Felipe González (Sevilla, 1942), socialista, fue presidente del gobierno de España durante 14 años ininterrumpidos. De él siempre se ha dicho que tiene una ‘buena cabeza política’. Y efectivamente, Felipe González es ante todo un político y ese es su punto de vista, la manera en la que mira al mundo.

Soledad Gallego-Díaz (Madrid, 1951), directora de El País

Héctor Aguilar Camín tuvo “el privilegio de escuchar en Madrid, hace unos días, en una comida de amigos” la reflexión del ex presidente español Felipe González —“fruto de una larga conversación” con la directora de El País, Soledad Gallego-Díaz— que el pasado fin de semana publicó ese diario.

Como no soy amigo de Aguilar Camín ni de González —tampoco de la señora Gallego-Díaz— no se me invitó a la comida. Ni hablar.

He tenido entonces que conformarme con un privilegio todavía mayor: leer como cualquier persona las reflexiones del ex presidente González.

Coincido con Aguilar Camín: “Es una lectura obligada, inspiradora”. El colaborador de Milenio ya le dedicó dos columnas a los argumentos de Felipe González, que desde luego son interesantes.

En el periódico propiedad de otro González —don Pancho, pintoresco empresario regiomontano que ha construido un buen grupo mediático—, el intelectual Aguilar Camín destaca del análisis de Felipe el hecho de que sobran países cuyos gobiernos no respetan las reglas, lo que pone en riesgo a la democracia.

Es verdad, Aguilar Camín interpreta correctamente al ex presidente González al decir que “nadie se muestra más incómodo con esas reglas" que el presidente Trump. Resulta lamentable que la Unión Europea, como dice González, esté “trufada de miembros que no están dispuestos a respetar las reglas”.

Felipe González no hace concesiones a ningún político decidido a romper las reglas del juego. Menciona al norteamericano Trump, al británico Johnson, al italiano Salvini, al brasileño Bolsonaro, al chino Xi Jinping y sin pronunciar su nombre al  gobernante de Hungría.

El español González no incluye en ese club al mexicano López Obrador.

Y no lo incluye porque Felipe tiene la mejor opinión de Andrés Manuel. En mayo, el ex presidente del gobierno de España dijo que no cree que el presidente López Obrador sea "ni de izquierda ni autoritario: más bien socialdemócrata”.

¿El presidente López Obrador respeta las reglas? Es una pregunta a la que Felipe González no responde. Pero el hecho de no sumarlo al club de los gobernantes que no lo hacen, podría interpretarse como un sí: sí, AMLO respeta las reglas. No quiere romper ninguna, sino nada más cambiar algunas, lo que en democracia es perfectamente legítimo.

Tiene razón Aguilar Camín, interpreta adecuadamente a González al apuntar que ningún gobernante tiene el derecho de "atropellar las reglas vigentes, o saltárselas”.

Nada, ni el apoyo popular por grande que sea, está por encima de las reglas del juego. Es verdad. Pero hay gobernantes que piensan otra cosa. Felipe González los cita claramente en su reflexión.

Desde luego, como el propio ex presidente español precisa, “las reglas del juego que hemos aceptado se pueden cambiar, pero por los procedimientos previstos para el cambio… Incluso para cambiarlas, tienen que ser respetados los mecanismos previstos”.

Es lo que hizo Peña Nieto el pasado sexenio en México: con sus reformas estructurales cambió las reglas. Con alianzas construyó una mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores y modificó todo lo que quiso nuestra Constitución. Eso es lo que ha hecho Andrés Manuel: apoyado en la mayoría legislativa de su partido y aun en ciertas alianzas menores ha cambiado algunas reglas para adaptarlas a la lógica de la 4T.

Aguilar Camín piensa otra cosa. Este columnista de Milenio opina que AMLO se salta las reglas: “¿Suena familiar este asunto de saltarse las reglas? Es porque está sucediendo aquí también, como en el mundo”.

Así termina la columna de este martes de Héctor Aguilar Camín. Es su punto de vista y se respeta. Pero después de dos artículos dedicados totalmente a las reflexiones de Felipe González, solo puede decirse que el colaborador de Milenio engaña al lector con la conclusión de que “aquí también, como en el mundo” el gobierno se salta las reglas.

El engaño está en que, obviamente, quien no leyó al ex presidente español en El País pensará que este personaje así lo dijo en su charla con Soledad Gallego-Díaz y en la “comida de amigos” en la que tuvo el privilegio de estar Aguilar Camín.

Supongo que en la “comida de amigos” estaban permitidas las preguntas. El columnista de Milenio pudo haber preguntado a González por qué no incluía a López Obrador en el club de los que se saltan las reglas. Especulo que no lo hizo para no escuchar lo que Aguilar Camín no desea escuchar ni tampoco creer: que Andrés Manuel, más allá de algunas expresiones polémicas, no ha quebrado ninguna regla.

Es clarísimo que el señor Aguilar Camín y quienes participan en su revista, Nexos, trabajan para desprestigiar a AMLO. Quizá lo hacen por razones ideológicas, quizá porque el gobierno ya no les favorece con arreglos comerciales. Lo que sea, tienen derecho a promover la campaña de descrédito que se les pegue la gana.

Lo que no se vale es utilizar indebidamente la reflexión de una personalidad mayor de la política global para las grillas muy personales del señor Aguilar Camín.