Después de la selección mexicana de futbol mis equipos son Argentina y Francia. Desde el principio supe que México no llegaría muy lejos, la esperanza se nos vuelve pasión y la pasión, se sabe, no es objetiva. Hay que soñar en cosas chingonas, dijo el Chicharito; moralmente disciplinado, Octavio Paz recomendó: “Merece lo que sueñas” (y, entre tantas cosas, Octavio mereció el Premio Nobel).
Esta generación argentina de futbolistas nunca se integró, también le faltó técnico. Se extraña la capacidad de Menotti, Bilardo, y hasta Bianchi. El futbol es equipo o no es, Messi no puede cargar con todo, tampoco el portugués Cristiano Ronaldo. Croacia y Francia demostraron que, teniendo jugadores de enorme capacidad, lo relevante sigue siendo el conjunto.
Es una paradoja este enfrentamiento porque Croacia nació de una guerra intestina en Yugoslavia y su secesión. Los nacionalismos, religiosos o cívicos, destrozaron esa región. El equipo francés, por el contrario, es un ejemplo de multiculturalismo y de integración. Hay vileza en quienes señalan al equipo francés como un conjunto africano. El pensamiento único jode a la diversidad.
Una sociedad tan conservadora como la estadounidense ha asumido la integración de los deportes. Los “afroamericanos” han destacado en todo: atletismo, golf, futbol americano, basquetbol, beisbol, soccer, box. ¿Por qué criticar a la selección francesa por, en buena parte, sus orígenes africanos?
Hay que celebrar la diversidad. Francia nos ha dado una cocina excelente y excelentes vinos, nos ha dado a Moliére y a Voltaire, a Sartre y al surrealismo, a Baudelaire y Rimbaud, a Valéry y Monet. En Francia se refugió Óscar Wilde y en los 20’s del siglo pasado, París, como escribió Hemingway, era una fiesta. Sin Francia, los modernistas mexicanos jamás existirían, ahí vio la otredad Diego Rivera, ahí se suicidó Antonieta Rivas Mercado, ahí está enterrado Porfirio Díaz.
Celebremos con Francia su campeonato, también el multiculturalismo y la diversidad. La disciplina (Descartes) y la imaginación creativa (Víctor Hugo, Flaubert, Proust…) siempre serán bienvenidas.