Hay procesos en la actualidad, que rayan en los límites de la Ciencia y la ficción. Es precisamente el caso del Proyecto HAARP y los sismos, terremotos, maremotos y huracanes (https://www.youtube.com/watch?v=Y3YFJZBdB1U) que han azotado distintas regiones y países del Planeta. Si no estuvieran involucrados en su investigación y testimonios, análisis escritos y experimentos, científicos de renombre e instituciones y gobiernos de países, debiéramos considerarlo un tema de la macro--ficción. Después de todo, la “Guerra de las Galaxias”, cuando se anunció como proyecto para iniciar casi de inmediato, no era más que una mega ficción político-militar y bélica (en aquél momento, era tecnológica y financieramente inviable, imposible). Pero, se usó la técnica de “engañar al enemigo” (URSS) con movimientos e iniciativas ficticias. Hoy es distinto, contemporáneamente el HAARP forma parte de aquella obsesiva y posible guerra en y desde el espacio sideral para derrotar a un gran enemigo. En fin, resumo una parte sustancial de la información sobre el HAARP y sus desastrosas consecuencias. Espero poder comunicarme, es muy complejo, hablamos de geofísica, de geo-ingeniería, de guerra climática, pero es fundamental para entender algo sustantivo de lo que sucede.

Se supo por primera vez de este proyecto, el 20 de Noviembre de 1994 en un periódico de Alaska: el Anchorage Daily News. Se aludía a peligrosas investigaciones militares  en el transcurso de las cuales se habrían estado enviando haces de partículas desde la superficie de la Tierra hacia la ionosfera. El proyecto al que se hacía referencia no era otro que el “High-frequency Active Aural Research Program” (Programa de Investigación de la Aurora Activa de Alta Frecuencia), más conocido bajo la sigla HAARP, que formaría parte de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). Su objetivo: modificar las condiciones de la ionosfera (parte de la atmósfera terrestre ionizada permanentemente debido a la radiación solar) introduciendo cambios químicos en su composición (lo que llevaría consigo un cambio climático) hasta lograr bloquear las comunicaciones mundiales, también llamado “cegar al enemigo”, inutilizar todos sus dispositivos, informáticos, digitales, satelitales, comunicacionales, etc., poder derrotarlo sin disparar una sola arma de ningún tipo. Es la victoria de ensueño para cualquier ejército muy poderoso ante un o unos enemigos igualmente poderosos. A raíz de las primeras investigaciones surgió el libro “Angels don’t play this harp” (“Los ángeles no tocan esta arpa”), del científico Nick Begich y la periodista Jeanne Manning. Hubo varias conclusiones, quizá las dos más relevantes fueron: a) el envío de haces de partículas electromagnéticas hacia la ionósfera modificará la situación de ella y producirá calentamiento en la misma; y b) el proyecto no es más, que la explotación o manipulación de la ionósfera con fines estrictamente militares.

El ejército de EUA y el gobierno, negaron esto último (hasta hoy) y también han dicho, que el HAARP no es distinto a otros calentadores ionosféricos existentes que funcionan en Puerto Rico (también de EUA), Noruega (es de la UE) y Rusia. El estrechamiento de relaciones de cooperación entre el U.S. Army y la Universidad de Alaska debería lograr la obtención de un “escudo anti-misiles” defensivo muy barato (he aquí una razón central del proyecto) mediante la manipulación geofísica, aprovechando también las grandes reservas de gas natural en aquél Estado de la Unión Americana (Alaska). Hoy sabemos, igualmente, que el proyecto (en una de sus derivaciones) está vinculado a las disputas energéticas con Rusia en la zona del Ártico, en donde ambos ejércitos han desarrollado emplazamientos militares pesados. Pero sigue siendo presentado como “programa de investigación científica y académica”, a pesar de que la Dra. Rosalie Bertell (científica en Epidemiología de gran prestigio, ya fallecida),  dijo antes que el HAARP “forma parte de un sistema integrado de armamentos, de consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras” (escuchar en youtube.com su conferencia en Cambridge, 4 de Junio, 2015). En suma, estamos ante un arma de guerra climatológica, una de las formas post-modernas de la guerra entre grandes potencias mediante la geoingeniería, el más descomunal “bio-terrorismo de Estado”. Increíble. En otras declaraciones afirmó:

“HAARP es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza militar deliberada. Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes… La capacidad de la combinación HAARP/Spacelab/cohete espacial de producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra por medio de haces de láser y partículas, es aterradora.”

(https://liberacionahora.wordpress.com/informacion-alternativa-y-nuevos-paradigmas/proyecto-haarp/)

Obviamente, aquí hay una guerra informativa como ha ocurrido antes (por ejemplo, en cuanto a los experimentos reales y casos de aplicación para la inoculación del cáncer), una disputa por “la verdad”, entre una cierta comunidad científica y el poder de un gran Estado, todo su dinero, su ejército y sus aparatos de comunicación para dominar a la opinión pública desmintiendo a algunos  prestigiosos científicos. Allí encontramos otro de los grandes ensueños del poder: el control social lo más severo y amplio posible. Pero la clave que conecta este programa militar con sus efectos en fenómenos naturales desastrosos, se menciona y resume en lo siguiente:

“HAARP podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos. En forma más general, HAARP tiene la capacidad de modificar el campo electromagnético de la tierra. Es parte de un arsenal de “armas electrónicas” que los investigadores militares de los EE.UU. consideran una “guerra más suave y bondadosa”. (Ídem, negritas JRY)

La afirmación anterior alerta desde una perspectiva científica, los potenciales y reales efectos en movimientos telúricos ocurridos recientemente, como posibilidad efectiva. Otro científico de renombre mundial, como Michio Kakú afirmó recientemente, que el programa HAARP es el responsable de la oleada de desastres naturales (“huracanes artificiales”, que otro científico de la NASA, de apellido, Rodie, llamó “creados por el hombre”), debido al rociamiento de los cielos con nano-partículas  cuyo efecto central es la modificación climática, y según Rodie, mediante el estudio de los más recientes huracanes, descubrió “pautas sospechosas en la trayectoria de los huracanes” como “aspectos brumosos y patrones de ola, habituales en las estelas”, propios de “agentes químicos pulverizados” lo que pone de manifiesto “la existencia de materiales de geo-ingeniería”. Y de allí, otras fuentes han afirmado que el HAARP es responsable del terremoto ocurrido en México de una intensidad de 8.2 (en la Escala de Richter, el 7 de septiembre, sin explicar con suficiencia la aseveración), dado que en el Estado de Texas se produjo la “siembra de nubes antes del huracán” (se hizo el 24 de agosto de 2017, y se ha hecho ya desde 2011) lo que provocó que se amplificara su impacto devastando regiones del propio Estado de la Unión Americana, propiciando también grandes tormentas, experimento calificado como “un gran éxito”, porque la tormenta se prolongó más de lo normal y con mayor fuerza que la natural. Puede ser también una vía para provocar inundaciones, tormentas eléctricas poderosas, sequías y hambrunas. (http://conlaorejaroja.com/haarp-el-arma-todopoderosa/). Entre los días 4-6 de septiembre, previos al primer terremoto en México en el sur-sureste mexicano, se produjo la más grande tormenta solar (fulguraciones, les llaman también) de los últimos 10 años (justo como sucedió cuando se produjo el huracán “Katrina” en 2005, uno de los cinco más devastadores en la historia de los EUA). El huracán -previo al primer terremoto en México- “Irma”, se desarrolló el 30 de agosto en Cabo Verde; dadas condiciones favorables, se intensificó rápidamente y en 24 horas se convirtió en un huracán de categoría 2 y luego, en un huracán mayor cuya intensidad fluctuó, pero el 4 de septiembre (sólo 3 días antes del primer terremoto en México) subió a categoría 5 con vientos de 295 km/h (The Washington Post, 6 de septiembre). Agreguemos que en este contexto, la actividad del Volcán Popocatépetl en México y el Volcán de Fuego en Guatemala ha sido reiterada durante 2017, fuertes fumarolas e incluso lava, el segundo.

Se aprecia, entonces, en la superficie, un primer patrón de tres piezas: intensas fulguraciones solares / presencia progresivamente fortalecida de huracán/ y sismos de alta intensidad/actividad volcánica, antes y después, en donde el trayecto es variable, porque el huracán que sigue a la tormenta solar puede iniciar en una zona geográfica y desplazarse a otra en donde alcanza su mayor fuerza, y en un territorio nacional  cercano, puede sobrevenir el movimiento telúrico. ¿Será así? o ¿fue coincidencia la sucesión de etapas? Ojalá que los más capacitados nos hicieran luz sobre esto.      

Volviendo al HAARP y sus experimentaciones, es posible, como sucede desde hace decenas de años, que en un momento dado, el macro-experimento pueda salirse de control o superar las previsiones y cálculos (no se hace con ratas o conejos), en sus impactos, magnitudes, intensidad, por lo menos en forma parcial. Es probable también, que –opinan algunos especialistas- la guerra climatológica haya comenzado (como el profesor Michel Chossudovsky, en Global Reserch, 20 de diciembre, 2007) o que esté en preparativos de intensificación experimental (de allí los fenómenos presenciados en distintas zonas geográficas). Otros autores hablan de “declararle la guerra al cambio climático” (no en sentido militar) como medida defensiva de la humanidad (caso del famoso ecologista estadounidense Bill McKibben), y no hay que olvidar que Donald Trump retiró en junio de 2017 a EUA del acuerdo contra el Cambio Climático de París, evidentemente para actuar con mayor libertad en el tema, y que las tensiones con otras potencias en distintas regiones se han recrudecido a partir del presente gobierno de EUA. Obviamente, son todos datos o piezas de un gran rompecabezas.

El caso del fuerte temblor en el sureste mexicano y en Guatemala (el primero) que hizo que se girara una Alerta de Tsunami, llamó también la atención por los múltiples  destellos en el cielo emanados del Sol, debido a mega explosiones solares (“tormentas geomagnéticas”). Aquí, el punto está, en dilucidar si tales explosiones solares son efecto de las manipulaciones geofísicas en la ionósfera, parte de la atmósfera en donde actúa la radiación solar, o no lo son. Porque a tales inducciones o manipulaciones, habría que agregar la pre-existencia de la “falla tectónica de San Andrés”, otra “falla tectónica” que involucra la “Placa de Cocos” y que pasa por una parte importante del territorio nacional, que es causante de movimientos telúricos relativamente recurrentes, todo ello, anterior al programa HAARP. Y luego, está también el llamado “cinturón de fuego” (zona de alta actividad sísmica y volcánica) en el cinturón que bordea el Océano Pacífico (https://www.youtube.com/watch?v=o_qKuKFvlAY). Son, así, un conjunto de factores geológicos y tectónicos difícilmente resumibles en un solo factor causante: HAARP.

La gran pregunta es entonces: ¿cómo influye el HAARP en los movimientos tectónicos? ¿o no influye en realidad? Una opinión más o menos consensual, es que los movimientos telúricos recientes están más relacionados con la actividad del Sol, con las tormentas electromagnéticas que impactan y modifican el campo electromagnético de la Tierra, y derivan en su capacidad de inducir  movimientos tectónicos, posiblemente: a) si la secuencia que antes anotamos fuera válida, con una probada relación de causalidad entre sí; y b) si como opinan algunos especialistas, las fulguraciones solares, al modificar el campo electromagnético y llegar a la Tierra, activan el movimiento volcánico y tectónico, ya que las “tormentas solares” son:

“(liberación súbita de radiación electromagnética) y fuertes eyecciones de masa coronal (onda hecha de radiación y viento solar que se desprende del Sol)  (…) La primera fulguración tuvo lugar el pasado 4 de septiembre, cuando (…) se observaron perturbaciones magnéticas (…) durante la noche del 6 al 7 de septiembre. Sin embargo, el 6 de septiembre, poco antes de las 12:00 horas GMT, se produjo una fulguración que ha sido la más intensa de los últimos 10 años, y que emitió partículas de alta energía (…), en el sol se produjo el equivalente a un terremoto, con una onda expansiva importante (…) Había una eyección de masa coronal muy rápida, a bastante más de 1 mil km/segundo y teníamos claro que llegaba a la Tierra (…) Desde ese día, el sol ha seguido explotando”. (http://www.prensalibre.com/internacional/detectan-la-llamarada-solar-mas-potente-del-ultimo-decenio)

En este tema muchas puertas quedan abiertas, pero no perdamos de vista que la lógica de los grandes poderes en la historia de la humanidad, es implacable, y el criterio rector es siempre el logro de la supremacía in-contrastada. Dicen los abogados que “a confesión de parte, relevo de pruebas”; sobre ello nos ilustra el profesor canadiense Michel Chosudovsky en la fuente antes citada:

 

“La modificación del clima, según el documento de la Fuerza Aérea de EE.UU. AF 2025 Informe Final, ‘ofrece al combatiente en la guerra una amplia gama de posibles opciones para derrotar o coercer a un adversario;’ sus capacidades, dice, se extienden a la provocación de inundaciones, huracanes, sequías y terremotos: ‘La modificación del clima se convertirá en parte de la seguridad interior e internacional y podría ser realizada unilateralmente”. (Negritas JRY)

No se requieren más comentarios. Suficiente.