Jaime Torres Bodet, parte esencial de la generación literaria y poética.
Un 17 de abril de 1902 nace en la Ciudad de México, Jaime Torres Bodet (JTB). Moriría 72 años después, el 13 de mayo de 1974, a manos propias, al suicidarse, darse un tiro.
Se trata de una figura pública trascendente para el México del siglo XX y aún vigente hoy. Iniciaría su trayectoria muy joven, como secretario particular de José Vasconcelos en la UNAM y después como funcionario en la recién creada SEP en 1921. Es parte esencial de la generación literaria y poética de los Contemporáneos. Sería diplomático y secretario de Relaciones Exteriores, dos veces secretario de Educación Pública, embajador de México en Francia y, electo por el organismo internacional, director general de la UNESCO.
La trascendencia se confirma en su nombre registrado en calles, bibliotecas, auditorios, escuelas del país (a lo cual habría que añadir el impulso al conocimiento de su obra). Una figura que pertenece a todos los mexicanos, a ningún partido político o ideología particular.
A raíz de haber sido merecedor de Mención Honorífica en el Premio de Crónica de la Ciudad de México, 2020, convocado por el Archivo Histórico de la misma, y al saberse de mi conocimiento y estudios sobre el personaje (incluida la tesis universitaria), fui invitado por la institución a realizar una conversación sobre la vida pública y la obra de Torres Bodet. Como consecuencia, recibí algunas otras invitaciones para abordar aspectos particulares. Por ejemplo, JTB y los Contemporáneos, JTB y la diplomacia mexicana, la educación pública, la UNESCO, los museos, la Conaliteg, su suicidio…
La fecha aniversario de su nacimiento me ha servido para la reflexión del porqué esas invitaciones fueron suspendidas supuestamente por la veda establecida por el Instituto Nacional Electoral, durante la cual no se pueden tratar ciertos temas; entre estos, JTB. Se me ha informado que su figura está relacionada con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo cual me pareció absurdo, pues él nunca militó en ningún partido político. Que fue estrecho colaborador del Estado mexicano, sí, pero esa ha sido la marca de casi todos los intelectuales y escritores mexicanos ya sea ejerciendo el poder o recibiendo subvenciones; salvo pocos casos, como el ejemplar de José Revueltas.
De hecho, esa ha sido una crítica a los creadores nacionales por escritores como Roderic A. Camp, Ricardo Piglia, Mario Vargas Llosa, Roger Bartra, la cercanía del intelectual mexicano con el Estado. Pero, ¿se imaginan lo que hubiera sido de México y los mexicanos si estas figuras no hubieran participado en la vida pública del país, dejarlo a merced de militares embrutecidos de ambición y civiles sin escrúpulos?
La gran obra constructora de México en el siglo XX está basada y se explica por esta colaboración; le dio sentido al país. Entonces, no hablar durante la veda electoral de JTB significaría no hablar tampoco de Octavio Paz, Juan Rulfo, Martín Luis Guzmán, Carlos Fuentes, Salvador Novo, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Rosario Castellanos, etcétera. Significará no hablar en el futuro de escritores, artistas e intelectuales que hayan ocupado algún cargo en cualquier gobierno o recibido patrocinios; incluso los casos de hoy, los intelectuales orgánicos del neoliberalismo y de la 4T.
Un absurdo que requiere ser abolido para entrar a un estatus del país más inteligente, más crítico, más democrático. De todas maneras, la veda pasará y se volverá a la normalidad, se reprogramarán las fechas y podremos hablar de esta figura trascendente que, como me dijera en entrevista el escritor Rafael Solana –amigo y secretario particular de JTB durante el segundo período en la SEP-, JTB “nunca perteneció a ningún partido político, no fue priista ni de ningún otro” (“Jaime Torres Bodet había ya proyectado suicidarse al concluir sus memorias: Rafael Solana; entrevista”; Conferencia de Salud: México registra récord de vacunación y 212 mil 228 muertes por Covid-19.
Y por cierto, al revisar su biografía en Wikipedia, en efecto, aparecía registrada su filiación al PRI, lo cual, como editor que soy, procedí a eliminar.
Pronto estaremos, pues, abordando más capítulos de la vida y obra de esta figura trascendente de la cual, con cierto desdén, Octavio Paz expresó y escribió, era un “hombre público y un poeta secreto”; poeta magnífico, por cierto, agrego. Y del cual se burlaba también un compañero de generación, Salvador Novo, al decir que Jaime Torres Bodet no tenía vida, sólo construía su biografía. A lo cual respondió Solana en la entrevista citada, “Sí, esa es una frase del viperino Salvador Novo; que siempre hacía frases ingeniosas. Pero, ¡cómo no va a tener vida!, una vida intensamente dedicada a México y al pueblo mexicano.”.
P.d. Mi videocolumna sobre el tema: