Después de mucho sufrimiento de las personas más prudentes e informadas de la población. Sufrimiento, sí, esto es, dolor, inclusive tortura por el luto evitable. Cuando parecía que no había esperanza para la sociedad mexicana, la gente sensata ha visto la luz al final del túnel. En lo relacionado con el covid, desde luego. Y no solo porque las vacunas pronto empezarán a llegar —gracias al eficaz trabajo de Marcelo Ebrard, ¡de quién más en el gabinete presidencial!—, sino porque claramente el presidente López Obrador ha dejado de atender las pésimas recomendaciones que en privado le hace el epidemiólogo López-Gatell.

Este médico con buen currículum y que fascina a tanta gente —ha influido en Andrés Manuel como nadie lo había hecho antes—, llegó al extremo de expresar sus disparates en público: “La fuerza del presidente López Obrador es moral, no de contagio”. “No hay evidencia científica acerca de la utilidad del cubrebocas”. “Es clara la tendencia de descenso (en la curva de contagios)”. “No creo que las pruebas sean obligatorias. Esto no significa que somos resistentes a las pruebas, las utilizaremos, pero de una manera cuidadosamente planificada”.

Por lo visto, sigue siendo cierta aquella frase de la Universidad de Salamanca: “Quod natura non dat, Salmantica non præstat”. O, aplicada a la crisis de covid en México, “La prudencia y la humildad que la naturaleza no otorgó a Gatell, la Universidad Johns Hopkins no se la pudo prestar”.

Ya sé que Andrés Manuel volverá a decir que López-Gatell es el científico más eminente del universo, pero ya no importa: el presidente de México, sin duda el líder en el que más creen, al que más respetan y más quieren decenas de millones de mexicanos y de mexicanas, ha decidido ignorar al Cantinflas que tiene en la subsecretaría de Salud para sumarse al llamado que a diario hace —sin los reflectores de Gatell— la gobernante local que en México parece haber tomado más en serio la pandemia, Claudia Sheinbaum.

La jefa de gobierno de la capital de nuestro país merece el mayor reconocimiento por no haber cedido a la tentación de grillar con el coronavirus. Sobran en el equipo de AMLO los que, convencidos de que Gatell se ha equivocado en mucho de lo que ha dicho y hecho, lo elogian porque Andrés Manuel tiene la falsa idea de que el subsecretario es un genio. Ya se sabe que en política pocos personajes se atreven a ir contra el pensamiento del Señor Presidente. En el presidencialismo mexicano, si un presidente dice bromeando que los elefantes vuelan, de inmediato los funcionarios con posgrados en Estados Unidos de inmediato elaboran tratados científicos para demostrar que siempre ha sido así, pero nadie había visto tal fenómeno.

Los nuevos ¡y absolutamente útiles! Diez Mandamientos

El Decálogo Covid del presidente López Obrador parece calcado casi totalmente de las conferencias de prensa de Claudia Sheinbaum:

1.- Si no tenemos nada verdaderamente importante que hacer, no salgamos a la calle.

2.- Si salimos a la calle guardemos siempre la sana distancia.

3.- Comuniquémonos por teléfono o por videollamadas con nuestros familiares y amigos.

4.- Estemos solo con los que habitamos la misma casa.

5.- No hagamos fiestas ni reuniones con familiares o amigos.

6.- Si presentas síntomas como dolor de garganta, tos, fiebre, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, habla de inmediato para recibir atención médica al 5658-11-11 en la Ciudad de México y al 911 en el resto del país.

7.- Si tienes síntomas procura hacerte la prueba, se están instalando kioscos con ese propósito en la Ciudad de México y en algunos estados del país.

8.- Acude pronto a la clínica, centro de salud o al hospital más cercano para atenderte, no te esperes, sobre todo si padeces de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes, obesidad, entre otras.

9.- Dejemos los regalos de Navidad para otro momento. Recuerda: regala afecto, no lo compres.

10.- Nosotros vamos a ampliar, sobre todo, aquí en la Ciudad de México, en estos días, el número de camas, equipos, enfermeras, doctores, para que a nadie le falte la atención médica especializada y de calidad, pero lo más importante es que no nos enfermemos. Es mejor prevenir que lamentar.

El Onceavo

En los Tres Mosqueteros el más famoso es el cuarto. Y nadie ignora que en cada versión de los Diez Mandamientos normalmente falta el onceavo —o undécimo, decimoprimero, décimo primero o quizá onceno; lo mismo da—.

Algunos dicen que el onceavo mandamiento es el de “no estorbar”, otros piensan que es el de “desconfiar de sí mismo y del prójimo”. En el caso del decálogo de AMLO sobre el covid el punto 11 tendría que ser una combinación de ambos significados más una recomendación universalmente aceptada, excepto por el doctor Gatell:

El Onceavo<br>11.- Usar el cubrebocas. El presidente de México, para dar el ejemplo, ya no se quitará la mascarilla ni al aire libre ni en locales cerrados. Por lo mismo públicamente se suplica al jefe de la estrategia sanitaria dejar de estorbar con sus cantinfleadas y decir la verdad en frases cortas y claras. Porque dados los resultados, catastróficos, el primer mandatario ha decidido, con autocrítica, desconfiar de sí mismo por no entender la razón que pudo llevarlo a confiar la eficacia del rockstar de la epidemiología.<br>

El Onceavo del Décalogo Presidencial Covid