Lo ha hecho su exdirector editorial Carlos Marín —“Vulgar uso político de las vacunas”, es la cabeza de su artículo—. ¿Cómo lo demuestra? En realidad, no lo hace. El columnista del diario propiedad de Francisco González parte de interpretar indebidamente el plan de vacunación del gobierno de México, para atribuir una intención electoral que no está en el pensamiento del presidente López Obrador. Personalmente creo que el plan de vacunación presenta fallas, pero no atribuibles a una inexistente politización.

Dice Marín en Milenio: Que “se pretenda vacunar contra la peste a los viejitos y viejitas en los mismos 10 mil centros donde hacen colas para que el gobierno de la 4T les reparta dinero es profundamente inmoral, y más durante el año de las elecciones más copiosas, complejas y reñidas de la historia”.

Mi comentario: No es inmoral. Creo que se trata de una estrategia insuficiente. Tal como está planteada la distribución del medicamento  no será posible inmunizar a decenas de millones de mexicanos y mexicanas. Se necesitaría la participación de la red de hospitales privados, de las cadenas de farmacias más calificadas y aun de empresas particulares de otros sectores con absoluta capacidad para enfrentar un reto tan grande. Claramente no se trata de un proyecto diseñado para favorecer a Morena, ya que implica riesgos enormes de que falle, y en este escenario —altamente probable—, el partido del presidente López Obrador saldría perjudicado, no beneficiado.

Dice Marín en Milenio: “Fácil comprender la magnitud del insensato Plan Nacional de Vacunación anunciado por el presidente de la República y su inexplicable mariscal antipandemia (de quien afirma: ‘No hay un funcionario en el mundo que tenga las características de Hugo López-Gatell’. ¡Y tiene toda la razón!)”.

Mi comentario: Sin duda es insensato el plan antipandemia, pero no por su presunta politización, sino por no incluir al sector privado, que cuenta con recursos de sobra para apoyar con eficiencia la campaña de inmunización en todo el país. Por lo demás, sin duda es verdad que “no hay un funcionario en el mundo que tenga las características de Hugo López-Gatell”, tal como lo dijo AMLO. En otros países son muy serios y no juegan a la politiquería los jefes de las distintas estrategias para luchar contra el covid. Algún día Andrés Manuel entenderá esta verdad. Ojalá entonces no sea demasiado tarde.

Dice Marín en Milenio: “La atención preventiva y curativa de la medicina pública en México nunca ha dependido ni estado relacionada con la política partidista. Fuera máscaras: que la vacuna se aplique también en las oficinas distritales de Morena”.

Mi comentario: Andrés Manuel López Obrador jamás usaría la salud del pueblo de México para lucrar políticamente con ella. Es un hombre decente que no actúa de esa manera. Menos aún lo haría con un plan de vacunación que, sin lugar a dudas, puede fracasar y, por tal motivo, generar oleadas de inconformidad. En el mejor de los casos, si el plan funcionara, las vacunas llegarían a la mayoría de la población bastantes meses después de las elecciones. Morena se metería en serios problemas si politizara la vacunación. Porque no habrá vacunas para todos antes del día de las votaciones. Y podría generar fuertes problemas —lo veo muy probable— improvisar a tantos especialistas para vacunar en todas los regiones de México. Insisto, las cosas serían más sencillas para el gobierno si permitiera a las empresas mexicanas más eficientes distribuir y aplicar las vacunas; ello en primer lugar porque seguramente lo harían con todo profesionalismo, y en segundo término porque si fallaran no sería culpa del gobierno; es decir, las quejas tendría que atenderlas el sector privado. Evidentemente será más sencillo para la oposición politizar la campaña de inmunización. El PRI y el PAN, lo mismo que sus gobernadores, podrán fácilmente armar esquemas de propaganda para convencer a sus ciudadanos de que la 4T solo vacuna a sus simpatizantes. Será una calumnia, pero electoralmente rentable. De hecho, es lo que ya hace Carlos Marín.

No es tonto el columnista de Milenio, pero por lo visto sí inmoral. Sabe que el riesgo del plan de vacunación no es su politización para favorecer a Morena, sino la decisión absolutamente absurda de no involucrar a las empresas privadas, que son muchas y han desarrollado organizaciones realmente de vanguardia tecnológica que operan en todo México. Esta es una crítica correcta. Lo otro, lo que hace Marín y también la oposición, es indecente. Digamos NO a la politización de algo fundamental para la vida de los mexicanos.