“¿Qué es en el fondo actuar, sino mentir? ¿Y qué es actuar bien, sino mentir convenciendo?”. No sé si esto verdaderamente lo dijo Laurence Olivier, pero en internet a él se atribuye la expresión. El hecho es que el actor miente porque finge ser otra persona. De ahí la defensa que hizo Víctor Trujillo ante la acusaciones de misoginia vulgar que ha recibido: “no soy el payaso Brozo, tan machista, acosador de mujeres, abusivo al manosearlas. Él es un personaje; yo, Víctor Trujillo, soy diferente, lo saben quienes me conocen”.

Más allá de que en la TV no solo Brozo tocaba a las mujeres y las ponía cabeza abajo —el propio Trujillo lo hacía también en cadena nacional, sin maquillaje y con su nombre y apellido—, aceptemos que Brozo no existe, que es solo un personaje de ficción, alguien inventado por Víctor Trujillo porque ese es su trabajo, es decir, una creación diseñada y llevada a la práctica para ganar dinero.

El actor actúa por gusto, sin duda, pero también porque le pagan. Al señor Trujillo no le ha ido mal vendiendo a Brozo en los medios de comunicación. Me pregunto quién paga sus actuaciones en su nueva etapa, la actual: la de politólogo que ya no se hace acompañar de mujeres semidesnudas, sino de Carlos Loret de Mola, un periodista bastante metrosexual —¿se sigue usando este término para nombrar a los hombres que se visten a la moda?—.

El Brozo de hoy, que es el mismo payaso de su reciente pasado misógino, sigue siendo un personaje de don Víctor Trujillo. A aquel Brozo machista le pagaban los medios por sus actuaciones. ¿Quién le paga al Brozo de nuestros días? Respuesta: los mismos que financian el sitio de internet de Loret de Mola, una de las pocas empresas mediáticas con dinero suficiente para contratar comunicadores de todo tipo.

Como no es ese un negocio rentable y no parece que vaya a serlo dadas las condiciones tan lamentables en las que se encuentra la industria mediática, cabe preguntarse además de quién paga las actuaciones de Brozo, para qué se gasta dinero en eso; que no debe ser poco dinero ya que Víctor Trujillo, hombre exitoso, se cotiza en lo alto.

La primera pregunta seguirá siendo un misterio si Loret y Brozo no exigen a la empresa que los ha contratado transparentar el origen de sus recursos, lo que deberían hacer no por una obligación legal, sino por un elemental deber ético.

La segunda pregunta solo admite una respuesta: las actuales actuaciones de Brozo las pagan a Víctor Trujillo personas interesadas en combatir al gobierno de López Obrador. Esto es clarísimo.