el problema? Si el mismo equipo de López Obrador va con pies de plomo en este tema, ¿por qué está mal que lo haga Ciro?

En ningún momento Ciro habló de impunidad, ni desinformó, si acaso, retomando la teoría de que se trató de un crimen de estado, formuló si se perseguiría a EPN y demás, lo cual, puede ser posible y se pregunta si se hará con un mínimo de escrúpulos y siguiendo los procesos judiciales. De otra forma sería una cacería de brujas.

Ciro ha puesto el dedo en la llaga, se puede ir en contra de EPN o de quien resulte responsable, pero procurar la justicia, no es hallar falsos culpables. Si Encinas y López Obrador lo tienen claro, ¿por qué vulnerar más el estado de derecho?, ¿por qué lastimar más a los padres, tergiversando lo que dijo Ciro? ¿Será porque es el único que demanda justicia en un caso más que manoseado y corrompido? ¿Será que Ciro es el único que ve lo que puede pasar en este caso?

Será porque fue el único que musita la palpable realidad que nos negamos todos a pronunciar: los 43 de Ayotzinapa no están vivos. 43 jóvenes muertos, porque las cosas por su nombre y por 4 años es imposible pensar que sigan vivos y pocos lo ha dicho, entre ellos Ciro Gómez Leyva.

Señor Rapé, eso no es desinformar, ni buscar impunidad, ni una miserable cacería de brujas, lo que hizo Ciro, fue decir lo que nos duele aceptar y lo que no se desea pase. Un dolor profundo, que solo los padres de los 43 muertos —que no desaparecidos— pueden comprender, pero no aceptar.

Basta de continuar vapuleando a quien hace preguntas desde el derecho consagrado de la libertad de expresión y permite que reflexionemos entre lo posible (a quién van a perseguir de forma justa) y lo imposible (devolver a los hijos con sus padres).

La inquisición y Torquemada hace siglos que murieron señor Rapé, no tergiverse lo dicho por Ciro, ni ponga más leña en el fuego de la desesperanza y dolor de los padres. No es justo ni válido.

Sus comentarios señor monero, si defendibles bajo la óptica de la libertad de expresión, solo abonan al encono y eso, eso sí es desinformar, eso sí es una miserable impunidad, al sembrar ponzoña contra Ciro y una miserable cacería de brujas de su parte. Sin olvidar que medra usted con el dolor de los padres y familiares.