Hay un dicho como el que dice algo así: “si la vida te da un árbol de limones, haz de esos limones unas limonadas”, un refrán o un proverbio muy popular utilizado comúnmente para sobresalir ante situaciones de crisis –oportunidad-, o una forma de hacer ver las oportunidades que nos da la vida, y de las que en muchas ocasiones dejamos desperdiciar o pasar por estar quejándonos de barreras y prejuicios que uno mismo se pone en el camino.

Pero ahora ese aforismo popular ha fracasado, y es que con el precio máximo al que ha llegado un kilo de limones, saldrá muy caro estar repitiendo ese refrán continuamente. Sin embargo la oportunidad está para quien tenga un árbol de limones, pues nadie en su sano juicio se quedará sentado viendo cómo pasa la oportunidad para comercializar los pocos o muchos cítricos que le pueda dar su árbol. Como ya todos nos hemos enterado, ya sea porque lo que hemos visto en las noticias, porque hayamos ido al súper, o porque haya salido en las pláticas convencionales el tema de que el limón se estuviera vendiendo hasta en $60 pesos el kilogramo, algo así como $3 pesos cada fruto cítrico,  esto si consideramos un tamaño más pequeño que el de una pelota de pimpón y de que la báscula con el que se nos pesa el fruto no esté alterada.

El caso es que para todos lo absolutistas del libre mercado que nos dicen de las bondades que tiene el mercado para auto regularse ante sobresaltos que pudieran surgir en el intercambio comercial de la oferta y la demanda, hoy no ha resultado así para el caso de los limones, pues también se nos dice que será el propio mercado sin la intervención del Estado que hará su propio trabajo para restablecerse ante la carencia de un producto o servicio que haya tenido una mayor demanda en el mercado, y según la teoría del libre mercado, siempre habrá del otro lado un elemento económico que surgirá como una necesidad alternativa que compensará la excesiva demanda de un producto o servicio, y con ello se regulará por sí solo nuevamente la oferta y la demanda en el mercado.

A todo esto, olvidan muy frecuentemente los fundamentalistas del libre mercado que desde la historia de la humanidad han existido y seguirán existiendo agentes económicos que por su capacidad de producción, su nivel de tecnología, su madurez en el negocio y su diversificación, les dará los elementos suficientes para establecer reglas en el mercado por encima de sus competidores. Quien se atreva a decir que eso no existe hoy día, tendremos que refrescarle la memoria con nombrar sólo algunas empresas globales que marcan las reglas del mercado por encima de los demás competidores.

Los feligreses del ya difunto Milton Friedman profesan un  convencionalismo sobre la última crisis económica de 2008, la que también se le ha llamado como la Gran Recesión, causada por la utopía de la desregulación excesiva en el mercado, practicando una mayúscula disminución del Estado de que no intervenga para nada en la economía de una nación, y mucho menos en el mundo entero. Sin embargo, nuevamente fue el propio Estado quien tuvo que intervenir para contener el enorme desbalance originado por los excesos de una “libertad” económica mundial en los mercados.

Recordemos que el apóstol  Milton Friedman –lo de apóstol por su excesivo adoctrinamiento liberal- fue un férreo crítico no sólo en ideas, sino también en los hechos desde la Universidad de Chicago, como asesor económico en el gobierno del ex presidente Nixon, y su enorme influencia durante la dictadura del chileno Augusto Pinochet al utilizar a Chile como su laboratorio para sus pruebas teológicas. Duro crítico sobre la intervención que tuvo el Estado ante la Gran Depresión en los años 30’s, singular suceso económico que paradójicamente tuvo su inicio por la quiebra de algunos bancos de los Estados Unidos, hecho que originó en el New Deal impulsado por el ex presidente Roosevelt para dinamizar la economía de Norteamérica, y que por cierto, para el apóstol Friedman, fue un error mayúsculo la participación del Estado como agente impulsor en el dinamismo económico que necesitaba el pueblo norteamericano.

Hoy el Estado mexicano ha tenido que intervenir en la economía para regular el alza desmedida por acaparadores del “libre” mercado, y con ello poder equilibrar la oferta y la demanda, forzando a una disminución en el precio del limón en el mercado. Esta situación no ha sido un hecho aislado en México, ya sucedió con el alza en el pollo y con el huevo. Lo peor de todo esto, que siguen y seguirán existiendo acaparadores en el mercado, que generen desequilibrio para forzar el alza en los precios y verse ampliamente beneficiados unos pocos, y como siempre sucede en la “libertad de mercado”, ocurre a costilla de las mayorías.

El Apunte

Cuánto terror les produce a los ultraconservadores que exista un Estado rector y vigía de los intereses de un pueblo o de una nación, ¿no tanto se pregona la democracia como instrumento del pueblo?, ¿por qué entonces la economía se cierra a que exista un capitalismo de equilibrio social?