Dicen en mi tierra que en gustos se rompen géneros y en opiniones hocicos; y tuve el gusto de comprobarlo ayer en Twitter cuando con el HT #AFavorDeLaTauromaquia me pegaron una cogida de aquellas…

 

Decía Gandhi que un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales; yo creo que cualquier sociedad que trate de dignificarse por medio del activismo pro animal antes que resolver los problemas que afectan directamente a su especie (es decir, la humana aunque no siempre lo parezca), tiene seriamente mal ordenadas sus prioridades.

 

Y es que, como humana que soy, me resulta sumamente ocioso que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal malgaste el escaso tiempo ordinario que le queda en legislar a favor o en contra de las corridas de toros en la Monumental Plaza de Toros México, cuando el argumento principal es la “crueldad animal”, mientras la “crueldad humana” es evidente en muchos casos pendientes por legislar.

 

Tan solo un ejemplo de ello, es la propuesta de descentralizar el  Sistema de Aguas de la Ciudad de México para convertirlo en un órgano autónomo más eficiente y capaz (de capacidad para atender los asuntos), para solucionar temas de tanta afectación humana como el desabastecimiento de agua en Iztapalapa. Y es que dejando a su mejor opinión el punto, me parece bastante cruel tener deliberadamente a una comunidad más de 15 días sin agua, y sin dudarlo ni un segundo preferiría que los honorables invirtieran su tiempo -es decir, nuestro dinero- en discutir al menos el tema del cobro y abasto del vital líquido, que en prohibir los toros.

 

Y no me mal interpreten activistas, anti taurinos, y ambientalistas del mundo, yo en lo personal disfruto mucho las hamburguesas de portobello y estoy plenamente consciente de lo grotesco que puede resultar para algunos el espectáculo. Pero así de consciente estoy también de la poca calidad de vida y falta de dignidad a la hora de su muerte, de que son víctimas las reses, los puercos, los pollos y diversidad de animales en los rastros. Y salvo que todos y cada uno de los tuiteros que me llamaron psicópata, ignorante, desinformada, y más aún los que me desearon la muerte en el ruedo por apoyar el HT #AfavorDeLaTauromaquia, sean vegetarianos y que de animal no consuman ni leche, lo único que les pido además de un poquito de tolerancia, es que sean congruentes.

 

Abordar el tema de la tauromaquia es a todas luces difícil. Postularse a favor sin ser juzgado mucho más, pero intentar explicar (sin ofender) el por qué los taurinos consideramos a la tauromaquia un arte, cuesta a veces además de seguidores, hasta amigos.

 

En lo personal creo que la tauromaquia está pronta a desaparecer (y nótese, creo que es lo correcto), pero junto con la extinción de la fiesta brava se extinguirá su razón de ser y su bien más preciado, el grandioso animal que es el toro de lidia, y eso me entristece bastante.

 

Pero mientras la ALDF decide eso o no, yo no encuentro motivo para dejar de ir los domingos a la México o a cualquier otra plaza a que me saquen toro y torero del pecho, una buena tanda de ¡Olés!, ni siento remordimiento alguno por presenciar la bella e irrepetible danza de vida y muerte que dibuja el toreo en cada encuentro.

 

Entiendo la antipatía que provoco con mis afirmaciones y me imagino a los anti taurinos ardiendo de coraje más que como arde el ruedo en tardes de corrida, pero más antipática me resultaría a mí misma si las escondiera (yo con eso no puedo).

 

No creo sin embargo, que mi postura ni la de los más de 50 mil taurinos que llenaron la plaza el pasado 05 de Febrero en todo caso, sea merecedora de tanta intolerancia, agresión y hasta deseos de muerte. Como ya les comentaba no sé qué opinen ustedes, pero a mí sencillamente me gustaría que en general entre humanos fuéramos más congruentes.

 

En fin, yo espero a la votación tranquila con mi postura, porque también como se dice en el argot taurino… No todas las tardes se puede salir en hombros.