Decía el ideólogo veracruzano Don Jesús Reyes Heroles que el mejor ex-presidente en México es el que permanece callado, esa tradición y ley no escrita del sistema político mexicano fue durante muchas décadas clave para la estabilidad política y social de la Nación mexicana, ya que aunque así lo hubiesen hecho, a decir de Don Miguel Alemán Velasco, y con mucho tino, en su libro Si el águila hablara, los ex-presidentes no eran más que un "Tehuacán sin gas". O algo poco más radical, que es como lo dijo en alguna entrevista la actriz Sasha Montenegro, segunda esposa y hoy viuda de Don José López Portillo, no sin razón: "Los Presidentes en México son Reyes por seis años, para después ser decapitados".

Y aquí es donde entran nuestros dos personajes de este texto: Vicente Fox y Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, quienes no dejan (ya no digamos un día) una sola hora de estar emitiendo opiniones, unas más ridículas, tristes y lastimosas que otras, en contra del Presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador, estos dos señores son tan torpes como lo fueron cuando tuvieron su responsabilidad histórica en la silla presidencial, no caen en la cuenta que al injuriar, como de hecho lo hacen, al Presidente más popular en décadas, no solo no ganan absolutamente nada, sino que se exhiben y se exponen a que sus figuras pasen a la Historia como algo aún más oprobioso de lo que lo harían si permanecieran en un digno silencio, como (y no está de más decirlo) lo ha hecho, en estricta disciplina, el ex-presidente Peña Nieto, con todo y la losa de cuestionabilidad que carga a cuestas.

Fox y Calderón solo demuestran un sentimiento que es de lo más vil que puede existir en el ser humano, y que es la envidia vulgar, quizá por el enorme trecho de diferencia (abismal) que existe entre sus patéticas figuras y la de AMLO; no caen en la cuenta que, además de aumentar su evidente infelicidad como seres humanos, también, y proporcionalmente lo hace el repudio popular hacia sus personas y el mediocre papel que desempeñaron en sus respectivos sexenios, mismos que son la causa de una muy buena parte de los problemas que el Presidente López Obrador ha heredado, y eso el Ciudadano lo tiene cada día más claro.

Y a continuación me permito compartir alguna citas literarias respecto a lo anteriormente escrito, reflexiones en torno a la infelicidad, al fracaso y al poder político:

 

- "Nadie es desdichado sino por su propia culpa".  

Séneca

No hay infierno tan terrible como fracasar en una empresa.

John Keats

 

Cuán extraño deseo del poder sobre los demás, y perder el control sobre sí mismo.

Francis Bacon

El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos.  

Tácito

 

Triste es pues, el ocaso de dos ex-presidentes mexicanos que, tal vez, nunca debieron llegar a serlo...