Muy molesto el presidente López Obrador. En la mañanera de este viernes, sí. Más que molesto, enojado. Con el titular de de la Auditoria Superior de la Federación, David Colmenares Páramo, pero también —y creo que muy espacialmente— con algunos periodistas mexicanos y con los medios de comunicación en los que colaboran.

El siguiente tuit del portavoz del presidente AMLO, Jesús Ramírez, explica muy bien lo que pasó:

Muchas veces he dicho que sobran empresas mediáticas y periodistas, sobre todo columnistas, que no cuestiona con objetividad, sino insultan y aun calumnian a Andrés Manuel. En esta ocasión no es el caso. No son culpables los profesionales del periodismo del inadecuado y aun falso informe de la ASF sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Simple y sencillamente repitieron —algunos con desapasionada serenidad, otros con vulgares burlas dirigidas a AMLO y la 4T— lo que dio a conocer la Auditoria Superior de la Federación.

Si hay un responsable de lo que pasó, es el auditor Colmenares Páramo, no la gente que participa en los medios de comunicación. Aunque esta persona reconoció su error, el presidente López Obrador decidió no dejar pasar una falta que dañó la imagen de su gobierno, de ahí que haya solicitado a la Cámara de Diputados investigar a la ASF y a su titular. No dudo que pronto David Colmenares renuncie. Porque si indaga a fondo acerca de su trabajo, podría encontrarse —se ha comentado bastante— que hay corrupción en la Auditoria Superior. Ya se verá si se va por su propio pie o si espera a que lo echen con la posibilidad de que se le sancione inclusive por la vía penal.

Es muy delicado que el auditor de la federación mienta o realice tan mal su trabajo. Esto es algo que se presta a toda clase de enredos administrativos o políticos y hasta podría deberse a un acto de corrupción, como tantos que todavía se presentan en el sector gobierno —la 4T ha intentado higienizar la vida pública mexicana, pero está lejos de haber cumplido cabalmente el objetivo—. Lo cierto es que hay un villano en esta historia, el auditor Colmenares, nadie más.

No merecía la prensa mexicana el reproche presidencial. Esta vez no. Sin duda, con excepciones, nuestra prensa ha sido muy corrupta o ha realizado su trabajo motivada por el fanatismo antiAMLO, pero ya deberían el presidente de México y su vocero dejar de meter en el mismo costal a los buenos y a los malos.

No vale la pena insistir en mezclar a periodistas y medios honestos, con los que se puede estar o no de acuerdo —Gómez Leyva, Maerker, Aristegui, Televisa, Imagen, La Jornada, Reforma—, con gente y empresas mediáticas que se lanzan contra AMLO nada más para defender intereses o, en el mejor de los casos, por fanatismos ideológicos, como Loret, Brozo, Zuckermann, Silva-Herzog Márquez, Animal Político, Etcétera, El Financiero.

Esta vez ni siquiera los malos merecieron el regaño desde Palacio Nacional.