Recibí este correo electrónico:

“Hoy (ayer jueves) se anuncia que el maestro Armando Manzanero tiene covid. Es probable que, por las fechas, el contagio se haya dado el viernes pasado en la inauguración de la Casa Manzanero en Mérida. ¿No podrían haber pospuesto la ceremonia tanto el gobernador panista de Yucatán (Vila) como el secretario de Turismo federal (Torruco), quien tuvo covid?”.

Vi un video del evento, y creo que más o menos se respetó la sana distancia, además de que todos los asistentes traían cubrebocas. Pero…

La cenita

Después de tales acontecimientos político/sociales se acostumbra que cenen o coman algunas de las personas más relevantes. Para brindar, celebrar el éxito.

No sé si el gobernador Mauricio Vila y el secretario Miguel Torruco invitaron al gran compositor a convivir al terminar la inauguración de la Casa Manzanero. Probablemente sí; raro sería que no lo hubiesen hecho.

Si hubo cena o comida, además del gobernador, del secretario de Turismo y de Manzanero, como mínimo también fueron convocados algunos invitados especiales, como Laura Elena Villa, esposa del artista; los cantantes Carlos Cuevas y Jorge Muñiz, y Francisco Fernández Alonso, presidente de la Cámara de Restaurantes.

He mencionado siete personas, pero es probable que la mayoría llevara a un acompañante. Unos 15 asistentes al evento con mucha probabilidad, después del mismo, se reunieron a convivir. Y si sumamos los meseros y quizá algún trío yucateco (lo menos que merece Manzanero), el número podría elevarse hasta unos 20 amigos brindando felices por el éxito de la inauguración.

En ese escenario, excepto los meseros, probablemente todos los invitados hicieron las mascarillas a un lado. No se puede comer —mucho menos beber— con la boca tapada.

Las reuniones no matan, pero sí el maldito virus que ahí se contagia

No sé si lo anterior ocurrió. Pero el hecho es que las reuniones a comer o cenar con los amigos no se han suspendido. Todos hemos estado en alguna, esto es, todos hemos sido irresponsables. Yo lo he sido, y me he equivocado.

El hecho es que Armando Manzanero se contagió conviviendo con gente días u horas antes o después del evento del pasado viernes, pero bien pudo haber ocurrido precisamente ese día.

No hemos entendido que el número de contagiados —y hospitalizados e inclusive muertos— ha crecido bastante, fundamentalmente por causa las reuniones de amigos o familiares.

No hemos querido escuchar a los líderes más sensatos de todas partes, como la alemana Angela Merkel, extraordinaria mujer; el señor Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana en España, o aquí en la capital de México la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, quienes con admirable tenacidad repiten y repiten —y repiten y repiten y repiten, predicando en el desierto, al menos en nuestro país— que tengamos cuidado, esto es: (i) que nuestras reuniones duren como máximo un par de horas, (ii) que los grupos sean muy pequeños (de menos de diez personas), (iii) en habitaciones ventiladas, (iv) pero de preferencia al aire libre y, si se puede, (v) sin comer —o sin los grandiosos banquetes de la vieja normalidad— para no quitarnos el cubrebocas más tiempo del debido, o de plano (vi) con algunos de los asistentes absteniéndose de comer para no amontonarse en la mesa y esperar a la familia en el patio o el jardín para dar por concluida la celebración.

TV Azteca

Duele ver en las redes sociales a personas tan inteligentes e informadas como el empresario Ricard Salinas Pliego presumir sus fiestas multitudinarias, en locales cerrados y sin cubrebocas.

Lo peor, indigna ver sentados alrededor de la enorme mesa a periodistas tan críticos de las autoridades porque estas, dicen los columnistas, supuestamente no hacen nada para prevenir los contagios. Es el caso del periodista Manuel López San Martín, quien en redes sociales no deja de cuestionar al gobierno de la CDMX porque la pandemia sigue avanzando. Y más va a avanzar si comentócratas como él no dejan pasar la oportunidad de irse de francachela a la primera invitación, como la que seguramente recibió de parte del equipo de relaciones públicas del dueño de TV Azteca. Porque no creo que Salinas Pliego en persona lo haya hecho; no es López San Martín todavía figura de primer nivel.

El columnista sin sana distancia ni cubrebocas

Se vale actuar con responsabilidad

Ojalá entendamos que debemos cuidarnos. Pienso que el gobierno federal debió habernos obligado a permanecer aislados. Andrés Manuel López Obrador decidió no hacerlo porque confía en la responsabilidad de los mexicanos. Ni hablar, fue lo que consideró el presidente que debía hacer y se respeta. Para eso lo elegimos. Lo único que nos queda a los ciudadanos es demostrar que podemos ser lo que probablemente nunca hemos sido: personas serias que entendemos la lógica de decir NO a las reuniones sociales, al menos a las de más de 10 personas, de larga duración, todos amontonados a la mesa y sin cubrebocas.

Celebremos la Navidad, pero con responsabilidad. No tenemos por qué comer todos al mismo tiempo. Y no será complicado hacernos a la idea de estar poco solo una hora en la mesa, para irnos de inmediato al patio o al jardín. ¿Y si hace frío? Mejor, así más rápido nos retiramos a nuestras casas y dejamos de contagiar a las personas que queremos.