Anoche, bastante tarde, en la estación de música clásica de la Ciudad de México, la frecuencia 94.5 del IMER, una mujer hablaba de la película Lo que el viento se llevó. Ella dijo que la frase más famosa del filme basado en la novela de Margaret Mitchell es: “A pesar de ti, de mí y del mundo que se desquebraja, yo te amo”.

Aunque son palabras lindas que deberían ser dichas con más frecuencia, en realidad la colaboradora de Opus 94 no dijo la verdad. Busqué en Google y creo que hay consenso acerca de que la expresión más conocida de la mencionada película es otra, la de Rhett Butler cuando responde a una súplica de Scarlett O’Hara:

Scarlett: “Rhett… Rhett, si te vas, ¿a dónde iré? ¿Qué haré?”. 

Rhett: “Francamente, querida, me importa un bledo”.

¿Un bledo? ¿Quién usa esa palabra? Quizá les pareció adecuada a los traductores de 1939, al menos a los de la versión de Lo que el viento se llevó que se vio en España, que es la más comentada en internet.

¿Bledo? Según entiendo, bledo es una planta que la gente en la antigüedad despreciaba porque no tenía sabor. De ahí lo de “me importa un bledo” como una manera de manifestar desprecio.

Pero eso no pudo haberle dicho un hombre más que decepcionado y hasta enojado como Rhett Butler a la implorante Scarlett O’Hara.

Creo que, más bien, lo que Rhett le dijo a Scarlett fue bastante más vulgar. En inglés, él expresó: “Frankly, my dear, I don't give a damn”. No hablo ese idioma, pero estoy seguro de que bien traducidas tales palabras significan: “Francamente, querida, me vale una chingada lo que hagas”.

Ayer en la mañana, Manuel Bartlett acusó a algunas empresas globales y a un grupo de ex funcionarios públicos mexicanos de haber perjudicado a la Comisión Federal de Electricidad.

El director de la CFE informó, en la mañanera de AMLO, que la empresa que dirige está obligada a pagar la renta de siete gasoductos que no han entrado en operación, a pesar de que han costado, desde 2015, 62 mil millones de pesos. 

Las compañías propietarias de tales gasoductos son Grupo Carso, IEnova y Transcanada. En su intervención, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que, por las buenas, se renegociarán los contratos que tienen estas empresas con la CFE.

Es una lástima que al menos una de tales compañías, Carso, del poderoso Carlos Slim, haya dicho en un comunicado que no va a renegociar nada, ya que la construcción que realiza de un gasoducto en el norte del país se frenó porque la obra se ha interrumpido en 16 tramos debido a factores que son responsabilidad del propio gobierno. Por ejemplo, dice Carso, en uno de los tramos el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes, de la Secretaría de Hacienda, no ha dado acceso a uno de sus terrenos para continuar con el trabajo. 

Carso, pues, pide “respetar” la ley y la adjudicación de la obra que se dio en una licitación pública internacional. Y no acepta nada que no sea exactamente eso.

Esto es, el ingeniero Slim se montó en Rhett Butler y ya le mandó decir al director de la CFE, licenciado Manuel Bartlett (al que le vio mañas de Scarlett O’Hara): “Francamente, querido, me vale una chingada lo que hagas”.

Si la cancelación de las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco, en las que también participaba Slim, se dio sin mayores protestas de los contratistas afectados, parece ser que los contratos de la CFE con algunas empresas no se renegociarán sin antes entrar en complicados litigios que el gobierno de López Obrador puede ganar, pero que también puede perder.