El fútbol británico 

Afirma Jorge Valdano en uno de sus libros, quien por cierto, no necesita más presentación en el mundo del fútbol, tanto cómo su impresionante trayectoria cómo jugador, entrenador, alto directivo, comentarista en medios de comunicación, y ahora considerado cómo el intelectual, filósofo y exégeta del deporte más popular del mundo por excelencia, que cada equipo de fútbol, selección o incluso torneos, tienen un distinto centro de poder; en algunos es algún jugador emblemático e insustituible; en otros su presidente o propietario, en otros, la idiosincrasia prevaleciente en el lugar dónde se juegue, pero en el caso que nos atañe, el fútbol británico (nada menos que los creadores de este juego/religión) el poder reside ni más ni menos que en la afición, dando cómo resultado que todo ahí se mueva alrededor de este, aún en ocasiones en detrimento de conseguir los títulos de los que se tiene potencial, y es que para poner esto en perspectiva sólo basta con recordar que Inglaterra sólo ha sido una vez campeón del mundo, y esto fué de locales, en las justa celebrada en 1966.

"La pasión no se compra"

En la Premiere League, es dónde se tienen los mayores contratos de televisión del mundo, porqué el centro mismo del negocio es el aficionado, por ello esa liga no para, ni una sola fecha, ni en Navidad, año nuevo o cualquier festividad, y eso tiene su explicación: los ingleses se reúnen con sus hijos, nietos, hermanos, padres, etc., en un estadio durante los días en los que quizás son los únicos que se puedan ver durante todo el año. De ese tamaño es la importancia del fútbol para ellos.

El hecho es que todo lo anterior quedó demostrando cuándo, en recientes fechas, nadie, ni siquiera las más altas autoridades del fútbol, tuvieron una reacción tan decidida en contra del atentado al fútbol que pretendía Florentino Pérez, el Presidente del Real Madrid, y un puñado de otros equipos poderosos de Europa, que pretendían irse por la libre, brincándose todas las trancas para crear una "super liga" groseramente elitista; la afición inglesa salió a las calles, baste el ejemplo de uno de los clubes implicados, el Chelsea, de las afueras de Londres, su hinchada no tuvo duda alguna a la hora de bloquear la avenida por dónde transitaba el autobús con el equipo arriba de el, cartulinas con leyendas cómo "la pasión no se compra", "somos aficionados, no clientes", o "no se atrevan a matar al fútbol", fueron las expresiones más decisivas para que el mundo del fútbol pusiera los pies sobre la tierra.

Una lección importantísima e histórica nos deja de legado perenne la afición británica, y esta es simplemente que no se olvide que el centro mismo del fútbol no es el dinero, la discriminación por calidad, precio de los futbolistas, infraestructura (que los ingleses, por cierto, poseen la mejor del planeta) ni tampoco directivos, dueños o marcas transaccionales cómo patrocinadores; el centro mismo del juego es el aficionado de a pie, ese que sueña, se emociona, se olvida de sus problemas, y sobre todo, vive con pasión su deporte favorito; los ingleses nos dejaron en claro que el fútbol sea quizás la actividad más democratizadora del mundo actual; tiene igual derecho de soñar, por ejemplo, un aficionado de la localidad de Alcorcón en España con su modesto Club, que los del Real Madrid, Chelsea, Barcelona o el Milan, y para muestra los torneos de copa locales, dónde se pueden ver las caras equipos de todas las categorías, imprimiendo al fútbol uno de sus principales motores, que estos ambiciosos directivos de clubes mega multimillonarios pretendían empezar a matar con su super liga famosa, y eso es, ni más ni menos que el romanticismo.

Gracias, amigos ingleses

En fin, que no se nos olvide que los miles de millones de aficionados al fútbol en el mundo, estaremos por mucho tiempo en deuda con la afición que inventó el fútbol, y que no es casualidad, hayan acudido en su rescate, así cómo en su momento lo rescataron de la tristemente recordada violencia en los estadios, de los animalescos "hooligans", y que hoy, el fútbol inglés es quizás el que dónde se puede ver en sus estadios el ejemplo ideal de espíritu deportivo y caballerosidad. Una vez más, pues, gracias, amigos ingleses.