Mientras el Consejo Científico COVID- 19 del gobierno de Francia llama al rebrote del coronavirus en ese país una “situación inquietante”, y el gobierno británico prohíbe las reuniones de seis o más personas en Inglaterra, y AstraZeneca cancela el desarrollo de su vacuna experimental debido a efectos contraindicados, la prensa mexicana se enzarza con críticas desproporcionadas contra el subsecretario López-Gatell.
En este contexto, un grupo de destacados médicos ex secretarios de salud como Mercedes Juan, Salomón Chertorivski, Julio Frenk, José Narro, José Ángel Córdova y Guillermo Soberón propusieron un plan de contingencia con el propósito de paliar la pandemia, como resultado -según arguyeron- de la mala gestión del actual subsecretario de salud. El plan fue presentado después de 9 meses de investigación científica, documentos publicados, y de incuantificables pruebas de laboratorio.
Considero que el plan presentado por los ex funcionarios es serio, basado en evidencia, bien intencionado y que pretende enriquecer la estrategia del gobierno para contener la pandemia. Sin embargo, la oposición y la prensa han utilizado el documento para lanzar acusaciones desmedidas. Algún columnista llamó a los más de 60 mil fallecidos “los muertos de López-Gatell” lo que resulta, a todas luces, desproporcionado, provocador, incendiario y demuestra una profunda cortedad de miras, pues el desafortunado número de muertos no depende exclusivamente de la gestión de un subsecretario de escritorio, sino de problemáticas estructurales como las condiciones de salud de la población, servicios médicos, entre otros.
Si bien López-Gatell erró al no recomendar inicialmente el uso de mascarillas como medida de prevención de contagios a terceros, tampoco lo hicieron otros gobiernos, pues la información provista por la OMS y los médicos chinos era limitada, lo que restringía- a su vez- la acción de los gobiernos. En suma, el virus era desconocido para los médicos y epidemiólogos, y en general, para el conjunto de la comunidad científica.
Los ataques político-mediáticos contra López- Gatell son indicadores de la profunda polarización política que vive el país. El subsecretario, por su parte, debe escuchar a los expertos, entre ellos, los ex secretarios de salud, con el propósito de contener el impacto devastador de la pandemia. Sin embargo, deberá soportar entre tanto la tormenta de acusaciones -algunas legítimas y otras no tanto- sobre su gestión al frente del combate contra la pandemia.