30 de abril de 2024 | 07:19 a.m.
Opinión de H. E. Cavazos Arózqueta

AMLO ya no tiene que elegir entre Marcelo y Claudia

No hay duda: los sueños y aspiraciones presidenciales de Marcelo Ebrard comienzan a desmoronarse, junto a la popularidad de Morena.
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Inevitable que accidente tenga repercusiones político-electorales.

No debe ser afán de nadie lucrar políticamente con la tragedia. Sin embargo, resulta imposible que lo sucedido anoche con la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México no repercuta ni tenga consecuencias político-electorales, dentro y fuera de MORENA. En primer lugar, por el contexto, pues el próximo mes se celebrarán elecciones históricas, por su magnitud y relevancia en el porvenir de México. Por otro lado, los terribles sucesos de la noche de ayer podrían ser decisorios en la definición de quién será el candidato presidencial del oficialismo en 2024.

Los más sonados para el 2024: Sheinbaum y Ebrard

Desde el 2018 los más sonados para relevar a Andrés Manuel en el poder han sido Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. La primera siempre se ha antojado la favorita del presidente. Tanto porque confía en ella, como porque el tabasqueño ve menos probable que una vez en el Poder, la actual Jefa de Gobierno se le rebele, como ha sucedido tantas veces en nuestra historia. En Claudia, López Obrador ve continuidad a su proyecto y lealtad ciega. A diferencia que con Marcelo, en quien ve a un hombre pragmático y con quien tiene una deuda política; pero también ve una antítesis encarnada, por lo distintos que son los orígenes de Ebrard y Obrador. El primero viene de la tecnocracia; el segundo del populismo

No obstante lo anterior, la tragedia ha cambiado todo. Creo el dilema se ha diluido. Con esto, Andrés Manuel ofrecerá a Ebrard protección, a cambio de docilidad. Es decir, si Marcelo no interfiere en la sucesión presidencial, estará protegido. De representar un obstáculo, sufrirá las consecuencias.

Marcelo sabía que en caso de no ser favorecido por el famoso “dedito” de López, contaría con el bloque opositor para una eventual candidatura presidencial por el PRI-PAN-PRD. El problema es que las piezas se han movido. Porque si el ‘Carnal’ se prestara para contender contra Sheinbaum en 2024, tendría que matar o morir; pues perder contra MORENA le significaría nuevamente el destierro, la persecución política y, quizás, la cárcel.

Dicho esto, creo no hay duda: los sueños y aspiraciones presidenciales de Ebrard Casaubón comienzan a desmoronarse, junto a la popularidad del partido Movimiento Regeneración Nacional.