No transcurre semana en la que la bochornosa escena no se presente: un gobernador abucheado por una considerable parte de la concurrencia, durante un evento público encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El pasado martes 5 la situación pareció llegar al límite en Colima, en donde el mandatario de esa entidad, el priísta Ignacio Peralta Sánchez, recibió -frente a AMLO- una prolongada rechifla y gritos de “’¡fuera, fuera, fuera!”, por lo que tuvo que interrumpir su discurso en al menos tres ocasiones.

Visiblemente molesto, el gobernador colimense encaró a quienes le expresaban su rechazo: “Podemos dejar que se desahogue esta parte de lo que parece ser un protocolo en todas las entidades federativas, para que después, en esas buenas prácticas parlamentarias, ya me permitan a mí hacer el uso de la voz”. Pero encendió aún más los ánimos.

“¿Le van a seguir o ya terminaron?”, preguntó el gobernador ante una nueva rechifla, para posteriormente declarar, en una entrevista, que esos actos contra los gobernadores son “orquestados”, tal y como ya lo había externado, días antes, el PRI y el PAN.

Este miércoles, la situación subió de temperatura cuando la Conago (Conferencia Nacional de Gobernadores), por fin se sacudió algo del marasmo en el que cayó durante estos primeros meses del gobierno amloísta, para exigir el fin de las “agresiones” contra los gobernadores.

Incluso, la Conago –que siempre ha fungido como un “sindicato” de gobernadores frente al poder presidencial en turno- amagó con la posibilidad de que los mandatarios estatales no asistan a los eventos del presidente Andrés Manuel López Obrador, en una postura que ya se esperaba y que, incluso, se habían tardado en anunciar.

El propio AMLO ya respondió que su gobierno analiza las estrategias para evitar esas expresiones. Pero ¿son realmente orquestados esos abucheos? Muy difícil determinarlo por ahora, aunque es factible que así sea, en una de las tantas y añejas prácticas negativas alentadas por algunos sectores del poder en nuestro país.

Pero a decir verdad, los gobernadores viven uno de sus peores momentos en cuanto a imagen y credibilidad, por la enorme impunidad, por los excesos y por la corrupción que ejercen y ejercieron varios de ellos, al amparo de la “autonomía” de poderes y por la ausencia de un jefe político –antes el presidente de la República- que los “vigilaba”, “castigaba” o “premiaba”.

No parece aventurado apuntar que esta serie de rechiflas y abucheos contra los gobernadores, es una especie de venganza popular contra quienes han hecho y deshecho en contra del pueblo mexicano, y qué mejor que repudiarlos frente al presidente AMLO, quien para los inconformes precisamente encarna la lucha contra la corrupción, contra los abusos de poder.

Como sea, por lo pronto ya han enfrentado este tipo de repulsas populares un total de 16 gobernadores en apenas 100 días del nuevo gobierno federal. Ellos son (en orden cronológico) los gobernadores de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas; de Hidalgo, Omar Fayad; de Oaxaca, Alejandro Murat; de Michoacán, Silvano Aureoles; del Edomex, Alfredo del Mazo, y de Guerrero, Héctor Astudillo.

También han recibido rechiflas y gritos en contra los mandatarios de  Coahuila, Miguel Riquelme; de Zacatecas, Alejandro Tello; de Tlaxcala, Antonio Mena; de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras; de Quintana Roo, Carlos Joaquín González; de Sinaloa, Quirino Ordaz; de Chihuahua, Javier Corral; de Sonora, Claudia Pavlovich; de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, y de Colima, Ignacio Peralta.

El único que se ha salvado de las arengas es el gobernador de Durango, el panista José Rosas Aispuro, quien seguramente presume el hecho como todo un logro.

Mientras, a esperar las medidas que supuestamente se implementarán para evitar ridiculizar a los gobernadores en los eventos presidenciales, lo que no parece muy sencillo porque, por todo lo visto y escuchado, esa práctica en particular parece estar más relacionada con el resentimiento social y el rechazo ciudadano hacía la desprestigiada figura de los gobernadores.

Gracias por el favor de su atención. Envíeme sus comentarios, denuncias, quejas y aclaraciones al correo electrónico marioedua2@gmail.com

Sígame en Twitter: @marioedua y en Facebook: Eduardo Camacho Rivera