La guerrilla se da cuando un ejército legalmente constituido y emanado del Estado, lucha contra grupos civiles armados que pueden contar con menores capacidades bélicas o estar en inferioridad numérica, pero que conocen perfectamente el terreno de batalla, actúan con ataques rápidos y sorpresivos, y posteriormente se repliegan en su guarida.

Ejemplos de los resultados de una guerrilla sobran.

En la guerra de Vietnam el ejército de los Estados Unidos de América no estaba preparado para ese conflicto, el tipo de terreno y la batalla.  El ejército más poderoso del mundo fue apaleado por Ho Chi Minh, líder del Viet Cong.

El pasado 3 de mayo en el hoy famoso lugar Palmarito Tochapan, Puebla, nuestro ejército se enfrentó a balazos con un grupo de personas civiles armadas que se dedican al robo de combustible de las tuberías de Pemex, con un resultado de 4 militares y 6 civiles muertos, estos últimos presuntos huachicoleros.

De ese enfrentamiento existen unos videos que han circulado en televisión y redes sociales. Existe una imagen en especial, evidenciando el momento en que un soldado con su arma larga y a muy corta distancia le dispara en la cabeza y mata a una persona que ya estaba detenida en posición de decúbito ventral. Pero ¿cuál es el contexto de una agresión de esa magnitud?

No existe ninguna justificación a la ejecución que el soldado hizo. Se tiene que castigar y no hay duda. Pero previo a ésta, los huachicoleros habían matado a cuatro de sus compañeros militares y herido a otros más; los uniformados estaban destrozados por las bajas sufridas que son comparables solo cuando se enfrentan a balazos contra narcotraficantes en el norte del país.

Al decidir los militares ir con toda su fuerza contra los huachicoleros, la adrenalina, la ira y el miedo de combatir un enemigo que tiene mil formas, hicieron que perdieran el control interno como grupo de una situación externa incontrolable.

¿En dónde están los órganos de inteligencia que conocen a detalle el problema y que no advierten a los militares que: confrontar de forma directa a esa población es pelear en condiciones de guerrilla?

En la secuencia de las imágenes -que están editadas- se ve a los soldados impactar su camioneta contra un primer vehículo para neutralizarlo; posteriormente se acerca un segundo vehículo –de huachicoleros- y es detenido a balazos por los militares, sacando a sus tripulantes con visibles heridas. En ese momento los militares toman la formación de media luna que es adoptada por un comando cuando está en pleno combate. Buscan evitar un fuego cruzado y no ser tomados por sorpresa, están peleando en una zona habitacional que no conocen bien, el enemigo es camaleónico pues está disfrazado de campesino u obrero pero es huachicolero.

Finalmente al asegurar a uno de estos delincuentes, ya sabemos en qué terminó.

Nunca será justificable el homicidio. Pero es indispensable entender todo el contexto que envuelve la situación de muchos meses atrás.

¿Usted qué hubiera hecho?

La diferencia entre un policía y un soldado radica en que el primero detiene a un presunto culpable para ponerlo a disposición de la autoridad competente –por eso utiliza esposas o grilletes de muñecas- y vela por la seguridad pública. El segundo trabaja por la paz de una nación y, si para mantenerla es necesario aniquilar, lo hace. Por eso el militar no utiliza esposas o grilletes para muñecas.

Entre agosto y diciembre del año pasado el ejército mexicano fue desarmado en al menos dos ocasiones en la zona del triángulo rojo cuando efectuaban patrullajes para detener la venta clandestina de combustible. Los elementos castrenses al ser detectados fueron rodeados por un nutrido número de pobladores que les hacían frente utilizando como escudo sus propios cuerpos. A esa acción de desafío se sumaban mujeres y niños que eran el ingrediente letal para neutralizar a los soldados.

Los uniformados al verse atrapados por una turba de gente se imposibilitaban a disparar o defenderse de manera alguna; ya estando en superioridad numérica por los pobladores, éstos les arrancaban sus armas de cargo y eran golpeados por todos los que intervenían en la emboscada. Posterior les mandaban sus armas.

La historia podría terminar como los tres elementos de la Policía Federal que fueron quemados vivos por una turba enardecida en el poblado de Tláhuac, hoy Ciudad de México.

En esta ocasión el resultado fue distinto: 4 militares y 6 civiles muertos.  El respeto, imagen y credibilidad del ejército destrozado ante el mundo.

En los videos que menciono, llama la atención el reclamo de un poblador de la zona del triángulo rojo que filma con su teléfono a los soldados que se llevan una camioneta, en cuyo interior encontraron gasolina robada. El Señor grita lo siguiente:

-Gracias a eso no hay delincuencia pero eso ustedes no lo entienden, rateros-

La persona que filma el video se escucha de forma clara en su forma de hablar, cómo le cuesta trabajo articular un lenguaje completamente claro; podría suponerse que no terminó la educación básica, pero sí sabe que su video lo puede subir al feis –sic- y entiende que de esa forma cualquier autoridad que es filmada se limita en su acción por temor a ser exhibido y  perder su trabajo.

El guerrillero está convencido del por qué y contra quién lucha.

La desatención y falta de orden en esas comunidades fue por muchos años y todo vacío de poder es llenado por alguien o por algo. En esta ocasión la ingobernabilidad fue llenada con gasolina que ya explotó.

@RickyWanews