En un diálogo en La Vanguardia, de Barcelona, el filósofo Javier Gomá dijo que “la palabra que más repite Don Quijote cuando se describe a sí mismo es ‘comedimiento’…”.

Don Quijote, en efecto, “en todo era comedido y cortés caballero”. Por ejemplo, le dijo a Sancho: “Considérame impreso en historias, famoso en las armas, comedido en mis acciones, respetado de príncipes”.

En etimologias.dechile.net se explica que “comedir viene del latín commetiri… Significa ‘medir en su conjunto, confrontar o cotejar medidas’, de donde a la larga la idea de ‘moderar algo para ajustarse a la medida de otra cosa o de la circunstancia’…”.

Comedimiento, en efecto, significa moderación, educación, urbanidad.

Si algo ha distinguido al presidente López Obrador es su comedimiento. Él es una persona absolutamente prudente, incapaz de alzar la voz para hacer sentir mal a nadie.

Hoy martes narra Carlos Loret de Mola una historia que me niego a creer —“El feo regaño de AMLO a dos del gabinete”—.

Según Loret, el presidente AMLO regañó y aun humilló de fea manera a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, porque esta se había reunido con el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León. Después, siempre en la historia contada por el columnista de El Universal, también “se le fue encima” a Alfonso Romo por haber hecho lo mismo que la exministra de la Suprema Corte.

Pienso que Carlos Loret no ha dicho la verdad porque Andrés Manuel no es así. Y si acaso las cosas ocurrieron como las cuenta el colaborador de El Universal, estoy seguro de que AMLO rápidamente se disculpó con Olga y Alfonso. Me consta que el presidente de México es lo suficientemente educado no solo para admitir sus errores, sino aun para hacerlo saber a quienes en un mal momento haya podido lastimar.

En otra entrevista, en el diario madrileño ABC, el citado Javier Gomá dijo que la “la ejemplaridad debe ser un ideal de dignidad, no un aparato de linchamiento”.

Andrés Manuel ha sido ejemplar por su comportamiento digno y afable. Tanta gente importante lo aprecia, lo respeta y lo sigue en su movimiento político porque ha recibido durante años, del ahora presidente de México, siempre un trato cortés.

Se entiende —no podría esperarse otra cosa— que sea duro en el debate con sus rivales políticos.

No comprendo por qué Andrés Manuel no ha sido amable con las mujeres que protestan. Si votaron hace dos años, cruzaron con lápiz en la boleta el logo de Morena. Si no acudieron a las urnas se debe a algunas son ejemplarmente anarquistas, pero otras simplemente a que son demasiado jóvenes.

Decir que las manipulan los partidos de oposición las ofende y las hace más violentas. Quizá Andrés Manuel, por el exceso de trabajo, no se ha dado cuenta de que las lastima con ciertas opiniones. Tendrá que disculparse con ellas, tan agraviadas en sus barrios, sus escuelas o sus centros de trabajo solo por ser mujeres en un país estúpidamente machista.

No todas las opiniones son legítimas. En la entrevista que en la Vanguardia hicieron a Javier Gomá, el periodista también entrevistó —era algo así como un diálogo— a otro filósofo, José Antonio Marina.

Este dijo: “Todas las personas que opinan son respetables, pero las opiniones no. Un profesor de matemáticas no puede acogerse a la libertad de expresión para enseñar a los niños que dos más dos son cinco”.

Decir que a las feministas las manipulan grupos de la derecha conservadora —o llamarlas fakeministas o feminazis, como han hecho en redes sociales tantos simpatizantes de la 4T— es algo tan falso como expresar que dos más dos son cinco.

En el mencionado diálogo en La Vanguardia el filósofo Gomás diagnosticó que 2021 —para Barcelona, pero quizá también para México, tal como lo estamos viendo— “va a ser el año del estallido social”.

¿Por qué llegará el estallido?

√ “Porque la pandemia ha producido un dolor sin precedentes en todo Occidente”.

√ “Pero aún no nos hemos hecho cargo de ese dolor por un sentimiento muy profundo que lo deja en latencia: el sentimiento del pánico”.

√ “Cuando estás atrapado por el pánico porque puedes morir tú o tu madre o tu hijo, o se arruina tu negocio, todavía eres capaz de inhibir ese malestar, esa indignación y esa angustia profunda”.

√ “Paradójicamente, a medida que vayamos venciendo al virus y se desvanezcan las nubes que antes nos cerraban los ojos y nos impedían ver la magnitud de los destrozos, entonces el estallido social será más grande”.

Las mujeres mexicanas no resisten más. Ya la pasaban muy mal antes de la pandemia. Después de la tragedia del coronavirus, están todavía en peor situación.

Debemos todos tratar de que la revolución feminista en México tenga un desenlace positivo. Mucho ayudará el presidente de nuestro país a que así ocurra si cambia su discurso y da el ejemplo para que sus seguidores dejen de insultar a las mujeres que con toda razón se violentan.

El simple hecho de entender, en su propia lógica, no en la de AMLO, al feminismo violento, en mucho ayudará a darle un cauce correcto a tal movimiento, invencible desde mi punto de vista, pero necesitado de toda la comprensión del más honesto dirigente político que ha habido en México en muchas décadas.