Lo que sí...
√ El Estado mexicano debe promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de los ciudadanos y las ciudadanas.
√ El presidente López Obrador lo ha hecho extraordinariamente bien, sobre todo en lo relacionado con mejorar las condiciones de vida de demasiados millones de personas pobres que habían vivido en un abandono criminal.
√ Tal tarea ha implicado el más serio y responsable combate a la corrupción de la historia, lo que ha llevado a la pérdida de enormes privilegios de grupos de poder, a saber:
(i) empresarios, empresarias sin vocación para progresar en un ambiente de competencia;
(ii) propietarios de medios de comunicación y, también, decenas de columnistas;
(iii) políticos que habían estado en el poder durante décadas, es decir, gente influyente tanto en los gobiernos del PRI como en los del PAN;
(iv) economistas de una sola escuela de pensamiento —e inclusive de una sola institución universitaria—, que se habían convertido en verdaderos tiranos del sector empresarial, y
(v) contadores y abogados fiscalistas hábiles para ofrecer recetas contra el pago de impuestos, pero no por estudiosos o excesivamente inteligentes, sino porque estaban al servicio de los políticos y los economistas que hacían las leyes tributarias.
El presidente más criticado y el que más insultos ha recibido
√ Una transformación tan profunda ha provocado una fuerte reacción en contra, que se había manifestado, hasta antes del arranque del proceso electoral de 2021, en la forma de brutales criticas y de demasiados y muy vulgares insultos en contra del presidente López Obrador en los medios de comunicación y en las redes sociales, y que ahora, ya entrando en la competencia electoral para la renovación de la Cámara de Diputados y de 15 gubernaturas, se expresa como una alianza impensable en los anteriores sexenios, la del PRI y el PAN, además abiertamente apoyados por figuras del sector empresarial que han destacado por sus actitudes de plano fascistas, como Gustavo de Hoyos y Claudio X. Gonzalez.
√ Que Andrés Manuel sea el presidente más criticado y que más insultos haya recibido en la historia, habla bien de su gobierno, de la libertad absoluta que ahora existe en México y que no conocimos en el pasado.
√ La otra cara de esa libertad es la irresponsabilidad que ha llevado a que no solo se cuestione y ofenda a AMLO, sino también a su familia, sobre todo a su esposa y aun a su hijo menor de edad. Un precio sin duda elevado el que está pagando el presidente de México por realizar un cambio político de tan grandes dimensiones respetando e inclusive protegiendo en todo momento las libertades de sus rivales.
Lo que no...
√ No estoy de acuerdo en la insistencia de Andrés Manuel en que el neoliberalismo es lo peor que puede conocer una sociedad. Habría que partir de una definición de un concepto muy poco claro. Como cada quien tiene la suya, y por lo visto ninguna coincide con las otras, va la mía:
√ La libertad económica, la competencia y la libre empresa son fundamentales para el progreso, pero siempre y cuando coexistan con un Estado muy fuerte, pero al mismo tiempo poco intervencionista en el mercado.
√ En la economía las decisiones deben tomarles básicamente las personas, que son racionales al comprar y vender.
√ En términos de políticas públicas —que entiendo es una expresión, políticas públicas, que no le gusta al presidente López Obrador— el Estado debe garantizar el avance de las empresas privadas apoyándolas cuando sea necesario hacerlo. Por ejemplo, como ha ocurrido en algunos países, financiando procesos de investigación para desarrollar y fabricar vacunas.
√ Algunos analistas equivocadamente piensan que no fue la ciencia neoliberal, sino cierta ciencia estatista, la del mérito por las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, dado que estas compañías recibieron fondos públicos para la investigación —conste, los inversionistas también arriesgaron su propio dinero y aun recibieron apoyo financiero de fundaciones privadas—.
√ Tales analistas no van a la esencia del asunto. El esquema para el desarrollo de las vacunas no pudo ser más neoliberal, ya que al margen de las condiciones en que fueron entregados a los inversionistas recursos públicos, lo cierto es que la ganancia, que empieza a ser enorme, será de los empresarios y de los científicos, a quienes les sobrarán recursos para devolver cualquier apoyo que hayan recibido de gobiernos, de bancos —si acaso recurrieron al crédito privado— y hasta de fundaciones.
√ Los Estados, sin duda, cumplen con su deber al apoyar a las empresas en las emergencias sanitarias, tanto como podrían cumplirlo —en opinión de algunos gobernantes, no en la mía— al pactar con otras corporaciones desarrollos de armamento sofisticado.
√ Nada fue más neoliberal que entregar recursos, durante los confinamientos de 2020, a numerosas empresas pequeñas sin capacidad para resistir el cierre obligado por el coronavirus.
√ Pero que las empresas se beneficien por colaborar respetando las leyes y sin corrupción con los gobiernos, no elimina la necesidad de que el Estado corrija deficiencias del mercado donde estas se presenten y, además, que invierta en temas que no despiertan el interés de los inversionistas privados por su escasa rentabilidad económica en el corto plazo, como la protección del medio ambiente, los esquemas de seguridad pública, la lucha contra la pobreza en todas sus manifestaciones y el garantizar sistemas de salud y educación para quienes no puedan pagar ni escuelas ni hospitales privados.
Aquí llegamos al tema de las vacunas y la participación de las empresas privadas
√ Las vacunas las ha desarrollado, en tiempo récord, la ciencia neoliberal —concepto que utilizo desde hace días como una manera de cuestionar a la directora del Conacyt, quien decidió desaparecerla por decreto—.
√ Es ciencia neoliberal porque los investigadores y los inversionistas que han desarrollado las vacunas lo hicieron en buena medida para ganar dinero. Puede molestar decirlo con tal claridad, pero es la verdad.
√ Empresarios y científicos, por más que hayan recibido fondos públicos y de fundaciones privadas, se entregaron al desarrollo de las vacunas, desde luego buscando el bien común, pero fundamentalmente porque vieron una enorme oportunidad de negocio, y la aprovecharon.
√ Tales científicos y empresarios van a salir inmensamente ricos de la pandemia. Y qué bueno que así sea. Lo mejor de todo, con el apoyo de fuertes gobiernos neoliberales, como el de Alemania y el de Estados Unidos, pero también de organizaciones filantrópicas, que solo existen en el capitalismo.
√ Me preocupa que tengamos tan pocas vacunas en México. Han llegado menos de 50 mil.
√ Valdría la pena que esta vez López-Gatell hiciera las comparaciones por millón de habitantes que ha hecho con otros países para demostrar, según él, que a los mexicanos no nos ha ido tan mal en la pandemia.
√ 50 mil vacunas —las primeras entregas para una sociedad de más de 120 millones de habitantes— contra, por poner un caso, 300 mil que fue la primera entrega para España, donde viven 46 millones de personas. ¿Vamos realmente bien?
√ Ello al margen de absurdos triunfalismos como el de Marcelo Ebrard, quien insiste en decir que la vacuna es el principio del fin de la pandemia — Wittgenstein diría: señor canciller, de lo que no se puede hablar mejor es callarse—. Así no son las cosas; podría Ebrard consultar a los doctores Jorge Alcocer Varela y Hugo López-Gatell, quienes le explicarían que, vacuna o no, hay pandemia para rato y que, ni hablar, las expresiones de ingenuo optimismo perjudican en vez de ayudar, ya que llevan a la gente a confiarse y a no respetar las medidas de protección.
√ Pues bien, Marcelo ha dicho que a finales de enero llegarán a México un millón de vacunas. Y que tiempo después —un después que ni el optimista Ebrard se atreve a precisar— sumaremos 35 millones de vacunas.
√ 35 millones son en realidad 17 millones de dosis, ya que la gente debe inyectarse dos veces. Demasiado poco inclusive si se cumple un pronóstico tan irreal, dadas las limitaciones presupuestales de la 4T.
√ La pregunta que me hago es la de por qué no se permite a las empresas privadas, coordinadas y hasta controladas por la Secretaría de Salud, pagar las vacunas para sus trabajadores.
√ Unos dos millones de mexicanos podrían hacerlo de esta manera.Y otra cantidad importante podría vacunarse acudiendo a hospitales privados pagando por sus piquetes.
√ Entiendo que el gobierno no quiere perder el control de un proyecto que se considera de seguridad nacional. Pero la verdad de las cosas es que el gobierno no perdería nada si actuara como regulador enérgico.
√ Ello representaría para la 4T una ayuda económica importante, de cientos de millones de dólares.
√ Si no se permite la participación de instituciones privadas, en los tiempos en que sea posible hacerlo, se debe a un prejuicio ideológico contra el neoliberalismo, que nomás no viene al caso.
√ No debería olvidar el presidente López Obrador que las vacunas que ha adquirido el gobierno de México fueron diseñadas, desarrolladas y fabricadas por dos empresas privadas, una alemana y otra estadounidense, países ambos con gobiernos muy fuertes que no dudan en financiar a los empresarios cuando deben hacerlo.
√ En unos meses en Estados Unidos, en cuanto concluya la campaña de vacunación de personas vulnerables, se permitirá que las cadenas de farmacias, que cuentan con miles de puntos de venta, vacunen a quien quiera pagar por protegerse del virus.
√ Con ello ganarán los dueños de las farmacias, seguirán ganando los propietarios y científicos de las empresas Pfizer-BioNTech y Moderna y ganará el erario de Estados Unidos porque ahorrará bastante dinero al no dar gratis el producto a varios millones de ciudadanos que preferirán acudir a los servicios privados de salud.
Es lo que pienso, puedo estar equivocado
√ En efecto, quizá no tengo la razón, pero quizá quienes se equivocan sean los funcionarios del gobierno de la 4T.
√ En cualquier caso me gustaría que el tema lo analizaran con seriedad en el gabinete del presidente López Obrador, para que este hombre, quien tiene la última palabra —le dimos nuestros votos en 2018 y él manda— tuviera mejores elementos para tomar la decisión que considere más adecuada.
√ Lo que Andrés Manuel decida se hará, no hay duda. Pero tengo mi opinión y no creo que puedan refutarla., ¿o sí?