Me gustó el artículo de este 27 de diciembre de Javier Treviño (“AMLO tendrá tres adversarios en 2021”). El analista habla de los silos, los celos y el círculo íntimo. No son desde luego rivales menores y ninguno es externo. Los enemigos están en casa, no hay la menor duda.

Cualquiera de los tres, por sí solo, podría destruir el proyecto político del presidente AMLO, pero si se presentaran al mismo tiempo—y tristemente es alta la probabilidad de este evento—, la aniquilación sería tan rápida como brutal.

Andrés Manuel debería leer el escrito de Javier; también tendrían que hacerlo, y actuar con base al diagnóstico, quienes integran el equipo cercano al gobernante de México, ya que de estas personas depende que desaparezcan los silos y los celos y, sobre todo, que el grupo en que AMLO se apoya para tomar las grandes decisiones funcione cohesionado y pensando no en el beneficio o las ambiciones individuales, sino en la idea de transformación lopezobradorista como un todo.

Tienen la palabra, como lo expresa el articulista, quienes por lealtad probada se han mantenido durante años en el círculo íntimo del presidente AMLO (Octavio Romero, Julio Scherer, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Jesús Ramírez), así como los recién llegados por la pandemia (Hugo López-Gatell, Jorge Alcocer Varela). O cumple cada uno su función sin celos ni envidias y apoyando al resto del grupo —lo que hasta el momento parece no haber ocurrido— o no habrá futuro para la 4T.

Aquí la columna de Treviño, un estudioso que ha leído suficientemente sobre el tema y que ha colaborado en grandes organizaciones públicas y privadas, donde ha visto todo el daño que pueden hacer los silos, los celos y la obsesión por estar en el círculo íntimo.