Fue un día histórico para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), este domingo 11 se amarró una mano y se golpeó con la otra; con esa misma se comió una cuchara de su propio veneno.

Alejandro Moreno Cárdenas, se declaró ganador del proceso interno mientras que a Ivonne Ortega, le alcanzó para denunciar irregularidades.

El PRI, con votación “libre” y “secreta” de su militancia, ganó y perdió, eligió a la nueva dirigencia nacional en la persona de Alejandro Moreno, como presidente y Carolina Viggiano, ocupará la Secretaría General, mientras que seguramente Ortega Pacheco, abandonará el partido y por consiguiente, el Revolucionario Institucional perderá un buen elemento.

Alito y Carolina, han expresado que el triunfo es irreversible, con 5 a 1 sobre el segundo lugar que fue la yucateca, la tercera fórmula era para terminar de afianzar la victoria de Alito, pues en tercios siempre gana el PRI.

Así que a partir de hoy se comienza a escribir la historia de otro nuevo PRI, que deberá ser oposición elegante y propositiva ante el Gobierno Federal que administra Andrés Manuel López Obrador, mismo al que ya califican como incapaz y sin brújula, fallido a las expectativas de las familias mexicanas.

“Vamos a construir el mejor PRI de todos los tiempos. Seremos un PRI fuerte, un PRI combativo, un PRI moderno”, afirmó Moreno Cárdenas.

Ya el supuesto respeto que la fórmula ganadora le tenga a los perdedores está de sobra, en política y sobre todo dentro de un proceso electoral, lo único que existe es estrategia, presiones, represiones y negociaciones que demeritan los valores, lealtades y afinidades, pues nadie vota libre, hasta el más mínimo favor se cobra en un día como hoy. De elecciones.

La única verdad que nos puede ofrecer el PRI, y claro que está en duda, va dirigida a la intención de trabajar para construir la unidad del partido, pero como ya dijo Alejandro Moreno, este mismo domingo: “Hay que ser un buen priísta”.

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