“¡Viva México, hijo de tu puta madre!”. 

Grito de los mexicanos a Donald Trump

Independence Day. Mañana”. Así, en inglés y en español. Es el aviso que mi computadora me dio desde que la encendí temprano esta mañana del 15 de septiembre.

Si bien mi ordenador está perfectamente ajustado —por así decirlo— para que todo se desarrolle en castellano, al final hace lo que se le pega la gana y se expresa en inglés porque, ni hablar, tanto la máquina como los programas y la inmensa mayoría de las páginas de internet que consulto se han desarrollado en Estados Unidos.

Independientes, independientes, absolutamente independientes no somos. Lo seremos cuando logremos generar tecnología. No pienso en la autarquía, sino en simplemente no depender en exceso de lo que se hace en el extranjero.

Andrés Manuel ha dicho que una de sus metas es la autosuficiencia alimentaria, de ahí que haya puesto en marcha el pago de precios de garantía a productos básicos. Otro de los objetivos fundamentales de la 4T es la autosuficiencia energética, y por lo tanto se ha decidido gastar muchísimo dinero en la refinería de Dos Bocas, Tabasco.

Aplaudo tales proyectos. Pero, ¿y la autosuficiencia tecnológica? Estamos obligados como sociedad a ir, a la brevedad posible, mucho más lejos del “¡Viva México, hijo de tu puta madre!”

Contra la universidad masificada

Lo único que podrá mejorar nuestra lamentable situación en ciencia y tecnología es la excelencia en las universidades mexicanas, públicas y privadas. Pero en vez de promoverla reforzando las restricciones de ingreso a los institutos de enseñanza superior, el presidente de México —en forma absolutamente equivocada— propone eliminar los exámenes de admisión.

AMLO no ha hecho nada en ese sentido, pero preocupa su intención de masificar todavía más a las universidades.

Las disciplinas científicas y tecnológicas , como las deportivas de alto rendimiento, son exclusivas para los más aptos.

Los que no puedan con las exigencias atléticas severas, que no lo intenten; en vez de ello que vayan al gimnasio un rato cada mañana, se suban a la bicicleta sábados y domingo,  participen en maratones masivos los más serios, y que les aprovecho.

De la misma manera, los muchachos que no entiendan matemáticas avanzadas o no hayan construido por sí mismos una cultura sobresaliente, que vayan y se preparen en escuelas de menor nivel para desempeñar oficios intelectualmente poco exigentes o bien se inscriban como aprendices en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro.

Andrés Manuel tiene otros gritos

Exactamente veinte según dijo él mismo. Los escucharemos durante la ceremonia del Grito de esta noche.

La gente se pregunta si incluirá los siguientes alaridos que han sido la banda sonora de del desenvolvimiento de la sociedad mexicana desde el arranque del sexenio de Calderón: los gritos de los cientos de miles de asesinados desde ese periodo, cuando México se metió a una guerra absurda que hemos perdido y cuyas consecuencias terribles seguimos sufriendo; los gritos de los muchos, demasiados mexicanos secuestrados; los gritos de las mujeres muertas, violadas, desaparecidas y ofendidas porque hay funcionarios que las llaman “nalguitas” y “pirujas” sin recibir ningún castigo.

De todo corazón deseo que el presidente López Obrador no olvide los gritos de dolor de los mexicanos y mexicanas que más han sufrido.

¿Y el grito de la ciencia y la tecnología?

Andrés Manuel ha anunciado que gritará más de lo acostumbrado. Se entiende, los retos son enormes. ¿Lanzará vivas a la necesidad que tiene México de hacer más competitivas, por lo tanto más exigentes, a nuestras universidades? Ojalá, aunque no sea popular hacerlo.